En una jornada de trabajo sobre mujer e inmigración, representantes de organizaciones y asociaciones de la inmigración plantearon sus puntos de vista para que sean incluidos en un plan municipal de igualdad entre hombres y mujeres
La indignación y el “cabreo” por la discriminación y la estigmatización, así como la fortaleza, la experiencia acumulada, la apertura mental para asimilar un nuevo entorno y las ganas de ser parte de una comunidad y dejar de ser, de una vez, “inmigrantes”, salieron a luz en unas jornadas donde 40 mujeres extranjeras que viven en Barcelona analizaron la situación del colectivo al que representan.
La sesión organizada por el Consell Municipal de Dones y el Consell Municipal d’Immigració tuvo como objetivo conocer de cerca la realidad de las mujeres extranjeras, descrita desde su propio punto de vista, para que sea incluida dentro del plan general de igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito local.
Ambas entidades tienen entre sus funciones la interlocución entre el movimiento asociativo de mujeres y es así que participó una cuarentena de mujeres que analizaron tres aspectos fundamentales: la participación política y ciudadana; los factores facilitadores de la integración y la igualdad de oportunidades; y la identificación de factores de exclusión y vulnerabilidad
En la jornada de reflexión surgieron palabras como enfado, impotencia, cabreo, desagrado y más enfado por ser siempre víctimas, por ser discriminadas, por tener poca posibilidad de participación política, por tener presencia mediática negativa, por la dependencia de sus organizaciones de los organismos de la administración.
Se vio que las mujeres extranjeras que viven en Barcelona, alrededores y en general en el Estado, tienen poca representatividad en el mundo del asociacionismo marcadamente masculinizado, que se vive actualmente un rearme de la violencia estructural prejuiciosa, cargada de estigmas, de machismo y xenofobia, con pérdida de derechos sociales básicos a raíz de la política de recortes presupuestarios.
Pese a cargar con la doble discriminación por ser mujeres y por ser “inmigrantes”, también dijeron palabras como experiencia, esperanza, confianza, fortaleza y unión para enfrentar la realidad y aportar a cambiarla.
Mostraron su interés en crear redes de crecimiento y ayuda mutua, de formar parte de la sociedad de acogida y de que ésta abra sus puertas y mentes para que ellas dejen de ser eternas inmigrantes.
En general, en todos los grupos de trabajo, se habló de la necesidad de una visibilización positiva, de tener presencia mediática que refleje la realidad y lograr una normalización de la diversidad en la sociedad de acogida.