Sabine Weiss en el transcurso de sus paseos con su cámara, supo traducir las emociones en un solo gesto, en el que se nos ha descubierto lo esencial del otro, de la otra.
La fotógrafa franco-suiza Sabine Weber, conocida por todos como Sabine Weiss (por su boda con Hugh Weiss), fallecido el 29 de diciembre de 2021, en su casa de París a los 97 años. Se la consideraba la última discípula de la escuela humanista francesa.
Fueron sus poéticas imágenes en blanco y negro las que le dieron una fama internacional. El Centro Pompidou de París ofreció una gran retrospectiva en 2018 bajo el título ‘Las ciudades, la calle, el otro’, la muestrea proponía una nueva lectura del trabajo de Weiss entre 1945 y 1960.
Sus imágenes han protagonizado páginas de revistas como ‘Newsweek’, ‘Time’, ‘Life’, y exposiciones internacionales.
«Me gusta que mi cámara hable con el modelo y eso, creo, me diferencia de esos otros fotógrafos que prefieren la distancia. Hacer fotos siempre ha sido un placer y también una necesidad, por eso quiero responder con alegría al diálogo con las personas a las que retrato. Mis fotos expresan el amor que siento por la vida», señaló como lema de trabajo la fotógrafa.
Sus principios
Sabine Weiss nació el 23 de julio de 1924 en Saint-Gingolph, en Suiza. Atraída desde muy joven por la fotografía, comenzó a hacer fotos a los doce años con un aparato que consiguió con el dinero de su paga.
Su padre la apoyó en su afición y aprendió más tarde la técnica fotográfica, entre 1942 y 1945, al lado de un fotógrafo de estudio de Ginebra: Frédéric Boissonnas.
Obtuvo su diploma de fotografía en 1945 y abrió su estudio personal antes de marcharse definitivamente a París en 1946. Se convirtió entonces, a los 22 años y por recomendación de un amigo, en la asistente del célebre fotógrafo de moda Willy Maywald. Formada en las mejores técnicas de la luz de estudio, es esta experiencia la que le hace descubrir la importancia de la luz natural como fuente de emociones.
Trabajó entonces distintos estilos fotográficos: apasionada de la música, hizo retratos de las grandes figuras de la música como Ígor Stravinski, Benjamin Britten, Pau Casals o Stan Getz, y también de la literatura y el arte en general: Francis Scott Fitzgerald, Fernand Léger, Jean Pougny, Alberto Giacometti, Robert Rauschenberg, Jan Voss o Jean Dubuffet.
Sus trabajos en revistas de moda
De 1952 s 1958 trabajó para la revista ‘Vogue’ en numerosos reportajes de moda, retratos de personalidades y numerosos artistas. Ligada al grupo de fotógrafos ‘humanistas’ que han convertido en fotografía la historia de los años 50-60.
También colaboró regularmente en varias revistas y periódicos conocidos en América y Europa: ‘Match’, ‘Life’, ‘Time’, ‘Town and Country’, ‘Holiday’, ‘Newsweek’… en fotografía de decoración y publicitaria, lo que la convirtió en una maestra del reportaje en color y blanco y negro en todos los campos.
Desde 1950, estuvo representada por la Agencia Rapho, primera agencia de prensa francesa que es además administradora del trabajo de, entre otros, Robert Doisneau (que fue quien la propuso entrar en la agencia tras un encuentro en el despacho del director de ‘Vogue’), Willy Ronis o Édouard Boubat.
Sabine Weiss y el blanco y negro
Con el tiempo se consagró al reportaje en blanco y negro, lo que le permitió Investigar con más calma la simplicidad de la relación del hombre con su universo. En el transcurso de sus paseos con su cámara, supo traducir las emociones en un solo gesto, en el que se nos ha descubierto lo esencial del otro.
Su trabajo personal está ligado a la vida en su cotidianeidad, a las emociones y a las gentes. Mezcla hábilmente poesía y observación social, por lo que se ha encuadrado su obra en la corriente de la fotografía llamada ‘humanista’; ella misma ha expresado que sus fotos expresan un cierto amor personal por la vida.
Sabine Weiss, como el fotógrafo Bernard Plossu, rechazó el estatuto de artista; en su opinión, su función consistía más bien en dar testimonio que en crear. En este sentido, consideraba que una foto debe exponer una particularidad de la condición humana, incluso con la intención de denunciar las injusticias.
Weiss utilizó esencialmente el blanco y negro, y cuidaba con precisión el encuadre, la calidad de la luz, los ambientes, etcétera.
Exploró las calles de París, frecuentemente de noche, en busca de sujetos variados pero que expusieran la apariencia humana en su universalidad: escenas de calle, soledades, niños y niñas, creencias, figuras humanas en la niebla, fugacidad de las emociones…
Los niños, las personas ancianas, las sonrisas de las estrellas, son habituales en su obra, todo ello relacionado por la característica común de la espontaneidad y la sencillez.
La artista ha expuesto en el MoMA de Nueva York, en el Art Institute de Chicago, en el Museo de l’Elysée, Lausanne y en la Maison Europeen de la Photographie, en París, entre otros museos y galerias de arte internacionales.
Su vida personal
Weiss se casó en 1950 con el pintor estadounidense Hugh Weiss, a quien había conocido en un viaje a Italia tiempo antes, y entabló amistad con personalidades del medio artístico como Jean Cocteau, Maurice Utrillo, Georges Rouault y Jacques Henri Lartigue. Con este último, compartía el amor por la humanidad y el gusto por las visiones íntimas de la vida.?
En los años ochenta se permitió recorrer el mundo y retratarlo. Realizó diferentes reportajes y firmó emotivas series documentales en la India, Birmania, Bulgaria, Egipto y la isla de la Reunión.
Gran viajera y apasionada tanto por el mundo del arte, como por las noticias cotidianas, publicó numerosos libros temáticos sobre el teatro, las ciudades, niñas y niños y una monografía: ‘Convicciones Intimas’, editada en 1989.
En 1987 fue nombrada Officier en la Ordre des Arts et des Lettres. A pesar de sus éxitos, de la publicación de ‘Sabine Weiss’, por la editorial La Martiniere (2003), y de la publicación de un monográfico titulado ‘100 photos de Sabine Weiss pour la liberté de la presse’ por RSF en 2007, Sabine Weiss fue una personalidad discreta y poco conocida por el gran público.
La exposición ‘Íntimas convicciones. El hombre y sus creencias’
En 2010 la Casa Revilla (Valladolid, España) expuso obra de Weiss bajo el título ‘Íntimas convicciones. El hombre y sus creencias’. La muestra recogía 60 imágenes en blanco y negro seleccionadas entre las mejores de la fotógrafa sobre el tema de la religión, la fe y la expresión y el comportamiento humano ante las deidades.
Esta exposición era el resultado de años de trabajo y viajes en los que la fotógrafa, infatigable, buscaba el significado de Dios, no tanto en su forma divina, como en su representación más cercana y sobre todo, en su faceta más humana.
Weiss no se fijaba en altares, ni en iconos religiosos, sino que giraba su cámara hacia la persona que rezaba, que comulgaba, que meditaba, fuera en una calle, en una catedral ante un cristo o en aeropuerto junto a las cabinas telefónicas.
La cámara de Sabine Weiss captaba la manera en que los hombres se comportaban ante él y cómo manifiestaban sus creencias, lo que en definitiva, era la expresión de lo que somos.
Como ocurre muchas veces con la fotografía humanista, el trabajo de Weiss sobre la fe, es un estudio casi antropológico.
“A Sabine Weiss le interesa el hombre en el momento en que se quita la máscara que se siente obligado a llevar. Con una luz tamizada, frente a una vela, signo de la presencia del otro, o de una vida más allá, su emoción se hace más intensa. La presencia de un otro, invisible, le coloca en una mayor soledad consigo mismo. […]
Pero sólo siendo una observadora aguda de la humanidad, Sabine Weiss percibe este conmovedor y terrible esfuerzo para convertir nuestro mundo violento, extraño e incomprensible en un lugar tolerable, vivible y algunas veces feliz. Ella es capaz de mirarlo con compasión y fotografiarlo con ternura”. Hugh Weiss.
Imágenes y fuentes: Wikipedia, Sala Municipal de Exposiciones de la Casa Revilla, Valladolid (España). Página de origen de la imagen principal: fotografodigital.com Portadas libros
