Apartes de la conferencia sobre Violencia de Género en el V Encuentro de la RIPVG Mérida, Yucatán, México
El uso de la expresión “Violencia de género” es tan reciente como el propio reconocimiento de la realidad del maltrato a las mujeres, por definición la violencia de género nace de la desigualdad y de las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres y se ejerce por quienes sean o hayan sido sus cónyuges, estén o hayan estado vinculados a ellas por relaciones afectivas aún sin convivencia.
La violencia que se ejerce contra las mujeres tiene dimensiones de pandemia y constituye una de las violaciones sistemáticas más importantes de los derechos humanos, causa sufrimientos indecibles, cercena vidas y deja a incontables mujeres viviendo con dolor y temor en todos los países del mundo, no solo impide a la mujer alcanzar su propia realización, sino que limita su crecimiento económico, entorpece su desarrollo y causa enorme perjuicio a familias enteras, empobreciendo a comunidades, dando cabida a otras formas de violencia.
Lo estamos viendo todos los días en las noticias, por todos los medios de comunicación, los datos de Naciones Unidas al respecto confirman con cifras escalofriantes, que al menos una de cada tres mujeres en el mundo ha tenido una experiencia de agresión física, emocional o sexual a lo largo de su vida, el número de mujeres golpeadas, abusadas y víctimas de prácticas horrendas como la mutilación genital o la brutal violación o empalamiento son incontables.
La OMS, califica la violencia de género como una “Epidemia de Salud Global”, y advierte que es un “fenómeno que ocurre a todas las mujeres, no solo a las pobres o de un país concreto, lo que supone un problema de salud global de proporciones epidémicas”, considera que los menores son las víctimas directas de la violencia machista.
De ahí que el análisis sobre políticas públicas que ejercen los gobiernos en su lucha para erradicar la violencia de género no puede quedarse solo en el papel, con leyes que en su mayoría resultan obsoletas en la práctica, ellas deben estar encaminadas a un sistema integral que incluya políticas de igualdad, y programas de prevención del maltrato, el remedio para erradicarla no puede quedarse solo en la protección legal de la ya maltratada, o lamentarse por las mujeres asesinadas.
Mitos sobre la violencia de género
Los mitos que sitúan la violencia de género en el terreno de la excepcionalidad son como primera medida aquellos que tienen la falsa creencia que solo ocurren en países tercermundistas o en familias de bajos recursos económicos y sociales, realmente es un problema universal, independiente de su situación geográfica, régimen político o situación económica.
En segundo término estarían los mitos sobre los maltratadores, muchos psicólogos enfatizan que la agresión del maltratador se debe a que han sido personas maltratadas por sus padres o sido testigos en su infancia de violencia doméstica, sin embargo las estadísticas mundiales indican que no puede establecerse una relación de causa efecto entre un pasado de violencia y la violencia contra su pareja (Informe Mundial sobre la Violencia de Género y la Salud, Heise y García-Moreno, 2003)
Otros mitos sobre las mujeres maltratadas es que ellas se trasladan la carga de la culpa, piensan que son las responsables de lo que les sucede, bien porque creen que su personalidad “atrae” la violencia o porque prefieren tolerar el maltrato por conveniencia social o por razones económicas, igualmente ignoran el problema por temor a ser discriminadas en su entorno social, porque están aterrorizadas o incluso por vergüenza.
Hay otros mitos surgidos en los últimos años denominados “neomitos” y que hacen referencia a los ataques ideológicos contra los avances conseguidos para frenar la violencia de género, estos neomitos tienen que ver con la descalificación, y la manifiestan no solo los hombres, sino las mismas mujeres, frases como “Las mujeres interponen denuncias falsas de maltrato para conseguir ventajas en una separación o divorcio” no solo resultan nefastas para alcanzar la igualdad, sino que denotan una profunda ignorancia en el desconocimiento de la Ley, ya que los divorcios y las separaciones de bienes están reguladas expresamente en el Código Civil y de Procedimiento y no reporta ningún beneficio para el cónyuge que denuncia el maltrato.
Otro neomito es el que se relaciona con el “Síndrome de aleniación parental” (SAP), una teoría que el profesor de psiquiatría infantil de la Universidad de Columbia, Richard Gardner, formuló en 1985 en un artículo titulado “Tendencias recientes en el divorcio y la litigación por la custodia”. Según Gardner el concepto de SAP es un trastorno de la infancia que consiste en el lavado de cerebro a las hijas e hijos, por cuenta del progenitor que se siente víctima del divorcio y que por regla general es la madre, como un fenómeno cada vez más frecuente en las rupturas de parejas con hijos. (Gardner, defensor entre otros debates, de las relaciones sexuales entre menores y adultos).
En esta tipología hay dos mitos a considerar. Uno es que se demoniza a las mujeres con el tema del SAP, constituyéndose en un ataque frontal a la erradicación de la violencia de género, cuando se afirma que las mujeres manipulan a las hijas e hijos contra el padre, trastornando la relación post divorcio en el conflicto de guarda y custodia, obstaculizando las relaciones saludables de los hijos especialmente contra el padre, y transformando la situación de ataque hacia el progenitor con el que no viven, hasta llegar a odiarle para sacar provecho. Y otro es que va en contra de la protección de los niños y niñas que han sufrido abusos o han sido testigos de la violencia de género. Esta teoría es tan absurda que la mayoría de los profesionales de salud mental la consideran inadmisible en los procedimientos sobre custodia que dan los Tribunales.
El mito de las denuncias falsas vuelve a poner sobre el tapete la imagen de que las mujeres denuncian falsamente, que son mentirosas. Es innegable que algunas mujeres hacen denuncias falsas o propagan el rumor que son maltratadaspara sacar provecho personal, pero esto se da en una muy inestimableproporción. Con este estigma hombres, mujeres e incluso jueces, causan mucho daño a aquellas mujeres que están padeciendo violencia doméstica real y que están pensando en denunciar.
El Observatorio Contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial en España, presentó hace unos días un informe que el Consejo del poder Judicial confirmó, y es que las posibles denuncias falsas existen pero son mínimas, el informe que se realizó sobre 530 sentencias señala que en solo un tribunal se vieron indicios para investigar unas muy pocas denuncias falsas
El estudio concluye que es necesario profundizar sobre este tema a fin de contrarrestar los mitos que logren erradicar el grave problema social que es la violencia de género
Dos casos: mujeres asesinadas en el Estado español y en Colombia en lo que va del 2013
41 mujeres han fallecido en lo que va de año en los territorios del Estado español víctimas de la violencia de género, lo triste es que solo 6 de las fallecidas denunciaron que estaban siendo maltratadas.
El número de mujeres maltratadas podría ser mayor, teniendo en cuenta que muchas veces las muertes de mujeres no se denuncian como peculiaridades de la violencia de género.
Otras víctimas de la violencia de género son las hijas e hijos. En lo que va de año, en el Estado español 6 niños han muerto y 33 han quedado huérfanos fruto de la violencia de género.
La anterior cifra contrasta de lejos con lo que pasa en Colombia, en el transcurso del 2013, 514 mujeres han sido asesinadas.
Según El Instituto Colombiano de Medicina Legal entre enero y junio del 2013, se ha presentado un total de 514 asesinatos contra mujeres en Colombia, un promedio de 85 mujeres asesinadas cada mes, según el Instituto la cifra es inferior a la del 2012, donde hubo un total de 553 muertes violentas de mujeres en el mismo período, el Instituto también alerta de que la mayoría de víctimas tenían entre los 30 y los 40 años y la mayoría de estas mujeres nunca denunció.
Las cifras reflejan solo una parte del fenómeno de la violencia de género y permiten diversos análisis de lo que sucede en la sociedad. Los datos son una herramienta que puede ser utilizada, tanto para el diagnóstico como para la exigencia de respeto a los derechos humanos de la mujer.
Ante un contexto como el nuestro es fundamental y necesario que los actores involucrados,y sobre todo los poderes públicosgaranticen la seguridad y salgan en defensa de las mujeres y de sus derechos y los medios de comunicación incidan más en las estructuras del poder institucionalizado.
Grupo de participantes en el V Encuentro Internacional de la RIPVG en Mérida, Yucatán, México