Una masa abundante nunca vista corre como caudal de agua por caminos y pueblos en estos días. Se trata del proceso electoral en 14 entidades del país, del cual nos llegan apenas algunas noticias fijadas en las discusiones del poder y entre el poder.
Esa masa, hervidero de ideas y palabras rebasa la imaginación. Son las mujeres, finalmente, que como oleadas invaden, se mueven, actúan, hablan, discursan y como resultado de un largo proceso han certificado que es mentira que no quieran gobernar. Si quieren y lo muestran, precisamente en los prolegómenos de la conmemoración del 60 aniversario del voto femenino que se cumplirán el 17 de octubre próximo.
Dejemos atrás la formalidad y el busto o monumento de alguna de las miles de sufragistas que develará en los festejos el Senado de la República, cuya contribución a esta inmensa participación femenina se traducirá en fórmulas idiomáticas: los derechos, la paridad, el no a la violencia ni a la discriminación, así como la urgencia de reiterar el discurso histórico que comenzó un día, a las afueras de un simulacro de Congreso por la libertad en el año 1824, en Zacatecas, donde las mujeres que escribían en la más antigua revista de mujeres: El Abanico, pidieron votar y ser votadas.
Y es Zacatecas por esa tradición cimentada, aunque usted no lo crea, gracias a la gubernatura femenina de la ex comunista y mujer de izquierda llamada Amalia García, hoy las cosas anuncian una transformación indiscutible. Ahí en Zacatecas se construirá estos días la olla más grande de menciones y acciones por la libertad y los derechos de las mujeres.
¿Pueden imaginarlo? Tres mil 430 mujeres en campaña. Sólo en Zacatecas, donde el Instituto Estatal Electoral, a cargo de Leticia Catalina Soto, hizo a los partidos políticos cumplir con la ley; capacitó a cientos de mujeres en lo que llamamos perspectiva de género y ha roto el primer dique. Para el congreso local 44 por ciento de candidaturas locales, donde cada propietaria tiene como suplente a otra mujer, y en las planillas municipales muy pocas encabezan la planilla, sólo 22 mujeres de todos los partidos; en contraposición 253 candidatas a las sindicaturas y sólo 20 hombres; y en regidurías, jamás visto, se ha logrado casi la paridad: 48 por ciento.
Es ahí, en las planillas municipales, donde se ha producido este caudal de mujeres que participarán sin duda, gane el partido que gane, en los gobiernos locales.
Zacatecas para muestra de lo que ha sido desde que comenzó 2013 es una cruzada efervescente. En los otros 13 estados donde habrá elecciones los partidos políticos y sus dirigentes siguen discutiendo lugares y aprobaciones. Sólo una elección gubernamental en Baja California. En general, solo avances regulares.
La resistencia ha sido brutal, porque no en todas partes se hizo lo de Zacatecas. En Chihuahua, por ejemplo, ha tenido que haber, como en 2012 en las elecciones federales, una sentencia del Tribunal Electoral para cumplir con la ley, ya sea electoral o aplicando los estatutos internos de cada partido para conformar las candidaturas femeninas con 40 por ciento y no en todos los niveles.
En Michoacán la lucha, me decía una dirigente, ha sido a muerte e inútil. Cómo las leyes electorales no fueron modificadas, el avance es casi nada para la participación de las mujeres. Las coaliciones admitidas entre partidos muy dispares, arrinconaron a muchas aspirantes.
En Oaxaca de acuerdo con el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana dos coaliciones y cuatro partidos cumplieron con la llamada cuota de género en las candidaturas por las diputaciones locales. De esta forma, 60 mujeres buscan una de las 25 curules por la vía del voto directo, frente a otros 90 varones. Mientras que por la vía de representación proporcional compiten 142 mujeres, frente a 164 hombres, que buscan las 17 curules restantes. En total, 202 mujeres buscan ser diputadas locales. En esa entidad también se elegirán autoridades en 153 municipios, las listas definitivas de las planillas se darán a conocer esta semana, pero ellas nuevamente serán las menos.
Los resultados son pálidos en Durango y Aguascalientes, tal vez como cara del crisol que es México, desde antes de la independencia y gracias a la creación ideológica que operó en la República que definió a las mujeres sólo como “ángeles del hogar” y no obstante todas sus acciones las preparó sólo para atender a las otras y a los otros.
Y no se ha podido romper el dique, especialmente en las elecciones municipales, eso no obstante, la suma de iniciativas diversas y la movilización. Las promotoras viajaron por todo el país. Apenas el jueves último, en Michoacán, la representante de ONU Mujeres decía: “llamamos a los tres órdenes de gobierno, a los partidos políticos, a los institutos electorales y a toda la ciudadanía para sumar todos los esfuerzos y voluntades para lograr la plena participación política y económica de las mujeres en igualdad de condiciones”.
Se espera en Zacatecas, que durante las campañas, las miles de mujeres participen por un puesto, pidiendo el voto, hagan lo que decía un viejo político, esa escena didáctica y masiva que se incrusta en las conciencias, con un discurso de género, hablando de los derechos de las mujeres, de su problemática social y económica. Tal vez una repulsa a la violencia contra las mujeres y la protesta por la poca efectividad de las políticas públicas. Y lo harán también todas aquellas que en menor proporción, han conseguido una candidatura en las 14 entidades del país, donde previamente pelearon al interior de esos círculos cerrados de las dirigencias machistas e insensibles.
Al parecer habría, en algunas entidades mayor apertura en el Partido Revolucionario Institucional, ahora con la sartén por el mango, que en los partidos de izquierda sumidos en sus competencias internas. No decimos nada de Acción Nacional donde sólo ha habido demagogia sin resultados.
Por ejemplo, en Quintana Roo sólo se registraron como propietarias 32 mujeres que equivalen al 34 por ciento y 61 hombres. En candidaturas independientes de mayoría relativa 10 candidaturas de las cuales sólo hay tres mujeres. Al final de 80 personas postuladas 29 son mujeres, el 36 por ciento, más del doble que en 2010, lo significativo es que no se sabe que sucedió en los municipios.
Además no todos los partidos cumplieron con la cuota de ley. El PAN llevará en Quintana Roo 43 por ciento de mujeres; el Partido del Trabajo 40 por ciento y el Movimiento Ciudadano 47 por ciento. El PRI 43 por ciento, y se desconoce qué pasó con el PRD, donde la discusión ha bateado a montones de mujeres en todo el país.
Paralelamente y para festejar los 60 años del voto ya se prepara un amplio programa de actividades en el Senado de la República y orgullosamente la papelería del Instituto Federal Electoral lleva un sello recordando ese acontecimiento que en tiempos del presidente Adolfo Ruíz Cortines se hizo universal.
Un foro, un libro sobre las primeras senadores, una muestra plástica, un sello postal, un boleto de lotería y la promoción de seis iniciativas específicas , en el campo, en la economía y por supuesto relevar a nivel nacional esto de la paridad.
En medio de toda esta algarabía que nos ocupará todo junio, en que se desarrollarán las campañas, todavía no hay respuesta a dos demandas urgentes: las alertas de género para parar la violencia y el cese a la impunidad por los miles y miles de asuntos; de violencia contra las mujeres y violaciones sexuales; la liberación de mujeres encarceladas por sospecha de aborto; los despidos masivos de mujeres que están a la orden; los casos de hostigamiento sucedidos en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, los expedientes que se quieren enviar al archivo porque hombres con poder golpean a sus parejas, novias, esposas, compañeras de trabajo.
Nos quedan tantos pendientes que sólo puede mitigarse la angustia por este hecho increíble que sucede en Zacatecas. Tenemos que decirlo. Veremos.