La periodista argentina presenta en Barcelona su último libro y habla sobre la actualidad política en su país
Sandra Miguez, periodista de Parana de Entre Rios, provincia de Argentina, es especialista en género y comunicación, especialmente en temas de salud. También ha trabajado en seguimientos judiciales, especialmente en un caso que sentó bases en la legislación argentina con la Ley Micaela sobre la formación en perspectiva de género frente a los juicios de violencia machista. Se trata del Caso Micaela Garcia, que fue una muestra determinante sobre la falta de perspectiva de género en la justicia, que ella expuso en su libro Crimenes menores.
Miguez es, sobre todo, periodista de Radio. Lo es en la pública de Entre Rios, pero también ha trabajado en labores de documentación y asesoramiento parlamentario e imparte cursos y talleres universitarios.
En un acto en el Colegio de Periodistas de Cataluña, organizado por la Red Internacional de Mujeres Periodistas y Comunicadoras de Cataluña (XIDPIC.CAT-XIPVG) explicó el libro Líbranos del mal que hace referencia a unos gravísimos maltrato que sufrieron unas monjas en un convento de Carmelitas descalzas en Nogoyá por parte de su superiora. Se trata de un trabajo periodístico de investigación que sienta bases metodológicas muy interesantes y que está narrada para un público muy amplio.
Por otro lado, Miguez quiso acercar la realidad argentina actual a las colegas catalanas, que le pidieron información profusamente, especialmente en los temas donde las mujeres son más afectadas y las políticas que afectan a la libertad de expresión, como por ejemplo el reciente cierre de la agencia pública de noticias Telam.
Miguez agradeció el recibimiento de las periodistas y comunicadoras, remarcando cómo las redes sostienen el periodismo con visión de género.
Líbranos del mal
Acto seguido explicó el proceso del libro, ya que las primeras denuncias salen en 2016 y 2019 que es cuando las víctimas contactan con ella para hacer pública la causa y visualizar estas denuncias. También formalmente fue modificando hasta la actual crónica periodística narrativa.
En 2016 dos monjas se presentan a la Justicia explicando los tormentos que sufrieron. Una de ellas llevaba 7 años intentando salir del convento y la otra casi 13. Todos estos años retenidas a la fuerza y soportando torturas propias del medieval con látigos, silíceos…en voto de silencio obligado por un tubo en la boca atado en la nuca. A pan y agua, a veces privadas de la luz del día para causar desorientación horaria. El deterioro físico de una de ellas hará que su familia la saque para una revisión médica y la otra se ingenia una fuga digna de una película. El fiscal determina una investigación del convento y cuando finalmente entran en el mismo encuentran todos los instrumentos de tortura.
Fue una noticia a nivel nacional e internacional, pero el sentido que tiene documentarlo de nuevo con las testigos y hacer una revisión crítica es lo que empujó a Miguez a narrar una historia que dejaba abiertas algunas cuestiones consideradas dogmas todavía en el actualidad. ¿Cómo asegurar que no esté pasando ahora mismo en otros lugares? -se pregunta la autora- cómo ocurrió con el rapto de niños tanto en el Estado español como en Irlanda, o ahora mismo el mal trato que se ha descubierto en una escuela del Opus Dei en Argentina, y en algunos seminarios o abusos a menores de curas en todas partes. El libro es una apuesta por seguir preguntándose sobre la dimensión de género, llegando a gente que no contempla esta perspectiva.
En este caso, al contrario del Caso Micaela García, fue la Justicia quien con buen trabajo obligó a la Iglesia católica a responder por los hechos en tribunales ordinarios, consiguiendo la condena de 3 años y medio a la priora del convento, aunque recibió la libertad condicional poco después. En cuanto a las dos monjas que denunciaron, una dejó la orden y la otra actualmente está en otro convento de carmelitas descalzas.
Sandra Miguez considera que la priora no fue más que el brazo operativo del sistema eclesiástico que ubica a las mujeres en un rol secundario y de sumisión. En esta estructura vertical, el arzobispo debía ser plenamente consciente de lo que ocurría pero evitó dar respuesta alguna.
Entre las preguntas se formuló la del conocimiento del Papa Francisco sobre esta situación concreta. Miguez explicó cómo obispo, arzobispo y convento detenían mediante la incomunicación la posibilidad de las monjas de llegar a la máxima autoridad de la orden carmelita, que es el Papa. Las carmelitas, víctimas de violencia ni siquiera podían comunicarse con los familiares ya que las visitas se hacían con una monja con la función de escuchar siempre presente (la monja escucha). También se habló entre las periodistas sobre el hecho de que es el propio sistema y en las diversas instituciones sociales, donde radica la reproducción represiva entre iguales y del anacronismo de dominio machista que representa esta jerarquía de autoridades. Nada justifica lo sucedido y sí aumenta la responsabilidad de la Iglesia en estos hechos y más cuando hay congregaciones de monjas mucho más independientes. La situación varía según el tipo de congregación y el país. En ese caso la Republica argentina en su texto legal marco sostiene la religión católica.
También se habló del papel de las mujeres en el cristianismo, en los evangelios apócrifos y la conciencia de que la historia también en la religión la escriben los que ganan y no las que son sometidas, o sobre las que tienen la necesidad de mantener aisladas . Hay que tener en cuenta que muchas mujeres en la pobreza más absoluta, sobre todo rurales, optan por ingresar en conventos de religiosas. Para Sandra Miguez que traspasar las puertas de unas instituciones que en principio están ahí para hacer el bien y ayudar a las personas, signifique entrar en espacios de maldad y de total vulnerabilidad es hoy inimaginable para la gente. De ahí la oportunidad del libro.
La situación política en Argentina
¿Por qué la gente ha votado en Milei? Fue la primera pregunta formulada.
Para Miguez la situación en Argentina es tremenda porque Milei es una persona anárquica que no cree en el Estado. Entonces las decisiones que toma son para eliminar al Estado de todas las facetas sociales: educación, género, salud… para que sea el mercado el único que pueda regir la sociedad.
Argentina en los últimos años había sido modelo en cuanto a muchos derechos individuales y colectivos como los acaecidos desde el “Ni una menos”. Hoy la situación es exactamente inversa.
Milei llega al gobierno debido a que se está harto de la política, una política denotada, que parece que sólo esté ahí para favorecer los negocios entre la clase política, y este discurso es avalado por los grandes medios de comunicación. También se debe a un peronismo, un kitcherismo que no supo entender el cansancio de una gran parte de la población, que se encuentra en este proceso desde hace muchos años, un malestar que no se evita sólo sancionando derechos y sancionado leyes . Y que tampoco obtuvo redito de la continuidad de todos los derechos alcanzados, como el Plan de vivienda con los créditos blandos.
Hay mucha gente que a pesar de perder derechos y oportunidades, está apoyando a Milei con la idea de que hay que darle más tiempo para ver qué resultados obtienen sus acciones. Con el porcentaje de votantes propios, no hubiera podido llegar al gobierno, pero aparece la figura del expresidente Macri que forma una alianza que le consolida como gobernante. Esta alianza hoy algo agrietada, cuenta sin embargo con una masa mayoritaria de hombres jóvenes heteronormativos. Existe una manifiesta voluntad de recortar los derechos de las mujeres conseguidos a través de las mareas verdes, del derecho al aborto. Las mujeres han sido las protagonistas políticas de los últimos años y para muchos hombres jóvenes ésta es una oportunidad para recuperar el protagonismo. Ahora tenemos un índice de pobreza disparado, de violencia y represión que nos recuerdan las peores épocas también sobre las y los periodistas (tal y como se ha visto en las intervenciones policiales en las últimas manifestaciones).
En este punto Sandra Miguez pidió un pronunciamiento de la XIDPI.CAT-XIPVG sobre el derecho a la Libertad de expresión del periodismo y el apoyo a tantas y tantos colegas que viven y vivirán situaciones colectivas y personales muy difíciles, muy particularmente los de medios públicos, agencias, radio y TV, las radios comunitarias e indígenas y medios alternativos. Esta petición quedó reflejada en este comunicado que La Independent publicó en su anterior edición.
A preguntas sobre lo que ha pasado con la gestión de los recursos económicos de Argentina en los últimos años, Miguez nombró diferentes reformas positivas sobre las tierras y el agua y aunque reconoce los errores de las últimas administraciones, defiende la gran diferencia sobre las nefastas políticas de la época de la dictadura militar donde se inicia el compromiso de la deuda pública del 76 y 77, el gran empréstito de Argentina con el Fondo Monetario Internacional. Después no ha habido golpes de Estado militar pero sí golpes de mercado de acuerdo a la economía mundial donde se han privatizado empresas públicas y expoliado bienes naturales. También ha habido una degradación muy grande, una carencia de coherencia política, un malestar poblacional muy evidente en medio de una deuda impagable.
Una participante joven argentina reafirmó entre los motivos principales, el de la corrupción, que no es ya ideológico sino de la forma de hacer de la clase política y del funcionariado, implicando a policía, gobernadores, ejecutivo, diputados…. el narcotráfico es muy bestia y aquí- dice refiriéndose a Europa- no se dimensiona suficientemente su importancia, con incluso revueltas dentro de las cárceles. Sin justificar los votos a Milei, considera que la explicación puede ser que sea por ser el único que ha tratado este tema.
Ésta sería una situación global, utilizada por la extrema derecha por todas partes. Como también lo sería esta grieta de conciencia y de voto entre las mujeres y sobre todo las chicas jóvenes y los chicos (tal y como apuntan las encuestas de la UE y de Suecia, concretamente).
Se opinó, en general, que dentro del movimiento feminista tendría que haber más reflexión sobre qué propuestas se pueden elaborar para esta situación global y no sólo centrarse en las acciones. Evidentemente estas reflexiones deberían hacerse también en las organizaciones y redes de periodistas con visión de género.
