sábado 20 abril 2024

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Lenny Caceres

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Los medios de comunicación como perpetuadores de las desigualdades y la violencia de géneros

 

Lenny Caceres

 

 OPINIÓN

Tal vez haya algo de “ignorancia deliberada”, teniendo en cuenta los esfuerzo de diversos sectores para erradicar todas las formas de violencia, en especial de las periodistas feministas.

 

¿No hay compromiso en las personas que dirigen medios para modificar estas conductas brindando formación y capacitación a sus equipos de trabajo? ¿No hay voluntad política de realizar llamados de atención e incluso implementar multas cuando se pasan los límites de lo humanamente recomendable? Si tenemos en cuenta que la mayoría de los medios reciben grandes sumas de dinero en concepto de pauta, por ahí podría venir el recorte o reclamo.

Tal vez todo esto tenga que ver con el hecho de haber asumido históricamente a la perspectiva feminista como mala palabra. A la incomprensión y mala prensa, nunca mejor dicho, en que se ha colocado a la militancia feministas por su reclamo de la transversalidad de la perspectiva de género en todos los ámbitos, públicos y privados donde se desarrollen las personas.

Mujeres, infancias y adolescencias

Las coberturas de casos de delitos contra las mujeres, infancias y adolescencias se parecen más a la apología del delito mismo que a una información tendiente a prevenirlos. Los títulos y notas donde, por ejemplo, se detallan los pormenores de una demanda por un delito contra la integridad sexual de niñas, niños y adolescentes alcanzan el calificativo de aberrante. Las notas referidas a diversas circunstancias relacionadas con adolescentes, especialmente mujeres y mujeres adultas, alcanzan un nivel de morbo que creíamos erradicado, por aprendido y aprehendido.

La reproducción hasta el hartazgo de videos, fotos, descalificaciones y cosificación. Situaciones de violencia en vivo, es algo que podemos encontrar en la televisión a diario, en todos los horarios y en cualquier tipo de programa.

Es necesario mostrar y demostrar que las herramientas están. ¿Entonces? Al final de esta nota dejaré una extensa lista con sus respectivos links de material de descarga gratuita que, en algunos casos, tiene años de elaboración y difusión.

Un dato al pasar y no tanto. Sabemos que Fernando Burlando es uno de los abogados mediáticos más consultados en los medios masivos. En el programa que conduce Flor Peña, que se emite por Telefé en horas de la tarde, con mucha audiencia, habló de “crimen pasional”, para explicarlo no mencionó cualquier caso sino: “cuando un hombre llega a su casa y encuentra a la mujer con otro”, y la acción de dañarla o matarla la adjudicó a la “pasión”. ¡En 2021! Hubo panelistas que lo frenaron y explicaron que eso era violencia y en caso de muerte femicidio… no lo entendió y siguió en su mirada de las cosas. Peligroso, además de perpetuador.

¿Qué dice la legislación vigente?

La Ley Nacional N° 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, sancionada el 11 de marzo de 2009 y promulgada de hecho el 1° de abril del mismo año; en las disposiciones generales es clara. En el artículo 5° habla de los Tipos de violencia y en el artículo 6° de las Modalidades.

En el apartado 5 del artículo 5° se refiere específicamente a la Violencia Simbólica: “La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad”. Y en el apartado F a las correspondientes Modalidades en que se ejercen estas violencias, concretamente habla de Violencia Mediática y así la define: “Aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres”.

La “invisibilización” de las mujeres.

Hace unos días, la activista abolicionista Sonia Sánchez nos llamaba la atención sobre un título de un medio gráfico sobre un mensaje del INADI. Sonia con buen tino se preguntaba y muchas personas nos sumamos a esa interpelación:

“Y las hijas??, Y los hijos??, La E hace exactamente lo que hacía la O, borrarnos, no nos nombra a las mujeres. Lo que no se nombra, no existe!! Las, los y les”

Los medios de comunicación como perpetuadores de las desigualdades y la violencia de géneros

Este no es el único caso en que un organismo del Estado retrocede en una política que no le es propia, un logro que lleva años de lucha del feminismo y movimientos de mujeres: visibilizarnos, nombrarnos.

Hace pocos meses, el flamante Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad lanzó una “Guía para una comunicación con perspectiva de género”, donde hacen demasiado hincapié en la utilización de la “x” y la “e” como recurso para una comunicación inclusiva, sin siquiera mencionar la diferencia entre lenguaje inclusivo y lenguaje inclusivo no sexista. Que no es lo mismo.

Por otra parte, argumentan la publicación con la consabida frase “lo que no se nombra no existe”, casi como un guiño al Patriarcado que podría tomarla para seguir perpetuando la invisibilización de las mujeres, y de hecho, en los medios de comunicación, también lo hacen. Este aspecto lo explica claramente la periodista especializada en lenguaje, Nor Loto, magister en Periodismo y Medios de Comunicación: “La frase ‘lo que no se nombra no existe’ que empezó a sonar como un mantra hace tantas décadas dentro de los estudios del sexismo en el lenguaje, hoy me resulta insuficiente y en algún punto contraproducente. No es mi intención negar que el enunciado fue de gran utilidad para visibilizar todo lo que ocultaba el lenguaje (yo la utilicé tantas veces que me hizo interpelarla)”.

“Mi postura nada tiene que ver con la obra de G.Steiner que desde el humanismo nos enseñó muchos secretos del lenguaje, del silencio, de la literatura, de la crítica y que claramente aportó –junto a otros filósofas y filósofos- que el lenguaje es límite de nuestros pensamientos”, aclaró.

“Digo que es insuficiente porque en los últimos tiempos las mujeres y las diversidades hemos dado sobradas muestras de nuestras existencias, hemos demandado a los Estados por no estar presente y no politizarnos, a las lenguas por ocultarnos y denostarnos y a la historia por su ginopia. Aunque nos falta un largo camino hacia la igualdad, ahora somos visibles (y gritamos: ‘ahora que sí nos ven’) y eso crea urticarias en la moralidad guardiana del esencialismo”, continuó.

A su vez, sostuvo que “es contraproducente porque puede evocar marcos equivocados. Las palabras se definen por marcos sociales que no siempre nos juegan a favor. Entonces puede seguir pasando que no nos nombren para no reconocer nuestras existencias, o que lo hagan desde la victimización o como existencias subalternas gestionadas por el patriarcado”.

“Creo que los feminismos como tanto otros movimientos revolucionarios deben rever los lemas que mucho tienen de metafórico. Pero, la metáfora -ya lo decía Quintiliano y Cicerón– es el desplazamiento de palabras desde su ámbito de significación propio hacia otro ámbito de sentido que les es originariamente ajeno. Por eso creo sano nuevos enunciados para dejar sentadas nuestras demandas y reivindicaciones. Por todo esto, me gusta decir que: existimos y por eso queremos ser nombradas”, concluyó.

Redes Sociales

Párrafo aparte y necesariamente presente debe estar la mirada sobre las redes sociales. Se hizo costumbre mencionar en los medios que las redes sociales no existen, que son personas anónimas que cuentan con esa impunidad. Sin embargo, hay dos aspectos puntuales para resaltar. Por un lado la velocidad con la que se transforman en Tendencia (trending topic) los mensajes violentos dirigidos a alguna mujer. La misoginia parece que les garpa. Los apodos que usan para mencionar a determinadas mujeres son de una violencia pocas veces vista. No importa de qué hable o de qué se trate la noticia, el machismo se hace presente con toda su “creatividad” y los insultos y descalificaciones pueden estar horas en los primeros puestos.

Y otra, la más preocupante, es que esos mismos medios utilizan el contenido de esas redes, incluidas las violencias, para generar contenido para sus programas. Esto sucede hace mucho tiempo y como noticia o apelando a “somos un programa de humor”, “llevamos risa, alegría a las familias en estos tiempos tan difíciles”, reproducen sin reparo los tuits de todo tenor ¿Qué creen que logran con eso? ¿Es necesario mencionar que reproducen y perpetúan las violencias?

Las redes sociales no son autogestivas, los Estados o los poderosos aportan mucho dinero para su funcionamiento y sostén. “Dime quién te paga y te diré qué será Tendencia habitual”.

 

 

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Amada Santos

Amada Santos

Fotoperiodista i Socióloga. Activista Feminista, Defensora DDHH i Cooperant. Presidenta de la XIDPIC.Cat. Co-coordinadora i Editora de La Independent. Coordinadora Internacional a la RIPVG
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