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Primero las abogadas de Camerún denunciaron la muerte de un activista homosexual salido de la cárcel y también del asesinato de un periodista gay en la misma capital. Ahora es el presidente de Uganda quien acaba de aprobar una Ley anti-gay que endurece las penas de cárcel.
Aumentan las penas de cárcel en Uganda por la homosexualidad. Pero no son los únicos que aplican legislaciones discriminatorias; también lo hacen otros países, por no mencionar la Rusia de los recientes Juegos Olímpicos de invierno.
El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, llamando ‘mercenarios’ y ‘prostitutas’ a los colectivos LGTB, acaba de firmar una de las leyes anti-gays más radicales del mundo, que endurece las medidas ya existentes en el país: 1. Más de 14 años de prisión para las personas acusadas por vez primera y cadena perpetua para actos de ‘homosexualidad agravada’ o reinciencia; 2. Castigo y criminalización para quienes promocionan ‘estas conductas’ y 3. La obligación de reportarlo y denunciar a las personas ante las autoridades.
Museveni cree que ‘la homosexualidad es una enfermedad’ y la religión le ha acompañado en esta cruzada, tanto en la calle como en las iglesias. La homofobia se ha extendido en Uganda y otros países africanos anglófonos, paralelamente al crecimiento de la religión evangélica cristiana, al estilo norteamericano. El ministro ugandés de Ética e Integridad, Simon Lokodo, opinaba tras la firma de la nueva ley a la cadena Al Jazeera, que la homosexualidad ‘es contraria al orden natural y, por tanto, ilegal’.
‘Violaciones correctivas’
En Uganda los colectivos LGTB sufren frecuentes acosos y amenazas de violencia y algunos defensores de derechos humanos han denunciado que las lesbianas han sido víctimas de ‘violaciones correctivas’. El activista gay David Kato Kisule fue golpeado hasta la muerte con un martillo en su casa en 2011 porque en Uganda se pone el nombre y la dirección de algunas de estas personas en la portada de los periódicos, en unos banners donde se puede leer ‘cuélguenlos’, según Reuters.
Esta criminalización y la obligación de la delación de gais y lesbianas pueden suponer, además, la pérdida de los derechos al tratamiento del VIH/SIDA para estos colectivos. Uganda es uno de los ejemplos africanos donde se da atención pública a esa enfermedad, sobre todo por el apoyo económico de Estados Unidos, que ya ha protestado por esta nueva Ley.
Los Países Bajos ya han congelado ayudas al sistema legal ugandés por casi 9 millones de dólares argumentando, según esa misma cadena catarí que, si la judicatura sirve para animar ese tipo de leyes ‘no queremos estar en este proceso’. Dinamarca y Noruega a su vez, piensan redireccionar otros 8,5 millones de dólares, que iban destinados al gobierno, hacia el sector privado y las organizaciones de derechos humanos.
Víctimas mortales en Camerún
Pero Uganda no es el único país que retrocede respecto a los derechos personales y sexuales de las personas. Alice Nkom, abogada camerunesa y defensora de Derechos Humanos y de violaciones a minorías sexuales, denunciaba hace poco al gobierno de su país por ‘la política homofóbica’, que ella comparaba al apartheid. Se lo decía a un equipo de la televisión France 24 a quienes explicaba que no había podido salvar la vida de Jean-Claude Roger Mbede de 34 años, que murió el pasado 10 de enero tras salir de la prisión, por ser homosexual, después de permanecer encarcelado un año, enfermo y sin atención médica.
Otro defensor de los derechos de los gays en Camerún, Marc Lambert, le afirmaba al responsable del equipo francés, Marc Perelman, que la legislación anti-gay de Camerún es como una ofensa criminal o mejor dicho ‘un crimen contra la humanidad’, por la terrible persecución de la que son objeto las personas homosexuales, sobretodo los hombres. Y aseguraba que esta actitud homofóbica es la que se reproduce en todos los medios de comunicación: Radio, TV y prensa escrita. Y esa fue la causa del asesinato el 31 de agosto de 2013 en la capital, Yaoundé, del periodista de 33 años y activista de derechos de los gays, Eric Lembembe.
En este océano de discriminación pueden parecer suaves las palabras de Christian Tumi, cardenal de Douala, la segunda gran ciudad de Camerún, que afirmaba al equipo de la TV francesa que ‘la homosexualidad no es un crimen, pero es inmoral’ aunque esto ‘no significa que se deba ir a la cárcel’. Pero la mayoría de los grupos religiosos piensa que las personas homosexuales son ‘menos que animales’ y que ‘no es una conducta natural’.
También se castiga en Nigeria y en más de 30 países
Donde también se condena a los gays con 14 años de cárcel es en Nigeria, que ha aprobado otra normativa discriminatoria que ilegaliza la homosexualidad e, incluso, las muestras de afecto en la calle. Aquí se ha promulgado una iniciativa del presidente Goodluck Jonathan, pero recogiendo las peticiones del sistema judicial y el sentir general de los medios de comunicación y, especialmente de la iglesia católica para la que la homosexualidad ‘es una actitud importada de Occidente’ que nada tiene que ver con las tradiciones africanas.
El último presidente que acaba de dar la nota en términos ofensivos ha sido el de Gambia, Yahya Jammeh que, aprovechando los actos del Aniversario de la Independencia del Imperio británico, ha calificado de ‘alimañas’ a los homosexuales y por si no fuera poco, se ha mostrado dispuesto a ‘enfrentarlos como si fueran mosquitos de la malaria’.
A excepción de Sudáfrica que, tras el apartheid es un ejemplo legislativo antidiscriminatorio en igualdad, etnicidad y libertad, existen penalizaciones abiertas o encubiertas contra la homosexualidad y el lesbianismo en 38 países del continente africano, en 16 no existen problemas legales y en Mauritania, Sudán, el norte de Nigeria y el sur de Somalia se aplica la pena de muerte, según Amnistía Internacional.