OPINIÓN
Todas y cada una de las iniciativas hacia el reconocimiento de derechos de las minorías sociales se convierten y provocan debates, pero en el de las personas trans* hay un auténtico ensañamiento.
Se trata de un ensañamiento acompañado de una falsa alarma social acompañado de informaciones y opiniones fuera de lugar y toda lógica aparte de una violencia verbal muy subida de tono que no hace más que dar argumentos a provocar actos de violencia hacia las personas trans* y por extensión también a todas las personas del espacio LGTBI. Y todo con el objetivo de que estas propuestas legislativas no vean nunca la luz, sean una estrategia parecida a la de Inglaterra en el hecho de que los movimientos contrarios a la legalización de las personas Trans* no exitoso por esta falsa alarma social creada.
La cuestión es la necesidad por este grupo mal llamados feministas de llevar el debate por donde no toca, las iniciativas legislativas no van a poner con cuestión derechos conquistados para el feminismo y ni de lejos hacer un borrado de las mujeres, lo que se pretende es legislar sobre las identidades de género de cómo las hacemos encajar dentro de nuestro sistema legislativo y que como sociedad democrática puedan gozar de derechos y también establecer sus correspondientes obligaciones.
Estamos ante personas que existen, que no son ni de lejos ninguna teoría, y que el hecho de existir fuera de lo normativo en lo que denominamos las disidencias de género comporta un malestar fortísimo para el cómo son tratadas, y no sólo en cuestiones registrales, que de por si es uno de los puntos importados y relevantes de las demandas, sino que también queda afectado en otros ámbitos, como también ocurre en otras minorías, somos una más, evidentemente.
Las problemáticas para lo que respecta a un derecho tan básico como el acceso al trabajo, el acceso a la vivienda, y el hecho de quedar totalmente con desamparo jurídico por no poder tener las documentaciones adecuadas a sus realidades son los efectos devastadores de la situación actual en que hay donde hay donde debe tener el debate y no desfocalizarlo en otra cuestión, dicho claro centrémonos en el debate y el porqué de la necesidad de una ley.
Especialmente preocupante resulta lo que no se quisiera incluir a las personas con identidades no binarias (N/B), y estamos hablando de identidades, y de respeto hacia estas personas que deben tener los mismos derechos reconocidos que todo el resto de ciudadanía.
Hay instalado un relato que parece que lo diferente, lo no normativo debe combatirse yendo completamente en dirección contraria a la evolución social que tenemos hoy en día, provocando con estas formas de hacer, una sociedad descompensada, no plural, y poco democrática.
¿Es esto lo que se quiere?, las sociedades de hoy en día deben ser plurales, multiculturales e inclusivas en toda la diversidad, el mundo va por estos parámetros.