martes 16 julio 2024

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Victòria

 

 

 Eulalia Lledo 2

OPINIÓN

Mientras escribía estas líneas —la victoria siempre en el horizonte—, una palabra, dos, iban puntuando lo que pensaba, iban dando ritmo a lo que sentía.

Radicalidad. Radical. Radicalidad. Radical. Radicalidad. Radical.

 

Tan presentes e insistentes eran que, finalmente, abandoné la pereza y fui a los diccionarios, estas piezas tan frecuentadas por Victòria Sau. En sus líneas encontré muchísima información, conceptos y aspectos.

En la última edición del DIEC2, entre otras ideas, hay las siguientes:

radical
1 adj. Perteneciente o relativo a la raíz.
1 2 adj. Que procede directamente de la raíz.
1 3 adj. Que afecta a la raíz misma de una cosa, el principio de una cosa.
2 1 adj. Que cambia totalmente, de arriba abajo, una cosa, como puede ser por ejemplo, en política, las instituciones establecidas.

En el GEC, conceptos bastante similares y que se avienen perfectamente a Victòria Sau.

radical
2 adj. fig 1 Que afecta la raíz misma de una cosa, el principio de una cosa.
2 Cuidado radical. Cuidado que combate el mal en su origen.
3 adj. Que cambia por completo, de arriba a abajo.

También, en la última del DRAE:

radical. (Del lat. “radix, -icis”, raíz).
1. adj. Perteneciente o relativo a la raíz.
2. adj. Fundamental, de raíz.
3. adj. Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático. U. t. c. s.

La imprescindible e inevitable María Moliner afinaba —como siempre— un poco más.

radical (del lat. «radix, -icis», raíz)
1 adj. De raíz.
2 Se aplica a cualquier cosa que obra o se produce de manera completa, sin limitación, atenuaciones o paliativos.

Incluso, y volviendo al DIEC2, se podía encontrar una definición especializada como la siguiente en la que pienso que no cuesta mucho ver también reflejada a Victòria Sau.

radical
5 1 m. Átomo o agrupamiento de átomos que contiene un electrón desaparejado [ella lo ha dejado claro: se sentía rara; no sabía todavía que, en realidad, era feminista], procedente en general de la ruptura homolítica de un enlace químico covalente, que presenta una reactividad exaltada [¡viva la exaltación!].

Y sí, me dije, las palabras siempre tienen peso y razón.

 

Radical desde el principio.

Porque una de las primeras victorias de Sau fue dar a luz un libro sobre la suegra. (¿Recordáis?: «Relativo o perteneciente a la raíz.») ¿Se puede pensar en una manera más radical de emprender el análisis de las mujeres, de las relaciones entre las mujeres; de vindicarlas y reivindicarlas? Pienso que no.

Y no es por casualidad —este tipo de coincidencia no es nunca casual— que otra gran feminista, Adrianne Rich, abriera su obra poética en el nombre de la nuera. Perfectamente complementarias, por consiguiente. Las emparenta este nudo gordiano de las relaciones entre las mujeres; comparten, además, la desazón por la maternidad. Hermanas, que no extranjeras.

Utilizaré el espacio de los pocos minutos que tengo para intentar esbozar, por torpemente que sea, algunos detalles de su imponente dimensión pública, de lo mucho que ha aportado Victòria Sau, en plena sazón, al feminismo, a la filosofía, a la psicología, a la lengua.

La primera aparente y sabia contradicción de Victòria Sau es la visible disparidad entre cómo se presenta —su imagen— y como habla —lo que dice—. El aparente contraste y divergencia entre cuerpo y pensamiento. Hasta el punto de que una se pregunta cómo es que las estudiosas que investigan las transgeneridades, las transformaciones y todo tipo de trans, como es que las que se dedican a analizar las identidades —en este caso, nada inestables, sino cambiantes—, no han prestado más atención en este tipo de fenómenos.

Supongo que, aparte de la elección y gustos personales, tiene que ver directamente con la radicalidad (¿Recordáis?: «Que afecta la raíz misma de una cosa, el principio de una cosa.») De su pensamiento, de sus quehaceres. Lo hace, para hacer más llevadera la raíz desnuda y viva de su radicalidad, puesto que el manantial de la más pura y profunda radicalidad brota sin desmayo a la hora de brindarnos sus saberes (ella misma lo ha confesado esta tarde: «disimulaba»). Porque, desde un buen principio, Victòria Sau no ha dejado de decir enormidades de la altura de un campanario, especialmente si se tiene en cuenta el contexto en que comenzó a hacerlo: los años de plomo del franquismo. Tiempos de absoluta miseria moral e intelectual donde lo más complicado y espectacular no era ya decir lo que decía sino simplemente osar pensarlo.

Muchas son las aportaciones de raíz de Victòria Sau. Mencionaré tan sólo tres.

En primer lugar, su crítica, arraigada en el convencimiento y en la realidad, esencial, frontal, sin complejos —desde el feminismo más íntegro—, a Freud. Crítica que tan iluminadora ha sido y es, por ejemplo, para comprender la magnitud y la profundidad de los abusos paternos, así como el maltrato en general. Esta raíz fructificó llena de lozanía. Una de las frondosas ramas o derivaciones de la crítica a Freud, pienso, fue la valentísima elección del tema de su tesis: la menopausia. Crítica y tesis que ha pagado bien caras. (¿Recordáis?: «Que cambia totalmente, de arriba abajo, una cosa, como puede ser por ejemplo, en política, las instituciones establecidas.»)

En segundo lugar, el abordaje bien temprano y pionero de una cuestión dura y terrible, de un alcance incalculable, fundamental y enorme para las mujeres: la impostura patriarcal de la maternidad; con lo que todo ello supuso. Por ejemplo, poner nuevos cimientos y ladrillos no a la casa de la maternidad (como querrían algunos diccionarios más preocupados por uno de los posibles espacios físicos donde parir que por edificar un monumento que agradeciera la capacidad de las mujeres de dar vida, de engendrar luz) sino a la maternidad en sí misma. (¿Recordáis?: «Cuidado radical. Cuidado que combate el mal en su origen.») Como ejemplo, citaré la elaboración de diferentes conceptos, entre ellos, el de «maternaje» para explicar la sustitución espuria de la maternidad. Paradójicamente, su maternidad en esta cuestión no siempre le ha sido diferentemente y nítidamente reconocida.

Y, para terminar, iré a otro tema que también amo, que me interesa muy especialmente. Su trabajo, su ininterrumpida, constante y tenaz dedicación a los diccionarios a lo largo de muchos años. Clave de bóveda, piedra angular, pieza capital de los demás análisis de diccionarios que posteriormente se han realizado. Todas y cada una de sus conceptualizaciones nos han ido abasteciendo de las palabras para decirlo. (¿Recordáis?: «2 Se aplica a cualquier cosa que obra o se produce de manera completa, sin limitación, atenuaciones o paliativos.»)

Es por todo esto (y más), y por la radicalidad radical de la raíz de su pensamiento, que hoy, una vez más —y que dure— podemos cantar victoria.

 

Eulàlia Lledó Cunill
Acto en homenaje a Victòria Sau que tuvo lugar el 8 de marzo de 2009 en el Saló de Cent del ayuntamiento de Barcelona

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Fundadora i Co-coordinadora de La Independent. També és psicòloga menció en Psicologia d'Intervenció Clínica i menció en Psicologia del Treball i les Organitzacions.
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