OPINIÓN
Una minoría más rica, la gran mayoría más pobre y con menos derechos
Que ironía representa la economía, que en tiempos de crisis revela lo que en tiempos de bonanza y bienestar nos vela. Y así, mientras la ONU señala que precisa 13.000 millones de dólares en el 2014 para ayudar al menos a 52 millones de personas en 17 países, sobre todo a millones de personas en Siria, desplazadas por la guerra civil, una minoría se enriquece en el mundo con asombrosa fastuosidad.
Son los 300 más ricos del mundo, que sumaron 524 mil millones de dólares a sus fortunas en el 2013. Es el abismo más inhumano, que pone en evidencia el afán colonizador de unos pocos que, a costa de controlar, expoliar, explotar y acumular los recursos y beneficios de este modelo de desarrollo, someten a la humanidad y su entorno bajo la pobreza, el hambre, las violencias y las desigualdades.
En España, por ejemplo, las 100 personas más ricas aumentaron sus fortunas en 2013 un 13% con respecto al año anterior, alcanzando un total de 88,735 millones. Lidera la lista Amancio Ortega, el empresario del sector textil y fundador del imperio Inditex , le sigue Rafael del Pino y Calvo-Sotelo (Ferrovial) y Sandra Ortega Mera. Continúan Juan y Carlos March Delgado (1 990 millones) dueños de Banca March y Alba que vendieron su participación en Prosegur por 415 millones y el 1% de la constructora ACS para abrirse las puertas de Aena. En quinto lugar está Alicia Koplowitz propietaria de Omega Capital y de una participación del 13% en Acerinox, con 1,755 millones. El sexto lugar es de la familia Serra Farré (1 750 millones), dueños de la aseguradora Catalana de Occidente. En séptimo lugar la familia Entrecanales (1 608 millones), máximos accionistas de Acciona. En octavo lugar está el banquero Emilio Botín (1 607 millones), que junto con sus hijos controla el 2% Santander. En noveno lugar, se ubica Víctor Grifols Roura (1 601 millones), Presidente de Grifols, empresa de derivados sanguíneos cuya la familia controla un 22%. Cierra la lista de las diez personas más ricas de España con un patrimonio de 1 516 millones, Daniel Maté Badenes, accionista y directivo de Glencore, la mayor empresa dedicada a la intermediación de minerales del mundo.
Verdaderas fortunas que se concentran en pocas manos, mientras tres millones de personas en España viven en situación de “pobreza severa” (según afirmación de Cáritas). Es decir, viven con menos de 307 euros al mes. La población pobre representa el 6,4% de la población total del país, porcentaje que se ha duplicado desde el 2007 (3,5%). El empobrecimiento y la exclusión social agudizan su crecimiento debido a las políticas de ajustes y sus recortes, la prolongación de las situaciones de desempleo y la cancelación de las ayudas económicas. Este aumento de la desigualdad, tiene el valor más elevado de Europa: el 20% de la población más rica concentra un 7,5 más riqueza que el 20% más pobre, según datos de Eurostat de 2013.
¿Y quiénes son estas personas cada vez más pobres? Son mujeres en su mayoría, numerosas parejas jóvenes -de entre 20 y 40 años de edad- con hijos e hijas, son personas en paro de larga duración, especialmente mayores de 50 años, son población infantil de menos de 16 años que desde el 2007 hasta la fecha ha aumentado el triple, según registro de la UE.
¿Y qué nos dice el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas? El señor Cristóbal Montoro afirma que el 2014 “va a ser el año en que definitivamente” España dirá “adiós a la crisis económica”. Mientras el Gobernador del Banco de España, Luis Linde, señala que harán falta más ajustes que harán que la recuperación sea lenta. Destaca algunos avances que consiguió España en la reducción del déficit, pero asegura que aún hay mucha diferencia entre el déficit que presentan las administraciones públicas y el que debe lograrse según el Pacto de Estabilidad Europeo y la ley de Estabilidad, por tanto, se “requerirá ajustes adicionales que nunca serán fáciles porque la recuperación del crecimiento será gradual”.
Al parecer, es sólo una ilusión afirmar que se está saliendo de la crisis, sólo porque unos indicios de cambios a nivel macroeconómico hacen creer que terminará la recesión. Nos dicen que ciertos indicadores han mejorado. Claro, el paro ha disminuido pero la ocupación no ha aumentado, hay menos gasto en el Estado porque las políticas que se ha puesto en marcha refuerzan la desigualdad, donde las mujeres víctimas de violencia de género, las personas mayores y con discapacidad, inmigrantes y personas enfermas crónicas han quedado totalmente en el desamparo legal. Y qué decir de la subida de los servicios y de los precios de los productos básicos.
Y quienes ven desde casa esta noticia, ¿se la van a creer? Mientras hacen malabares para llegar a fin de mes, mientras buscan trabajo sin encontrarlo, mientras aceptan empleos precarios a cambio de subsistencia, porque a pesar de que el Mercado con sus cifras macroeconómicas “mejora”, ésta jamás llega a impactar de manera positiva en sus vidas. Todo lo contrario, representan desventajas. Y así, se rescatan bancos y cajas con dinero público y a fondo perdido, mientras los desahucios aumentan y con ellos los suicidios. Es como un robo legitimado por la legalidad del mercado en “plena democracia”, donde las pérdidas se reparten pero no las ganancias.
Y para sumar más al porcentaje de las pérdidas, el gobierno español, aprovechando las fiestas de Navidad, anunció en el BOE del jueves 26 de diciembre de 2013 que se ha incorporado “una nueva disposición adicional, la sexagésima quinta, al Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social”, la cual deja sin Sanidad Pública a españoles y españolas que se han marchado a buscar un futuro mejor en el extranjero, lo que implica que cuando quieran retornar no tendrán derecho a asistencia médica hasta que vuelvan a ser residentes. Y aunque dicen que está el sector privado para pagar un seguro médico, sólo algunos podrán asumir este gasto.
Y crece más la factura de la crisis. España necesita pedir prestado el 2014 a los mercados la cifra récord de 243.888 millones de euros (unos 668 millones de euros al día). Esta urgencia financiera puede inflar el coste de los intereses que afronta el Estado para financiarse hasta unos 36.662 millones de euros y harán que la deuda pública acabe representando el 98,9% del PIB, según las previsiones del Gobierno. Y cualquier desviación en el cumplimiento del déficit podría hacer que la deuda superara el 100% de la riqueza nacional en 2014. Así están las cosas.
En definitiva, tal como afirma el señor Rajoy: “estamos estableciendo las bases para que nuestra economía sea más competitiva y flexible, capaz de crecer y generar empleo”. Claro que sí, es imprescindible recordar que, con la cercanía de las elecciones generales de 2015, es lógico que su Gobierno desea “promover” la creación de puestos de trabajo, los cuales se lograrán, por ejemplo, con el nuevo contrato a tiempo parcial, de una extrema flexibilidad y alta precariedad y explotación. Es así como el Gobierno del señor Rajoy pretende llegar a la próxima contienda electoral, con la mínima destrucción de empleo posible y sin importar los daños colaterales.
Hasta cuándo quienes gobiernan el Estado van a entender que para salir de la crisis hace falta cambiar el rumbo, deconstruir este sistema: donde las minorias ricas se hacen cada vez más ricas y las mayorías pobres se hacen cada vez más pobres. ¿Vamos a seguir cayendo más hondo? Mientras este sistema colonial con su sector financiero y transnacional continúe actuando en la impunidad, sin ningún tipo de regulación, asegurando sólo su beneficio en detrimento de la dignidad de las personas, del Estado de Bienestar, del sistema fiscal y de la biodiversidad del planeta, el abismo entre riqueza y pobreza se expandirá de manera inimaginable. ¿Este es el legado que realmente queremos?