Dentro de unos días hemos de ir a votar para elegir a quienes, durante los próximos cuatro años nos representarán al frente de ayuntamientos y algunas comunidades autónomas.
La ley de Igualdad impone presencias equilibradas entre mujeres y hombres en las listas electorales y ese criterio, en sí mismo ya fue un avance y conlleva una garantía de presencia mínima de mujeres y no aleatoria como ocurría antes.
El Partido Popular, dentro de su estrategia populista, fácil, aleatoria y sin contenidos firmes en materia de igualdad entre mujeres y hombres ahora presume de tener más mujeres en sus listas que cualquier otro partido y de tener en su programa propuestas para una igualdad real entre hombres y mujeres.
Me he molestado en acercarme a su programa electoral, tanto al autonómico como al municipal.
En el programa municipal, entre sus principios no figura el principio de Igualdad, eso sólo para comenzar. Y en el autonómico, aún siendo cierto que dedican un apartado a la igualdad real se quedan únicamente en el ámbito de lo laboral y dejando entrever con bastante claridad que el tema de la conciliación de la vida laboral y familiar (ni mencionan la personal) es un tema que afecta a las mujeres.
No es necesario mencionar que la igualdad real no se consigue sólo con medidas laborales puesto que los derechos de ciudadanía los han dejado todos a un lado. Y de ahí la necesidad de que las mujeres seamos conscientes cuando vamos a votar.
Las valientes mujeres que se presentan en las candidaturas de cualquier partido progresista tienen la función múltiple de representar a muchas otras que hemos decidido, dentro de nuestras legitima libertad, no hacerlo. Pero, además han de llevar a la agenda política los temas que nos afectan directamente y desmontar el discurso de que la igualdad real está conseguida.
Son, todavía, demasiados ámbitos en los que las mujeres seguimos estando en una posición desigual y con mayores obstáculos para poder realizarnos como seres humanos libres. Y eso sin entrar a comentar la relación impuesta con nuestro propio cuerpo ya que este parece que no nos pertenezca puesto nos quieren imponer cómo vivir nuestra sexualidad, maternidad, etc.
Las mujeres, hemos de ser conscientes de la importancia de nuestro voto. Somos capaces de dar y quitar mayorías. Y sobre todo hemos de apoyar a esas compañeras que están en la brecha de la lucha para que la vida del conjunto de la ciudadanía mejore sustancialmente.
Hemos de ir a votar orgullosas y hacerlo a opciones que realmente se preocupen de desenmascarar las mil caras que tiene el sistema androcéntrico para seguir manteniéndonos en posiciones de segunda.
Hemos de ser responsables con nuestro voto puesto que es nuestra arma para apoyar medidas que mejoren las condiciones de vida de quienes han luchado antes por nosotras, nuestras predecesoras, las que no marcaron caminos.
No podemos olvidarnos de las niñas, las futuras lideresas, que no sólo han de formarse, también hay que pensar en cómo abrirles caminos para que sean lo que deseen ser, pero con la seguridad de que no están solas.
No podemos votar opciones que nos impongan maternidades no deseadas, opciones que no tengan en cuenta nuestra libertad para elegir o modelos de vida que nos continúen subordinando a un papel secundario en todos los ámbitos sociales.
Además, tampoco podemos olvidarnos de aquellas a quienes les arrebataron la voz y que, quizás se pudo hacer mucho más de lo que se hizo para salvaguardar su vida. Hemos de recordarlas y dignificar su memoria apoyando opciones que aporten medidas concretas para la lucha contra el terrorismo machista para evitar más muertes de mujeres y niñas.
Hemos de apoyar otro tipo de modelo de sociedad en donde seamos un poco más libres para elegir y en donde nuestra voz sea escuchada y nuestras necesidades atendidas.
Y eso, lo que acabo de exponer, no lo he encontrado en el programa del partido popular. Por eso desde estas líneas hago un llamamiento a un voto reflexivo, solidario y progresista para con nuestras propias necesidades como mujeres.