¿Es compatible ser directivo o directiva de una empresa tecnológica con ser responsable y transparente? Aunque la pregunta correcta sería: ¿tienen principios, valores, ética y sobre todo, hasta dónde son capaces de llegar para obtener dinero?.
Desde la Red de Entidades por la RD del Congo e Ingeniería Sin Fronteras se insta a las empresas fabricantes a responsabilizarse de los impactos que produce la extracción de minerales y a introducir más transparencia y trazabilidad en la cadena de suministros para garantizar que los minerales utilizados en la fabricación de los móviles, entre ellos el coltan, no procedan de la explotación ilegal en zonas conflictivas.
Las ONG reiteran que más allá de acontecimientos como el Mobile World Congress (MWC) hay que poner sobre la mesa los impactos que tienen la extracción de minerales usados en aparatos electrónicos, así como la necesidad de incidir tanto a nivel individual como colectivo en los cambios de dinámicas, necesarios, para revertir esta situación. Así mismo lamentan la nula visibilidad que tienen estos aspectos en el Congreso.
Las cifras del MWC son: 70.000 congresistas de 200 países distintos, impacto económico del congreso de 301 millones de euros aproximadamente, 25.000 habitaciones de hotel, ocupación de 240.000 metros cuadrados en Montjuic, 1600 policías, 3200 periodistas. Además Barcelona se convierte en un escaparate internacional, donde también quiere ser protagonista de la gran ola tecnológica. El contrapunto es la ciudad de Bukavu, al lado del lago Kivu, y seguramente era una de las ciudades más bellas del Congo. En la actualidad se ha convertido en un lugar infecto de edificios en ruinas, de calles llenas de basura, y superpoblado por culpa de una masiva inmigración de campesinos que se han visto obligados a abandonar sus hogares por las interminables y sanguinarias guerras.
Cerca de Bukavu se encuentra un valle donde una parte de los árboles han sido arrancados de raíz a base de dinamita. La inmensa mayoría de los seres humanos que viven allí son jóvenes, casi niños, que a menudo se introducen a gatas en peligrosas grietas cortadas entre las lomas, donde corren el riesgo de quedar sepultados por un repentino desprendimiento de tierra. Jóvenes cubiertos de polvo y barro, famélicos y con los ojos enrojecidos, asemejan retratos extraídos de un verdadero campo de concentración nazi con la única diferencia qué el que buscan son pequeñas piedras que contengan coltan.
De color azul metálico, el coltan es una palabra formada por la abreviatura de columbita-tantalita, un valiosísimo mineral del que se extrae el tantalio, un componente que presenta una gran resistencia al calor así como extraordinarias propiedades eléctricas. En la actualidad, el principal productor de coltan es Australia, pero existen reservas privadas o en explotación en Brasil y Tailandia. La República Democrática del Congo posee cerca del 80% de las reservas mundiales. El coltan es un mineral imprescindible para la fabricación de elementos de alta tecnología, es imprescindible para teléfonos móviles, reproductores de DVD, consolas de videojuegos, ordenadores personales, estaciones espaciales, naves tripuladas que se lanzan al espacio y armas teledirigidas; un “oro gris” que podría traer prosperidad a los congoleños. Sin embargo, guerrillas locales y empresas multinacionales han empezado a disputarse su explotación sin importarles el coste humano.
Según informes de agencias internacionales, la exportación de coltan ha financiado a varios bandos de la Segunda Guerra del Congo, un conflicto con un balance de más de cuatro millones de muertos. Ruanda y Uganda exportan coltan robado en el Congo a varios países. La columbita y, sobre todo, el tantalio están considerados metales altamente estratégicos. Por eso se entiende que exista en el Congo una guerra desde 1998. No hace falta tener muchos conocimientos de derecho internacional para saber que su ocupación atenta a la soberanía del país y que tiene únicamente la finalidad de aniquilar a sus ciudadanos y explotar sus recursos minerales.
La guerra del coltan también es la causa de violaciones masivas de mujeres y niñas provocando un golpe devastador que afecta física y psicológicamente a numerosas comunidades del Congo. Las violaciones masivas de mujeres como arma de guerra tienen un coste económico muy bajo, y según un informe presentado por la OCHA más de 5.400 mujeres han sido violadas de media por año desde el inicio de la guerra, el documento añade que esta cifra corresponde sólo a los casos denunciados, se deduce pues que otros cientos de casos similares han ocurrido, convirtiendo el Congo en el país con el mayor índice de delitos sexuales del mundo. De acuerdo con la OCHA, el 90% de las violaciones son cometidas por grupos armados, ya sean fuerzas regulares o desmovilizadas. Las víctimas nunca son atacadas en solitario, es decir siempre están acompañadas de otras víctimas y decenas de testigos, debido a que en general estos delitos se cometen en las propias comunidades y con total impunidad. Son conocidas las violaciones que se cometieron en el 2012 durante un sólo fin de semana, donde más de 250 mujeres fueron violadas a sólo 10 km de un destacamento de soldados de Naciones Unidas.
Según Naciones Unidas, el ejército Patriótico Ruandés ha establecido una estructura para supervisar la actividad minera en el Congo y facilitar los contactos con los empresarios y clientes occidentales. Traslada en camiones el mineral a Ruanda dónde es tratado antes de ser exportado. Los últimos destinatarios son Estados Unidos, Alemania, Holanda, Bélgica y Kazajistán. La Sociedad Minera de los Grandes Lagos tiene el monopolio en el sector y finanza al movimiento rebelde Reagrupación Congoleña para la Democracia, que cuenta con unos 40.000 soldados, apoyados por Ruanda.
Ingeniería sin Fronteras tiene en marcha la campaña “El precio de la abundancia, derechos humanos a oscuras”, que quiere impulsar un nuevo paradigma de desarrollo humano en que el criterio económico deje de ser relevante y quede subordinado a conceptos como la justicia ambiental, el respecto a los derechos humanos o la transformación social. Pretende denunciar los severos impactos asociados a las industrias extractivas, que suelen ser invisibilizados, especialmente en el Sur y las violaciones de derechos humanos sobre poblaciones autóctonas e indígenas, así como la impunidad de las empresas con la cual eluden constantemente sus responsabilidades en materia de medio ambiente y derechos humanos.
Con motivo de la celebración en Barcelona de la sexta edición del Congreso Mundial de los Móviles (MWC) entre los días 25 y 28 de febrero, Ingeniería Sin Fronteras y la Red de Entidades por la RD del Congo se movilizarán para exigir responsabilidades a las empresas de telefonía móvil. El objetivo de la movilización es aprovechar el hecho que Barcelona se convierte en la capital mundial del móvil para visibilizar en el MWC el impacto de la extracción de minerales en todo el mundo y la carencia de transparencia en la explotación de los recursos naturales a zonas en conflicto, como por ejemplo a la RD del Congo y su papel decisivo en la perpetuación de la guerra y la financiación de grupos armados.
La Red de entidades por la RD del Congo pide en los gobiernos español, catalán y a la UE que establezcan un marco regulatorio como el que ya existe en los EE.UU. (Dodd-Frank Act) por el cual las empresas certifican que no utilicen minerales provenientes de zonas conflictivas en la fabricación de widgets electrónicos y móviles.
