viernes 05 julio 2024

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La esclavitud, en la trata de personas

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 “Las mujeres que han sido víctimas de trata han sido raptadas en sus países de origen, amenazadas y obligadas a vivir en condiciones inhumanas o a realizar trabajos en contra de su voluntad, también han sido sometidas a diferentes formas de violencia física y psicológica. La trata de personas es esclavitud, hace referencia a antiguas y a nuevas formas donde se busca dominar, controlar, explotar y someter”  dijo a La Independent,  Helga Flamtermeski, coordinadora del proyecto Mujer Frontera del Departamento de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona.


 El Tráfico de personas es un fenómeno que ha ido creciendo cada día, se ha convertido en un negocio rentable para la delincuencia organizada que cada vez lo utiliza más. Lo más cruel es cuando involucra a mujeres y niños para someterlos a trabajos forzados o la explotación sexual. Es evidente que tiene sus raíces en las condiciones socioeconómicas de los países de origen de sus víctimas y se ve facilitado por las prácticas segregacionistas contra las mujeres.

 

No es obra del azar que el tráfico sea una forma moderna de esclavitud. De hecho, es un delito tipificado en el Protocolo de Palermo, que soporta una serie de amenazas a los derechos humanos de las víctimas, y se constituye en un afronta contra su dignidad. En la Convención de Palermo, celebrada por las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada, en diciembre de 2000 en Palermo (Italia), la comunidad internacional adoptó acciones legales de protección para garantizar el bienestar de las personas afectadas. Dentro de este contexto, El Protocolo establece que ni siquiera el consentimiento dado por la víctima a toda forma de explotación intencional se tendrá en cuenta cuando los victimarios hayan recorrido.

 

La complejidad del comercio ilegal de personas lleva implícita que la explotación tenga relación directa con la obtención de un beneficio económico u otro beneficio de orden material que incluye como mínimo, la explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos. Conlleva que los tratantes aprovechen en beneficio propio y de una manera abusiva las cualidades de otra persona, que recurran al transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas con acciones amenazantes, uso de la fuerza u otra forma de coacción como el engaño, el rapto o el fraude, poniendo a la víctima en condiciones de vulnerabilidad.


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Según Helga Flamtermeski, la esclavitud es un delito que en muchas sociedades en esta época cuesta reconocer. Explicó: “Dos ejemplos que tuve oportunidad de conocer en el curso de la investigación. Uno era el caso de una chica boliviana que una familia de dinero, catalana, contrató para que hiciera las tareas domésticas, la pusieron a trabajar sin descanso, no la dejaban salir, dormía en el suelo de la cocina, y si hacía mucho frío la dejaban dormir en el suelo de la sala de la casa porque no había habitación para el servicio, le limitaban la comida y cuando ella pidió la liquidación por el tiempo trabajado, tuvo que recurrir a los servicios sociales para que le pagaran. Finalmente ella no quiso denunciar, lo único que quería era volver a su país. Eso es esclavitud. El otro, era el de una chica de 22 años de origen rumano, muy bonita, que no entendía lo que le estaban haciendo. Durante dos años, su novio le hacía producir una cantidad de óvulos y luego se los extraían. Estuvo sometida a violencia psicológica, casi cerrada. Ella no quiso denunciar por miedo y también regresó a su país. Las víctimas no denuncian porque es muy difícil que reconozcan que es un delito de tráfico cuando no es prostitución, porque no se ve. La única forma de salir o escapar del tráfico es denunciando”.

 

Comentó que el tráfico en Estados Unidos, comienza con la esclavitud laboral de mujeres centroamericanas, las mantienen encerradas en condiciones infrahumanas, sin contrato laboral y sin papeles. En España y en general en Europa los casos más comunes son los matrimonios serviles, una relación afectiva que no necesariamente ha terminado en matrimonio y que tiene entre sus principales víctimas a mujeres que son obligadas a convivir con hombres que las maltratan física y sexualmente, a ser sus sirvientas, y a permanecer recluidas en contra de su voluntad.

 

En Asia y en Centroamérica es donde más víctimas de tráfico hay, pero en su investigación, algo ha roto todos los esquemas, y es que encontró como Filipinas, familias con niños entre los 3 y 4 años, los volvían gays para prostituirse y pudieran emigrar.

 

Flamtermeski dijo que en Estados Unidos, Filipinas, y España, donde ha desarrollado su investigación, ha encontrado todas las formas de tráfico, y subrayó que, independientemente de los estereotipos, el tráfico de personas es esclavitud.

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