sábado 27 abril 2024

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Otras miradas sobre el éxito de las economías asiáticas

Hacia una Agenda Global para la Igualdad de Género

“El género no es un problema de mujeres, sino una cuestión de toda la humanidad” decía Ambica Shrestha, presidenta de la Federación de Mujeres Empresarias de Nepal y cónsul honoraria de España en Katmandú, en el magnífico salón del Consejo de Ciento del Ayuntamiento de Barcelona. Allí se realizó la Sesión Plenaria Hacia una Agenda Global para la Igualdad de Género, que inauguraba el VII Diálogo Oriente-Occidente, cuyas discusiones continuaron el día siguiente en Casa Asia.

Aquí se recogen algunas historias silenciadas sobre algunos países, contadas por profesionales y activistas, que muestran una mirada diferente a lo que los medios de comunicación informan sobre lo que pasa en el mundo. Y se incluyen propuestas ya en marcha que utilizan las redes sociales para frenar la violencia contra las mujeres y darles apoyo en el continente asiático.


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Kamala Chandrakirana, primera de la izquierda en la mesa de invitadas asiáticas. Foto: Casa Asia.

 

Kamala Chandrakirana ex Secretaria general de la Comisión Nacional sobre la Violencia contra la Mujer de Indonesia, era una de las invitadas. Ya en su primera intervención, puso contexto a sus palabras: “Indonesia es uno de los 3 países más poblados de Asia, después de China e India; el 80 % de los 240 millones de personas son musulmanas y tenemos tantos minerales y recursos naturales como Brasil. Después de 32 años de dictadura militar y de régimen autoritario -seguro que ustedes conocen eso aquí en España, afirmó- tuvimos 12 años de transición política hasta la democracia, de los cuales 11 trabajamos para erradicar la Violencia contra las Mujeres”.


Según Chandrakirana, Indonesia tiene una historia con “un pasado oscuro: hay violencia en la familia, en las comunidades y en las instituciones. Ahora, después de Yugoslavia, Ruanda y otros conflictos, la violación ya se considera un arma de guerra y la lucha contra la violencia hacia las mujeres, un derecho humano, pero no siempre fue así”, recordó. 


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Salón de Cent del Ajuntamiento de Barcelona durante la inauguración. Foto: Casa Asia

 

Las mujeres protagonistas de la historia en primera persona

“El detonante de nuestra lucha política fue el ataque sexual masivo a las mujeres chinas, el país más poblado del mundo, pero una reducida minoría étnica en Indonesia”, explicó Chandrakirana. El Movimiento de Mujeres de Indonesia salió a las calles para pedir la “rendición de cuentas” y a partir de ahí se organizó un Programa Político para la defensa de los derechos humanos de las mujeres en Indonesia y Timor Oriental, que todavía no era independiente. Así nació la Comisión Nacional sobre la Violencia contra la Mujer, de la que fue fundadora y directora durante 11 años. La visita de Naciones Unidas después, afirmaba Kamala Chandrakirana, fue “una oportunidad de oro” para que el programa tuviera resultados: “conseguimos una Ley contra la Violencia, otra Ley contra el Tráfico y otras legislaciones… No es suficiente, pero demuestra que una acción regional e internacional puede llegar al ámbito nacional y conseguir objetivo”, concluyó. 


Esta activista, que también es fundadora de Musawah, un movimiento global por la Justicia y la Igualdad en la familia musulmana, afirmaba que Asia tiene el poder económico del mundo pero no hay que olvidar ‘que lo ha ganado de manera autoritaria’, y se preguntaba ‘qué se ha conseguido realmente’ porque ‘las mujeres han emigrado: el sudeste asiático tiene el mayor número de mujeres domésticas en el mundo’ y también registra altos índices de tráfico de mujeres y niñas.


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Marina Mahathir. Periodista de Malasia. Foto: Lídia Vilalta

Tras una década de post-transición y elecciones, ahora existen en Indonesia “nuevas formas de autoritarismo como el uso de la religión para controlar el Estado, y eso afecta a nuestra diversidad cultural”, subrayó Chandrakirana. “Nosotras somos las primeras víctimas, porque la cultura y la tradición es la base para la dominación de las mujeres. Tenemos que meditar qué impacto se ha conseguido en la vida individual de las mujeres que están la margen por clase, raza, etnia o religión y debemos cambiar la cultura para transformar la sociedad”, dijo rotundamente.


Para esta luchadora de los derechos de las mujeres, la Agenda Global de Género debe tener “las estructuras necesarias para la transformación social y la ONU debe ver cómo se configuran”. Pero primero, planteaba ya en otro escenario: “Debemos preguntar ¿qué nos falta por hacer?; ¿qué lenguaje se debe usar: el de derechos humanos o el jurídico?”. En definitiva, propone, “debemos resolver nuestras contradicciones internas como movimiento de mujeres y comprometernos de forma constructiva en nuestro entorno cultural para redefinir nuestro proyecto común, el internacional, jurídico y garantista que queremos exigir a la nueva organización de ONU Mujeres”.

 

La directora regional de UNIFEM para el sudeste y oriente asiático, la latinoamericana Moni Pisani, adelantó después que esa nueva arquitectura de género de las Naciones Unidas denominada ONU Mujeres, que dirigirá la ex presidenta chilena Michele Bachelet y funcionará desde el 1 de enero de 2011, tendrá dos ejes fundamentales: un apoyo normativo a las Políticas Globales de Igualdad de Género y un apoyo a los Estados miembros que lo necesiten. La La Junta Ejecutiva, constará de 41 miembros de los cuales 10 de África, 10 de Asia, 4 de Europa Oriental, 5 de Europa Occidental, 6 de América Latina y el Caribe y 6 de los contribuyentes más importantes (4 de quienes hayan aportado más recursos sobre Igualdad y 2 de los países en desarrollo).


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Moni Pizani de UNIFEM Asia-Pacífico y Sigma Huda de Bangladesh. Foto: Lídia Vilalta

 

TICs para frenar la violencia y profundizar la democracia 

La importancia de utilizar los medios de comunicación para dar a conocer los derechos  de las mujeres fue una de las demandas en todas las sesiones. Así lo resaltó también Marina Mahathir, integrante de la Junta Hermanas en el Islam(SIS) de Malasia en su intervención y en una entrevista con La Independent. Según esta comunicadora malaya, la democracia implica que los medios de comunicación incluyan a las mujeres, pero no es así: “Es muy difícil llegar a los medios de comunicación y, si lo consigues, mostrarán que estás en el camino equivocado’”. Las series de televisión en su país, decía, “ofrecen un retrato sexista de la sociedad y la mujer ideal todavía sigue en la casa, pese a que hay muchas en todas las categorías profesionales y son mayoría en las universidades”. En su opinión se necesitan más propietarias y directoras de medios y una mayor representación de las mujeres en los medios, que según Mahathir “deberían servir para dar información a las mujeres sobre sus derechos e incluir la visión de las mujeres sobre las comunidades locales y la sociedad’.

 

Mahathir está en antena desde hace 10 años con un programa para mujeres jóvenes que informa sobre salud, da opciones de vida y ofrece modelos diferentes; también es columnista en sus propios blogs (http://www.thestar.com.my) sobre temas de educación, aplicación de leyes y educación sobre violencia contra las mujeres. Es una ferviente partidaria del uso de las nuevas tecnologías (TICs) para profundizar la democracia y en privado nos explicó como funciona una idea innovadora y virtual, el Proyecto Pixel, que fundó la malaya Regina Yau. El proyecto existe en diferentes países y su objetivo es parar la violencia contra las mujeres con la participación de los hombres (It’s Time To Stop Violence Against Women. Together). Funciona en Twitter con voluntariado las 24 horas del día y atiende a diferentes personas que solicitan ayudan o información, breve y rápida. Por ejemplo, facilitan teléfonos de ayuda, derivan a ONG que trabajan determinados temas; pasan los links de informes sobre lo que necesitan, dan estadísticas… son 10.000 personas conectadas y se denominan “embajadoras Twitter”. Para esta activista de la tecnología punta “las TICs sirven para presentar los casos y para hacer cambios con las personas jóvenes, que se adaptan muy bien a ellas; aunque no hay que olvidar dar información sensible al género también en las escuelas”.  

 

Malasia es el primer país asiático y musulmán que aprobó en 1998 una Ley contra la Violencia Doméstica, pero tiene muchas lagunas, afirmaba Marina Mahathir. Han aumentado los informes y las denuncias, pero según Mahathir, “es sólo la punta del iceberg de los casos que existen. Tenemos una Ley contra el acoso sexual  pero nos falta todavía músculo y poder político”, subrayaba. Y puso el ejemplo de que el gabinete del gobierno consta de 29 personas y sólo 2 mujeres. Y una de las ministras no fue ni votada, sino designada.


En 2009, explicaba, ‘una mujer fue condenada a sufrir latigazos por beber en público. Al final no se la castigó por la presión internacional, pero sí sufrieron los golpes otras 3 mujeres por tener hijos fuera del matrimonio. En este sentido, indicó que ‘la presión internacional es un arma de doble filo’. Puede ayudar a frenar la violencia contra las mujeres pero, simultáneamente, ‘engrandece y profundiza la mentalidad conservadora del nacionalismo: no quieren que nadie del exterior medie en sus asuntos’. Las creencias religiosas y conservadoras van en aumento, lamentó y es muy difícil combatirlas.


Mahathir explicó que tienen dos sistemas legales en las Leyes sobre la familia, el civil y el derecho musulmán y en todos ellos se pretenden reducir los derechos de las mujeres. Existe por otro lado, una aplicación restrictiva de la No discriminación por sexo que la Constitución ampara, pero que sólo afecta a las instituciones y no a las empresas privadas. En este sentido nos contó el caso de una azafata de Malaisia Airlines que perdió el caso ante la mas alta Corte de Justicia. Las azafatas deben permanecer en tierra cuando están embarazadas y cuando tienen 3 hijos se las despide de la compañía. Así le pasó a Beatriz Fernández -malaya descendiente de portugueses, de ahí su nombre- que fue la que perdió el caso.

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