Serie de entrevistas
Hablamos con Xaro Bautista Castells, enfermera en el consultorio municipal de Tivenys. El centro depende del CAP de El Temple de Tortosa.
¿Cómo habeís vivido en un pueblo como Tivenys este último año?
Dentro de lo malo no ha ido tan mal, pero para la gente de pueblo la avalancha de informaciones desinformadas; cada día nuevos protocolos, cada día información diferente… en la primera ola nos hicieron retirar de los pueblos para centralizar la atención y reforzar atención al centro de atención primaria y la gente del pueblo se sintió dejada, aunque no fue así pero era más complicado, claro. Nos teníamos que comunicar por teléfono, por watssapp. Por suerte Tivenys es un pueblo con un ayuntamiento muy dinámico y colaborador, tenemos muy buena relación del equipo del consultorio con el ayuntamiento y la farmacia. Esto facilitó mucho las cosas, la gente que tenía algún problema llamaba al ayuntamiento donde tomaban el teléfono y el equipo médico -la médica y yo- podíamos llamarles por resolver. Con la farmacia igual, nos hacía llegar las demandas y lo gestionábamos con las recetas electrónicas. Había ese buen entendimiento y un buen trabajo en equipo con la doctora sino habría sido muy difícil. Hay que tener en cuenta que el solo hecho de no estar allí presencialmente los creaba desprotección.
¿Cuáles son las dificutats más destacadas que se han vivido?
Quiero insisitir en el cambio de protocolos tan constante: como teníamos que hacer las cosas, como se había de gestionar, de atender a la gente… al principio cada día, cada día habían cambios. A las 8 de la mañana nos encontrábamos en el hall de El Temple para escuchar los cambios y novedades. Por otra parte la impotencia de saber de los pacientes por que no podías hacer todo lo que quisieras y ayudarles más de lo que podías. En los pueblos hay, más bien, personas mayores con más carencias por la tecnología. Por suerte, el ayuntamiento de Tivenys puso en marcha un servicio de voluntariado de jóvenes que iba a apoyar a las personas mayores y los atendían por lo que necesitaban: medicinas, comida, comunicarse con la doctora o conmigo misma.. . se solucionó así pero claro para nosotros no fue fácil y tampoco por la gente del pueblo.
A nivel personal, ¿como ha afectado a las profesionales?
La verdad es que a cada uno le ha afectado de una manera hubo gente con ansiedad, que tenían niños en casa o gente con dependencias. Ibamos con mucho trabajo y el agobio de pensar si salías contaminada del virus cuando tenías que ir a casa y fue un poco obsesivo incluso: quitarse la ropa en la puerta, ducharse antes de entrar en casa, hubo mucha gente con miedo de infectar a sus familiares. A mí lo que más me costó fue no poder abrazar a la gente, cuando ya pude subir a atender al pueblo. La gente mayor, a veces, lo que necesita es un abrazo o una apretada de manos y eso no podíamos hacerlo, para mí eso fue duro. No pudo dar el cariño que tenemos normalmente para decir que las cosas irán bien. No he tenido miedo de contagiarme sino la impotència de no poder ayudar suficiente. La relación con los pacientes en un pueblo es muy diferente, te hacen sentir una más de la familia, yo me he sentido muy acogida y claro en esta situación fue duro para ambos lados.
La vacunación parece el final del túnel, ¿como valoras la evolución en el ámbito rural?
Está yendo muy bien en el pueblo pero no se puede avanzar más porque no nos llegan más vacunas. No dejamos de vacunar porque queramos sino por falta de vacunas, nos dan lo que nos dan y tan pronto lo tenemos lo utilizamos enseguida. En Tivenys, la gente de 70 para arriba ya está todo el mundo vacunado. Ahora estamos ya con otras edades pero se gestiona a partir de la demanda en la web y esto ya lleva otro ritmo. Pero no podemos vacunar más porque no tenemos más dosis. Y así tardaremos hasta vacunar todos, falta un montón de gente.
Finalmente ¿que crees que destacarías de todo ello?
El trabajo de enfermería ha sido clave, somos un colectivo súper implicado en todo lo que es atención al paciente. Con mis compañeros han estado trabajando muchísimo y ya tenemos ganas de normalizar y vernos las caras con los pacientes. Pero es un trabajo de equipo y cuando hablo de equipo hablo de médica, enfermera, técnicos, celadores, adminstrativ@s, personal de limpieza… si alguien falla todo se va al garete.Seguimos teniendo el compromiso con la gente de poder dar la respuesta a sus necesidades. Yo tengo la gran suerte de hacer lo que amo y amo lo que hago.