Con esta entrevista a la coordinadora del proyecto premiado, queremos saber más de la iniciativa y de las posibilidades que supone este reconocimiento para poder llevar a término lo que propone.
El proyecto ‘Diseño, elaboración y diseminación de recursos para la introducción de la perspectiva de género en la docencia en el ámbito STEM’, coordinado por la catedrática de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) Amaia Lusa García, ha sido distinguido el pasado mas de septiembre por la Generalitat de Catalunya con la mención M. Encarna Sanahuja Yll que premia la excelencia en la inclusión de la perspectiva de género en la práctica docente universitaria.
Amaia Lusa García (Sabadell, 1972) es Catedrática de Universidad del Departamento de Organización de Empresas de la Universitat Politècnica de Catalunya. Es Ingeniera de Organización Industrial y Doctora por la UPC. Imparte docencia en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de Barcelona (ETSEIB), en asignaturas de métodos cuantitativos, ingeniería de organización y logística. Es responsable del grupo de investigación SCOM (Supply Chain and Operations Management, reconocido por la AGAUR como grupo de investigación consolidado) y miembro del grupo GIOPACT (Grupo de Igualdad de Oportunidades en la Arquitectura, la Ciencia y la Tecnología). Ha participado y liderado numerosos proyectos de investigación y es autora o coautora de libros y de artículos publicados en revistas internacionales de referencia.
Con esta entrevista a la coordinadora del proyecto galardonado, queremos saber más de la iniciativa y de las posibilidades que supone este reconocimiento para poder llevar a cabo lo que se propone.
Amaia Lusa y Núria Castell recibiendo la mención Encarna Sanahuja Yll en la inauguración oficial del curso universitario 2021-2022 en la Universitat de Girona. Entregan la mención el MH president Pere Aragonés i la consellera de Recerca i Universitats Gemma Geis. Girona 23/9/2021
Para situar la importancia y la necesidad de este tipo de proyectos, nos podrías decir qué porcentaje de la fuerza de trabajo en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) son mujeres en la actualidad y si las diferencias de género son particularmente elevadas en algunos de los puestos de trabajo, los mejor remunerados, por ejemplo.
De acuerdo con el último informe de la Unión Europea “She figures 2018”, que proporciona una serie de indicadores sobre la igualdad de género en investigación e innovación a nivel paneuropeo, a pesar de apreciarse cierta mejora durante los últimos años, las mujeres seguían siendo minoría en las ocupaciones científico-técnicas a la mayoría de países. Por ejemplo, al 2018, las mujeres sólo representaban el 32,3% de las personas ocupadas en sectores de alta tecnología. En las universidades del ámbito STEM, el porcentaje de mujeres entre el estudiantado y entre el profesorado sigue todavía lejos de llegar al 40%, valor a partir del cual se considera que hay equilibrio de género. En la Universitat Politècnica de Catalunya, por ejemplo, las chicas representan actualmente menos del 28% del estudiantado de grado y menos del 26% del profesorado a tiempo completo. Además, como consecuencia de los estereotipos de género y de la carencia de igualdad de oportunidades real para progresar profesionalmente, el porcentaje de mujeres cae todavía más cuando se analizan las categorías profesionales más altas o los puestos de trabajo con remuneraciones más elevadas. En la UPC, por ejemplo, el porcentaje de mujeres entre el profesorado de la categoría más alta (la de catedráticos y catedráticas) es solo de un 12,9%.
¿Podrías explicar cuál es la principal finalidad de dar a las mujeres las mismas oportunidades para desarrollarse en carreras STEM y si hacerlo evita los sesgos en estos campos y los productos y servicios que producen?.
Las mujeres se enfrentan a barreras (techos de cristal, suelos pegajosos, paredes de vidrio, y una larga lista de metáforas que ejemplifican muy bien de qué estamos hablando) que dificultan su progresión profesional en todos los ámbitos. Si nos centramos en el ámbito STEM, se añade la carencia de referentes femeninos y la existencia de estereotipos y falsos mitos (como que las chicas no son buenas en matemáticas) que alejan a las chicas de este tipo de estudios. Por lo tanto, en primer lugar, conseguir que mujeres y hombres tengan las mismas oportunidades para desarrollarse profesionalmente es una cuestión de justicia social. Pero es que, además, la ciencia y la técnica no se pueden permitir el lujo de prescindir de las mujeres: por un lado, porque este ámbito está experimentando un fuerte crecimiento y, sin las mujeres, no habrá suficientes personas profesionales para cubrir las necesidades que se generarán en los próximos años; por otro lado, porque sin las mujeres constituyendo una parte importante en los puestos de trabajo de este ámbito, difícilmente las soluciones, tecnologías, productos y servicios que se diseñen desde estas ocupaciones de trabajo incorporarán la perspectiva de género. Esto quiere decir que la ciencia y la técnica seguirán siendo ciegas al género, sin tener en cuenta las necesidades a menudo diferentes que tienen hombres y mujeres debido a las diferencias de sexo (físicas y biológicas) y a las diferencias de género (roles, cargas familiares, situación socioeconómica, etc.). Finalmente, son diversos los estudios que concluyen que los equipos de trabajo mixtos llegan a resultados de más calidad e, incluso, que son más productivos.
El nombre del proyecto que lideras y que ha sido premiado por la Generalitat habla de la “introducción de la perspectiva de género a la docencia en el ámbito STEM”, ¿es esta la situación actual, hay que introducir la perspectiva de género?
La obligatoriedad de incluir la perspectiva de género en la docencia ya aparecía en la Ley 17/2015, de igualdad efectiva de mujeres y hombres. Esta ley se acabó materializando en el requisito de incorporar la perspectiva de género a todos los grados y másteres del sistema universitario de Cataluña, de acuerdo con el “Marco general para la incorporación de la perspectiva de género en la docencia universitaria” elaborado por la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Cataluña (AQU) el 2019. Cuando apareció este Marco general de la AQU eran muy pocas las universidades que habían empezado a trabajar este tema; en la UPC, gracias a la participación en un proyecto europeo, ya nos habíamos puesto a ello. Además, en abril del 2020 aprobamos una competencia específica de género que tienen que incluir todos los grados y másteres a partir del curso 2021/2022 y se creó la figura de coordinadora para la incorporación de la perspectiva de género a la docencia en la UPC.
El proyecto por el cual nos han otorgado la distinción forma parte del proyecto europeo del H2020 (Gender Equality in Engineering through Communication and Commitment, 2017-2020) que tenía por objeto el diseño e implantación de planes de igualdad en varias universidades europeas del ámbito STEM y que trabajaba tres grandes ámbitos: la toma de decisiones (incorporar más mujeres a los órganos y cargos de decisión e introducir la perspectiva de género), la carrera académica (trabajar por una igualdad de oportunidades real) y la incorporación de la perspectiva de género en la investigación y la docencia.
Al inicio del proyecto constatamos que en nuestra universidad (como pasa en otros del ámbito STEM) la docencia y la investigación que se hacían no tenían en cuenta la perspectiva de género. En el ámbito STEM, además, hay una creencia bastante generalizada que el género no es relevante en los contenidos de la docencia y la investigación. Ahora bien, tal como hemos constatado a lo largo de estos años de trabajo, toda la docencia, sea del ámbito que sea, es susceptible de incorporar la perspectiva de género.
La incorporación de la perspectiva de género a la docencia se centra en cuatro grandes pilares: los contenidos, la metodología docente, el sistema de evaluación y la gestión del entorno de aprendizaje.
En cuanto a los contenidos, tiene sentido siempre que el sexo y/o el género sean relevantes en aquello que se está explicando, y a menudo lo es. Por ejemplo, cuando diseñamos objetos obviamente tendremos que tener en cuenta las diferencias físicas de los hombres y las mujeres, y esto hasta cierto punto es trivial, pero también tendremos que tener en cuenta el acceso a estos productos o el uso quizás diferenciado que hacen hombres y mujeres debido al género (por ejemplo, mujeres y hombres no tienen el mismo acceso ni hacen el mismo uso de la electricidad). Otros ejemplos pueden ser tener en cuenta aspectos de conciliación al diseñar una herramienta para planificar horarios; incluir criterios ligados en la seguridad en el diseño de aplicaciones de diseño de rutas (la mayoría de aplicaciones nos ofrecen la ruta más corta, pero quizás las personas que tienen que acompañar a sus hijos e hijas a la escuela prefieren una ruta con poco tráfico rodado, o las personas que vuelven solas a casa al anochecer prefieren rutas más iluminadas y concurridas). Hay que destacar que incluir la perspectiva de género en los contenidos no solamente mejora las condiciones de vida de las mujeres, sino las de todo el mundo. De hecho, y tal como dice el marco de la AQU (Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Cataluña), mejora la calidad docente y la relevancia social de los conocimientos, las tecnologías y las innovaciones producidas.
En cuanto a la metodología docente podemos trabajar aspectos relacionados con el lenguaje (hacer uso de lenguaje inclusivo), con los estereotipos de género (los ejemplos y casos que ponemos pueden perpetuarlos o ayudar a romperlos) o con la visibilización de las mujeres (empleando bibliografía donde aparecen mujeres autoras, poniéndolas de referentes, etc.). También podemos usar metodologías docentes diversas, porque no a todo el estudiantado le va bien el mismo tipo de metodología.
Respecto al sistema de evaluación, conviene diversificar el tipo de pruebas que se hacen. Por poner un ejemplo, hay estudios que demuestran que en las pruebas tipo test, cuando las respuestas incorrectas penalizan, las mujeres sacan de media peores resultados que los hombres. El motivo es que las mujeres responden a menos preguntas porque tienen una mayor aversión al riesgo, y esto es así fruto de la educación que han recibido, que consigue que los chicos tengan una mayor seguridad y autoestima y hace lo contrario con las chicas.
Finalmente, el objetivo de incorporar la perspectiva de género en la gestión del entorno de aprendizaje incluye conseguir que las chicas participen en igualdad de condiciones que los chicos (en la UPC hicimos una encuesta y a partir de los resultados comprobamos que las chicas se sienten menos cómodas y seguras participando en el aula y que percibían un trato diferenciado por el hecho de ser mujeres) o que en el trabajo en equipo no se perpetúen ciertos roles como, por ejemplo, que sean las mujeres las que asumen las tareas administrativas (organizar las reuniones, pasar a limpio el trabajo, etc.).
¿Qué tipos de recursos diseñáis y elaboráis con esta finalidad, nos puedes dar ejemplos concretos?
La estrategia del equipo para promover y facilitar la incorporación de la perspectiva de género en la docencia se puede resumir en los puntos siguientes: conseguir el apoyo institucional; sensibilizar al profesorado para que quiera incorporar la perspectiva de género en sus asignaturas, y formarlo para que tenga la capacidad para hacerlo; implicar docentes de diferentes centros y titulaciones para promover el trabajo en red y el intercambio de experiencias y buenas prácticas, y elaborar recursos y herramientas de apoyo al profesorado para la incorporación de la perspectiva de género en su docencia y de apoyo a los centros para incorporar la perspectiva de género a sus titulaciones.
Los recursos que se han elaborado incluyen formación para el profesorado, dos guías con orientaciones y ejemplos (la “Guía UPC para la introducción de la perspectiva de género en la docencia” y la “Guía para una docencia universitaria con perspectiva de género” de la Red Vives en el ámbito de la Ingeniería Industrial, de Elisabet Mas de les Valls y Marta Peña), un portal de mujeres referentes para la docencia y un cuestionario de docencia y género para el estudiantado.
La diseminación de estos recursos parece tan importante como su diseño y elaboración para lograr que no se queden en meras acciones sin resultados, ¿cómo la abordáis y qué acciones de diseminación concretas tenéis previstas?
La diseminación de los resultados del trabajo desarrollado en el marco del proyecto europeo y de las herramientas y recursos que hemos ido diseñando y elaborando, ha ido más allá de la comunidad de nuestra universidad. Hemos participado en congresos de docencia nacionales e internacionales explicando nuestra experiencia (que empezó con un plan piloto en el que participaron 41 profesores y profesoras de diferentes àmbitos de estudio de la UPC), hemos publicado artículos en revistas científicas y de divulgación y hemos impartido formación, seminarios, charlas y talleres con asistencia de un público diverso (desde participantes de otros proyectos europeos hasta otras universidades públicas y privadas). Nuestro plan es seguir haciendo esta tarea de divulgación y de diseminación (ya tenemos varias acciones programadas) puesto que hemos visto que, en cierto modo, nos hemos convertido en un ejemplo para otras universidades que han empezado más tarde a trabajar la perspectiva de género en la docencia.
El “Marco general para la incorporación de la perspectiva de género en la docencia universitaria”, aprobado por la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Cataluña (AQU Cataluña) establece que las instituciones universitarias tienen que ser las impulsoras de políticas que promuevan la igualdad de género en la carrera docente universitaria y tienen que corregir los sesgos que se produzcan en esta cuestión en la docencia. ¿Crees que podemos hablar de verdadero compromiso institucional y de la comunidad educativa en esta cuestión o más bien de proyectos aislados como el vuestro recientemente premiado?
En mi opinión, el trabajo y la lucha de tantas mujeres antes de nosotras, junto con un marco normativo favorable y una mayor sensibilización, nos ha llevado a un punto en que podemos hablar de compromiso institucional real. Parece que finalmente estamos pasando de las palabras a los hechos y que cada vez más se están llevando a cabo acciones que tienen efectos visibles, a la vez que se empiezan a dedicar recursos y presupuesto a esta cuestión.
De hecho, nuestro proyecto no hubiera tenido el éxito que ha tenido si no hubiéramos contado con este apoyo institucional. No se hubiera aprobado en el Consejo de Gobierno de la universidad la competencia de género, ni se hubiera creado por primera vez a la UPC un vicerrectorado de compromiso social e igualdad.
Esto no quiere decir en absoluto que las mujeres que hemos estado luchando y haciendo activismo podamos ahora bajar la guardia, por un lado porque gran parte de los logros se deben al trabajo voluntario de personas comprometidas (la mayoría mujeres) y de la otra porque la universidad, como toda la sociedad, se enfrenta al riesgo de retroceso que supone la entrada de la extrema derecha a los gobiernos.
Imágenes: https://igualtat.upc.edu/ca/recursos/docencia
¿Cuántas personas participáis en el proyecto ‘Diseño, elaboración y diseminación de recursos para la introducción de la perspectiva de género a la docencia en el ámbito STEM’ que coordinas y cuál es el papel de cada una en el desarrollo y ejecución del proyecto?
El equipo del proyecto está formado por 5 profesoras de diferentes departamentos de la UPC (organización de empresas, ciencias de la computación, física, ingeniería gráfica y diseño, matemáticas) y 2 miembros del personal de administración y servicios (la técnica de igualdad de la UPC y una gestora de la Unidad de Proyectos Internacionales de Investigación).
Mi papel ha sido coordinar el proyecto europeo GEECCO a la UPC. Además, también formo parte de la Unidad de Igualdad de la UPC desde su creación y por tanto he participado muy activamente en el diseño de todos los planes de igualdad que hemos tenido. La profesora Elisabet Mas de les Valls Ortiz ha sido la coordinadora del plan piloto de docencia y género, es autora o coautora de varias publicaciones (como las guías, artículos, ponencias de congresos) y ha participado en varias tareas de diseminación y formación; La profesora Nuria Castell Ariño (que había sido decana de la Facultad de Informática de Barcelona) se ha encargado de dirigir un grupo de trabajo para impulsar las vocaciones TIC entre las niñas y jóvenes y de dirigir el ciclo de reflexiones “Mujer y Tecnología: un tándem de futuro” (que incluye un programa con 11 talleres y 5 conferencias) realizado durante el 2019 y organizado por la UPC en colaboración con el Palau Macaya; La profesora Carme Martínez Costa ha participado en el plan piloto y en el diseño y diseminación del cuestionario sobre docencia y género para el estudiantado; las profesoras Noelia Olmedo Torre y Marta Peña Carrera formaron parte del equipo impulsor del plan piloto de docencia y género (en aquel momento formaban parte del equipo directivo del Instituto de Ciencias de la Educación, hecho que fortalecía el carácter y compromiso institucional del plan piloto) y son autoras o coautoras de varios artículos, guías y ponencias a congresos. Finalmente, el apoyo de Sílvia Gómez Castán como técnica de igualdad para la organización de las diferentes acciones y de Irene Jorge Fernández como gestora del proyecto GEECCO y encargada de elaborar el plan de diseminación del proyecto ha sido también clave para el éxito de este.
También hay que añadir que toda la tarea que ha hecho el equipo no hubiera sido posible sin la participación de muchas personas de la UPC en diversas de las acciones que se han llevado a cabo.
¿Qué implica recibir este premio y que supondrá de cara al futuro del proyecto?
La mención Encarna Sanahuja Yll es una distinción importante y como tal, un reconocimiento al trabajo que llevamos años desarrollando. Además de actuar como elemento motivador (a pesar de que reconozco que la motivación no nos ha faltado nunca, las fuerzas a veces si) el importe que acompaña la mención (20.000 € que hay que destinar a proyectos de innovación o de mejora docente en la perspectiva de género) permitirá emprender nuevos proyectos en la UPC. Al ser la distinción muy reciente, estamos todavía en fase de definición de estos proyectos.
¿Piensas que hay conciencia social de los sesgos de género en la universidad o que más bien disfruta de cierta fama de institución más igualitaria que otras, quizás injustificada?
Hay muchas personas que creen que la universidad, al basarse en sistemas meritocráticos y puesto que la ciencia que se hace es (aparentemente) objetiva, no reproduce las desigualdades existentes en la sociedad y, en consecuencia, las mujeres y los hombres tienen las mismas oportunidades para progresar en su carrera académica y profesional. Pero este es un falso mito, hay muchas evidencias que muestran que la universidad no está exenta de sesgos de género (no solo en la docencia y en la investigación, también en la selección y evaluación de su personal o en la misma configuración de los órganos de decisión y de sus procesos) y cada vez más la sociedad en general y la comunidad universitaria en particular tiene conciencia y presenta menos resistencias (como mínimo activas) a las políticas de género que se hacen.
¿Como catedrática de ingeniería crees que llegar a este nivel de tu carrera académica ha sido más difícil por el hecho de ser mujer?
En mi caso particular diría que no, pero las mujeres (como colectivo) tenemos sin duda más barreras para lograr las categorías más altas. El hecho de que todavía seamos las que soportamos mayoritariamente las cargas familiares o que en media dedicamos más horas a lo que se conoce como “tareas domésticas de la academia” nos resta tiempo disponible para mejorar nuestro currículum haciendo aquellas actividades que se ha decidido que constituyen la excelencia (como publicar artículos en revistas internacionales de alto impacto). Y no solo esto: la cultura predominantemente masculina (especialmente en las universidades del ámbito STEM, pero no solamente) lleva asociados unos sesgos de género que se traducen en menos mujeres con cargos de responsabilidad, menos mujeres dirigiendo equipos y proyectos, menos mujeres dirigiendo tesis y, en general, menos mujeres en los círculos donde se toman las decisiones. Todo esto repercute negativamente en las posibilidades de promoción. De hecho, es por esto que en la UPC se aplican medidas positivas en el programa de promoción a cátedras, porque se reconoce que hay barreras y que, mientras otras políticas que se hacen en la sociedad y en la universidad no tengan más efectividad, hacen falta medidas positivas que, esperamos, tendrán un carácter temporal.
¿Cuál de los mensajes para animar a las niñas a acercarse a los conocimientos y las carreras STEM te parece más convincente e interesante?
Lo más importante es romper los estereotipos de género, que tienen mucha fuerza, y aportar referentes a las chicas. Difícilmente una niña de seis años se planteará una profesión del ámbito STEM si no tiene referentes, si no conoce mujeres (también próximas) que se dedican a esa profesión. La carencia de referentes en nuestro ámbito es dramática: en la encuesta que hicimos a nuestro estudiantado, en la UPC, comprobamos que ni los chicos ni las chicas (ni de grado ni de máster) conocen mujeres referentes de los estudios que están cursando (como mucho, te daban el nombre de una profesora). Pero además de dotar de referentes y romper estereotipos, también pienso que es necesario cambiar la imagen que estamos dando de las disciplinas del ámbito. No se trata solo de demostrar que a las chicas también les pueden gustar los coches y su diseño mecánico y que tienen mucha capacidad para estudiar carreras técnicas, se trata también de enseñar otras caras de la ingeniería, otras aplicaciones. Probablemente, una imagen más humana y más social de la ciencia y de la técnica serían mucho más atractivas para las mujeres.