El testimonio de una joven abogada italiana desfigurada con ácido por su ex pareja.
He conocido a Lucia Annibali en un reciente evento público preelectoral en la región del Veneto, norte de Italia, donde la joven abogada se presenta como candidata por el Parlamento. Un evento sin desperdicio ni retórica, donde cada palabra surge de una verdad interior.
Annibali ha sido protagonista de una atroz agresión que la llevó a las crónicas internacionales. El 13 de abril del 2013, regresando a su casa en Pesaro, una ciudad del centro de Italia, observó que alguien había entrado en el piso pero no tuvo tiempo de reaccionar porque su cara se estaba quemando por un ácido tan poderoso como para derretir un metal, y la visión se le estaba obnubilando. Antes de desplomarse, logró gritar a sus vecinos el nombre de su persecutor, Luca Varani, su ex enamorado. Poco tiempo antes, se había encontrado con el sistema de gas dañado como para hacer saltar la casa. Pero no había denunciado a su ex, del cual por fin había logrado separarse, al descubrir que tenía una novia desde hacía muchos años. El hombre, no aceptando la separación, había comenzado a perseguirla de muchas maneras, llegando a contratar a dos albaneses para desfigurarla con ácido.
A pesar de su coartada de participar en un partido de fútbol mientras se realizaba la agresión, Varani fue rápidamente capturado y condenado a 20 años de cárcel por asalto e intento de asesinato.
Annibali sufrió 17 intervenciones de cirugía para recomponer su cara destrozada, pero nunca quiso esconderla. Al contrario, pensó que publicar esas duras imágenes podía ayudar a mujeres y a hombres a ver con claridad los estragos que pueden hacer un no-amor, una relación obsesiva donde se mezclan dependencia, narcisismo y afán de posesión. Y también, durante el largo periodo de recuperación, publicó un libro sobre la experiencia: “Yo estoy. Crónica de un no amor”. Su coraje y determinación le hicieron ganar en 2014 el reconocimiento de Cavaliere de Italia por el Presidente de la Republica, y la emisión de una serie televisiva sobre su historia. Mientras tanto, su ex novio hacía un intento de suicidio en la cárcel.
Definitivamente, Lucia Annibali tiene algo que decir a las mujeres “que aman demasiado”, a las que sufren y aguantan a veces por años agresiones brutales, a nivel físico o psicológico. ¿Cómo se logra levantarse de nuevo después de la violencia ? Esta es la pregunta que le hicieron decenas de veces las mujeres, en tantos encuentros públicos y privados.
“Claro, mi vida ha cambiado drásticamente desde 2013, y solo ahora doy la justa importancia a las cosas”, afirma Annibali. ”Sobrevivir se vuelve una condición de vida. Debes tratar de recuperar poco a poco la funcionalidad de los órganos, incluyendo la vista. Es como un niño que poco a poco se hace adulto. Reconquistar un pedacito a la vez, lograr mascar y deglutir un día, y otro día lograr ducharse sola, qué éxito!. Mientras tanto, en esta reconquista, entiendes cual es el sentido profundo de la vida, un proceso del que eres artífice y protagonista: debes cuidar de ti, antes que nada. Después, el experimentar el sufrimiento físico te hace más partícipe de los sufrimientos ajenos, te da la posibilidad de la esperanza, sea para ti sea para los demás. Pues tienes el derecho a seguir teniendo una vida digna, a regalarte alegría y paz en la vida: aunque hayas perdido algo o a alguien, la vida vale la pena ser vivida.
La diversidad de tu rostro te pone también en contacto con la debilidad de los demás, que no siempre son capaces de acoger la diversidad. Ahora, a partir de esta diversidad, puedo pedir a la gente “acoger” a las personas, con un pensamiento más iluminado. Desde un tiempo me he comprometido en la política, mientras antes no me sentía implicada. Ha sido un proceso natural, encontrando experiencias de trabajo, personas y temas en que involucrarme. Al comienzo fué en el “Dipartimento di Pari Opportunitá” entre Hombres y Mujeres, donde estudié el tema, después, a nivel regional, en el examen de la situación de gestión de los Centros contra la Violencia a la Mujer, a veces agobiados por los recortes de los servicios públicos, o por la burocracia”.
Se puede y se debe mejorar mucho en la atención a la mujer víctima de violencia, opina Annibali, que está preparando propuestas específicas. Se necesita mayor coordinación, por ejemplo, con el sector juicial y la sanidad, con iniciativas concretas para dar seguridad a las mujeres que tienen que recomenzar de cero, y todavía tienen miedo, y ayudarlas a reconstruirse como personas, ellas y sus hijas e hijos.
“Es nuestra tarea”, concluye Annibali. “Todas las que hemos superado momentos difíciles, resistiendo por amor a la familia o a los hijos e hijas, tenemos la responsabilidad de cuidar de la comunidad, de las mujeres.” Menciona también la experiencia de Brian Vanzo, docente y psicoanalista graduado en neurociencias y rehabilitación de pedófilos, para la recuperación de hombres violentos.
En su discurso, ni una palabra sobre el novio que en un momento le destrozó la vida.
Hay que sentir admiración al ver como el dolor ha podido ser transformado por Lucia Annibali en capacidad creativa, amor y alegría, en favor de la propia vida y la de la comunidad.