Gloria Vázquez, a la izquierda., Aída Blanco, a la derecha, ambas en huelga de hambre. Abajo, Susana Viqueira, de la red de apoyo de Ve-la Luz a la huelga. / B. Cao
Gloria Vázquez, a la izquierda; Aída Blanco, a la derecha, ambas en huelga de hambre. En el centro, Susana Viqueira, de la red de apoyo de Ve-la luz a la huelga. / B. Cao
La Asociación Ve-la luz convocó a sus socias y dirigentes a una huelga de hambre, y como consecuencia, 10 mujeres gallegas iniciaron, en la noche del 14 al 15 de octubre, una huelga con esta característica, y 12 días después, son las grandes silenciadas en la acción social de nuestro país.
Ve-la luz nació en Galicia en 2009 como organización reivindicativa, asistencial y de apoyo a las víctimas de la violencia de género (V.G.). Su papel ha ido creciendo en estos años, a pesar de los recortes en las subvenciones (este año, el total de euros que reciben de la Xunta de Galicia asciende a 720, para el programa de reinserción integral de víctimas de V.G.) y, entre otros, tiene convenios con las tres universidades gallegas (Santiago, Vigo y A Coruña) para que alumnado de Derecho y Psicología realice sus prácticas en la Asociación. Una importante labor pedagógica.
Pero también han protagonizado acciones de denuncia de las que esta huelga de hambre es un punto de inflexión en sus reivindicaciones contra la situación de las víctimas de V.G., tanto mujeres (víctimas directas) como sus hijos e hijas (víctimas directas, indirectas o colaterales), con una relación de demandas que pasan por:
– Medidas para que cuando haya indicios de violencia de género se suspendan las visitas e impedir el acceso de los (supuestos) maltratadores a cualquier tipo de custodia.
– En casos de falta, no sólo de delito, retirada del acceso de los condenados a la solicitud de custodia.
– Si en los casos de condena se retira la patria potestad, que se suspenda también el régimen de visitas.
– Renovación del personal de los juzgados de violencia de género cada dos años (lo que conllevaría procesos de formación en violencia de género a la mayoría del personal de los juzgados).
– Revisión de las sentencias de los últimos 5 años. En Galicia se han sobreseído el 57% del total estatal de casos.
Sobre este último punto, el jueves el Partido Popular aceptó crear una comisión de investigación en el Parlamento gallego, donde participen las víctimas (Ve-la luz), y con el compromiso de presentar una proposición de ley en tres meses. Los demás puntos, el Partido Popular los matiza pero no pone barreras insalvables, salvo el primero, la suspensión de las visitas y que se impida el acceso a la custodia. En este punto, el PP considera que se requiere una modificación de la ley, y Ve-la luz insiste en que la ley da capacidad al juez/jueza para determinarlo. Por tanto, su demanda se ciñe a que haya una obligatoriedad, en aras a la protección de los/las menores.
Mientras no se salve este punto, las mujeres de Ve-la luz siguen en su empeño, denunciando el (mal)trato que sufren en los juzgados, por mucho que su salud empiece a resquebrajarse después de tantos días sin comer. Y a ese (mal)trato habría que sumar el de los servicios sanitarios (Sergas), que hasta el pasado jueves 24, por la tarde, no activó el protocolo en casos de acciones de estas características.
De las 10 mujeres (Eva, Vicenta, Érika, Gemma, Fini, Gloria, Aída, Mariluz, Cris y Sandra), 8 se mantienen en la huelga; las otras dos se han tenido que retirar por cuestiones sanitarias. Todas son madres, todas son víctimas de V.G., todas –salvo una- tienen denuncias de sus maltratadores por no cumplir el régimen de visitas. Y una es la madre de un maltratador, y su compromiso está centrado en conseguir que se retire la custodia de su nieto a su hijo, que también la ha maltratado a ella y al que han impuesto una orden de alejamiento de su propia madre.
Parece claro el motor de la lucha colectiva que están llevando adelante: exigir que en los juzgados de V.G. se cumpla la ley y que se proteja a las mujeres maltratadas y a sus hijos/as.
Sin embargo, pocos apoyos están encontrando en su camino. Ningún grupo parlamentario autonómico ha recogido sus demandas y las ha hecho suyas. Su interlocución con el Partido Popular es en solitario, hasta donde lleguen sus fuerzas, sin presión social, sin presión parlamentaria, sin presión mediática. Y con una soledad incomprensible, porque ninguna asociación de mujeres, que trabaje contra la V.G. o que reúna a mujeres con intereses transformadores se ha volcado en apoyarlas.
Quizás la clave de esta ‘soledad’ esté en una característica que parece recorrer a todas las mujeres de Ve-la luz, tanto las que están en huelga como las que mantienen la red de apoyo que cuida de los hijos e hijas y de las necesidades familiares de las huelguistas: no son víctimas victimizadas. Son víctimas formadas, rompen con el estereotipo, dirigen sus designios directamente. No necesitan tutelas, ni portavoces. Un ejemplo claro de ello es Gloria Vázquez, presidenta y portavoz de Ve-la luz.
Gloria señala con claridad la importancia de que sean las propias víctimas las que se enfrentan a las demandas, las que hacen la huelga “que no encierro, porque las que tienen empleo van a él y vienen aquí a dormir”. Aquí es un local-campamento, con humedades, cerca de la Audiencia Provincial de A Coruña.
Gloria envuelve con la fuerza de su discurso. No es sólo una mujer comprometida y concienciada. Se ha ido formando en todos los temas, sobre todo judiciales, que rodean la violencia de género. No se arredra ni ante el poder judicial ni ante el poder político. Tiene 40 años y me cuenta que enseguida se dio cuenta de la necesidad de estudiar para conocer y entender en qué estaban metidas como mujeres víctimas de V.G. Cuando le pregunto por la huelga, dice sin titubear: “Nos quitaron tanto, que nos quitaron hasta el miedo”. Y parafraseando a Karl Marx: “No tenemos nada que perder y mucho que ganar”.
Para Gloria, la escasa repercusión de la huelga en los medios de comunicación viene dada porque “los grandes medios reciben ayudas (publicidad) de los gobiernos de turno”. Además, ya sabemos que quienes deciden en estos medios no parecen considerar a las mujeres como sujetos de noticia, sino como objetos y víctimas. Ellos, los que deciden, son parte de un modelo que considera a las mujeres víctimas propiciatorias, no cuestionan los motivos de la huelga, simplemente la ignoran.
No duda cuando dice: “nuestra huelga de hambre visibiliza el proceso de huelga de hambre permanente al que se somete a las víctimas, con juicios, procesos, pago de abogados…” por no cumplir el régimen de visitas. Me lo cuenta a la puerta del local-campamento, mientras se prepara para ir a comprar una calabaza para el halloween de su hijo… porque ellas si tienen claro cuál es el bien a proteger.