Guatemala es el quinto país productor de café a nivel mundial y las manos de sus mujeres son vitales en el logro de esa posición; sin embargo, la enfermedad silenciosa, denominada roya, se apoderó de las plantaciones del grano en 65 por ciento de las fincas productoras, algo que no es alentador para las guatemaltecas que subsisten del grano.
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Lorena Calvo, presidenta de la convención Alianza Internacional de Mujeres en Café, alerta sobre los estragos de la roya en un país cuya economía se basa, principalmente, en el cultivo del grano, por ser el más importante de la nación y el de mayor exportación, lo que genera empleo para la población en 20 de los 22 departamentos de la nación, principalmente para las mujeres mayas.
Lorena Calvo. Fotografia de siglo21.com.get
¿Qué tan delicada y grave es la invasión de la roya en el café de Guatemala?
Sumamente delicada porque afecta a miles y miles de personas que viven de este cultivo. No solo a los propietarios de tierra que cultivan café, sino a miles de personas que son empleadas en el corte y producción.
El pequeño cafetalero se verá afectado, por lo menos, en los próximos tres años, ya que una producción enferma baja los rendimientos y, para poder rescatarla, se debe de podar y esperar tres años a que vuelva a producir.
Por otro lado, los caficultores medianos y grandes, que dan empleo, tendrán que bajar la producción y, por lo tanto, se reducirá el número de personas a quienes se les da trabajo en las fincas.
¿Cuántas guatemaltecas están involucradas en el proceso cafetalero?
Entre 70 y 80 por ciento de la mano de obra en el corte de café son mujeres y, por ende, sus familias también sufrirán la crisis. Están inmersas en la siembra, mantenimiento, cosecha, beneficiado y aspectos relacionados con la exportación.
¿Cuál es el perfil de la mujer inmersa en el proceso de la producción cafetalera?
Varía, ya que va desde la mujer analfabeta que trabaja en el campo hasta las mujeres viudas, solas o profesionales que han tenido que tomar las riendas de sus propiedades heredadas o que les dejaron los maridos y hacerlas producir.
Existen también las mujeres que trabajan exportando café o en las cafeterías. Hay de todo porque ellas son un eslabón en la cadena productiva.
¿En qué fase del proceso cafetalero hay más mujeres trabajando?
Están en todos los eslabones de producción de café, pero el problema es que pasan inadvertidas o son invisibles para optar posiciones a nivel más alto en el mundo del café. Pero, definitivamente, en el campo es donde más mujeres participan.
Ellas buscan obtener un ingreso que les permita educar a sus hijos, así como trabajar en un lugar donde se sienten orgullosas de aportar a su país.
¿Qué le genera a la guatemalteca trabajar en este proceso?
Definitivamente, ingresos y muchas veces nada más, porque lo que sucede es que cuando nosotros buscamos capacitarlas en las fincas, se nos hace difícil, pues muchas aun son analfabetas.
¿Qué significa para las mujeres esta crisis que inició el año pasado y ahora se agudiza?
Va a ser muy fuerte porque el 70 por ciento de los cortadores son mujeres y la mayoría de las fincas no podrá pagar ni contratar al mismo número que en ocasiones anteriores.
Tengo entendido que hay aproximadamente 3.000 unidades de producción de café en Guatemala que son administradas por mujeres, ¿qué efectos tendrá en la vida económica de las guatemaltecas?
Solo hagamos cuentas, aquí en Guatemala se paga por quintal trabajado o cortado, unos 10 dólares. Ese dinero le sirve a la mujer para vivir seis meses al año, el corte es lo fuerte cuando migran.
¿Qué les espera entonces con la roya?
Crisis. Pero la roya podría traer a las guatemaltecas al menos tres años de “vacas flacas” y, con ello desnutrición, violencia y vandalismo.
¿Qué espacios ganados a pulso podrían perder las mujeres si la crisis cafetalera continúa?
Como a todos, la exportación, los mercados ganados por ser un café producido por manos de mujeres y su independencia económica.
¿Qué problemas sortean las mujeres rurales que participan del proceso de producción cafetalera?
Los problemas que afrontan las mujeres rurales en el mundo del café son los mismos que un hombre. Sin embargo, ellos pueden recibir capacitación o sus padres les enseñan a manejar el cultivo, pero cuando a una mujer le toca hacerse cargo de una finca, no fue capacitada de niña o nadie le enseñó cómo hacerlo. Ella tendrá que buscar quien la asesore y aprender de adulta.
¿Cómo están afrontando la crisis cafetalera la Asociación Nacional del Café (ANACAFE) y las mujeres?
La crisis del café significa lo mismo para hombres y mujeres. No hay diferencia. Lo más delicado no es combatir la roya, sino es que ANACAFE y el Gobierno entiendan que lo que se necesita es una estrategia para rescatar la caficultura guatemalteca, que está precisamente en crisis por tener cafetales viejos.
Es decir, necesitamos apoyo para renovar los cafetales, ya que si hoy afecta la roya, mañana puede ser una plaga u otra cosa.
