lunes 09 diciembre 2024

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“Las mujeres tienen que empoderarse y conocer sus derechos”

 

Fatou Seka1

 

Fatou Seka nacida en Gambia, emigró a Catalunya hace más de 45 años, y cuenta que fue de las primeras subsaharianas que residió en el Maresme. Desde finales de los noventa trabaja para erradicar la mutilación genital de las niñas de la comunidad africana residentes en nuestro país.

 

¿Cómo surge EQUIS – MGF Equipo de Sensibilización contra la Mutilación Genital Femenina?

Surgió a raíz de un proyecto europeo en 1997, donde participaron 5 países europeos y cada país tenía que formar a 5 mujeres de África subsahariana como agentes de salud comunitaria para trabajar con la comunidad la prevención del VIH.
Esta formación finalizó en Bruselas, donde se invitó a diferentes asociaciones que trabajan con mujeres, para que explicaran sus programas. Tras la exposición de una de las asociaciones que habló de la mutilación genital femenina (MGF), vimos la importancia de tratar el tema y decidimos crear la Asociación AMAM, después se cambió el nombre por EQUIS-MGF (Equipo de sensibilización sobre mutilación genital femenina).

La MGF es una violación de los derechos humanos de las mujeres y las niñas. Un reciente estudio de Amnistía Internacional cifra en 120 millones las mujeres víctimas de esta práctica, y tres millones de niñas por año que serán objeto de MGF. Aunque está prohibida en muchos países, la realidad es que sigue siendo una violencia tolerada y cotidiana. ¿Cómo debería de afrontarse?

Desde diferentes ámbitos. Es muy necesaria la formación y la información. Las mujeres tienen que empoderarse y conocer sus derechos. Hay que crear también un espacio de diálogo y de confianza. A nivel gubernamental las leyes también son necesarias pero no suficiente para acabar con la MGF. Debe de ser un trabajo en paralelo, formando a la familia, a la comunidad, y también a los profesionales de diferentes disciplinas: trabajadoras sociales, enfermeras, pediatras, maestras…

Se han dado casos en que población de origen migrante puede aprovechar un viaje a su país de origen para mutilar a las menores o, incluso, ser practicado en el propio país de destino. ¿Qué estrategias deben de emplearse para propiciar un cambio de actitud en las personas, familias y comunidades frente a la MGF?

Bueno, aquí, en Cataluña, nunca hemos podido confirmar que se haya realizado una MGF. La mutilación es un delito en toda España. Aquí tenemos el protocolo de la Generalitat que es un compromiso que firman los padres para garantizar la integridad de sus hijas cuando viajan a sus países de origen, donde la ablación es una práctica común.
Por otro lado, es básico apoyar a las formadoras y para eso necesitaríamos más apoyo institucional. La prevención ha de ser continuada. No podemos reivindicarlo solo el 6 de febrero (declarado como el día de Tolerancia Cero a la MGF) y ya está. Y solo con el miedo de entrar en prisión, tampoco es suficiente para acabar con esta práctica. Es necesario que las personas reciban formación e información, que se creen espacios de diálogo que permitan un debate, una toma de conciencia y reflexionar sobre el abandono de la práctica tras adquirir conocimientos o identificar las consecuencias que conlleva.

 

Fatou Seka

 

En febrero de 2016 Naciones Unidas abordó este tema como una prioridad entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcándose como referencia el año 2030 para acabar con esta práctica. ¿Cree que en 10 años se podrá conseguir?

Soy optimista y he visto una evolución importante en el tema. Recuerdo que a finales de los noventa todo era tabú y no podías hablar de la MGF. En cambio, ahora, se hace mucha sensibilización. Desde la asociación respondemos muchas demandas y hacemos mediación. Trabajamos con distintos profesionales: trabajadoras sociales, enfermeras, maestras… con las familias, informándolas que aquí la mutilación es un delito. Hay que tener en cuenta el peso de la tradición que tiene en muchos países, dónde las niñas y las mujeres que no se someten a la MGF, y sus familias, pueden ser rechazadas por sus comunidades. Y esto hay que tenerlo en cuenta. Y creo que si hay una auténtica implicación de todos: asociaciones e instituciones, sí podríamos conseguir la erradicación de la MGF.

La MGF se suele presentar como una práctica cultural y a menudo se vincula a la religión islámica, aunque también es practicada por cristianos coptos de Egipto, cristianos y judíos de Etiopía, o por varias tribus animistas. Sin embargo, en el imaginario colectivo occidental nos resulta más fácil identificarla con el Islam, ¿no es así?

Se justifica la mutilación a las mujeres en nombre de la religión y sin embargo, no hay ni un solo versículo del Corán que lo diga. Hay una resistencia grande y se da tanto en la ciudad como en el campo. Está muy arraigada, pero como te he dicho, ha dejado de ser tabú y ya se puede hablar del tema. Eso posibilita crear espacios de diálogo y crear confianza. Es necesario un trabajo continuado y de intercambio para ver dónde tenemos que insistir más. Las diferencias culturales hacen que a las personas adultas (por ejemplo, a las abuelas) no se les pueda imponer nada, pero sí se pueden crear espacios donde hablarlo. La sensibilización es básica.

 

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Alícia Oliver

Periodista i activista feminista. Coordinadora de la Xarxa Europea de Dones Periodistes i de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género
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