OPINIÓN
Siglos y siglos de tribunales que eran juez y parte; siglos y siglos legislando en contra de las mujeres, en contra de los cuerpos de las mujeres; siglos y siglos de machismo rampante y de ideología contraria al progreso y a la libertad de las mujeres.
En algunos lugares del mundo es tal cual; en otros, los menos, la inercia opera parcialmente; en ninguno, han dejado de regir completamente.
No he leído la sentencia, ni me corresponde a mí, ciudadana corriente, no ducha en leyes, criticarla desde un punto legal y menos a vuela pluma. Creo, además, que abordar la actuación de un juez (Ricardo Javier González) que ve en la repugnante y abyecta violación vestigios «de jolgorio y regocijo», o que lo que le sugieren los «gestos, expresiones y los sonidos que emite [la víctima] es excitación sexual» no tiene nada que ver con la aplicación de las leyes.
La triste consecuencia es que enmascara que la otra jueza (Raquel Fernandino) y el otro juez (José Francisco Cobo) tampoco vieran atisbo de violencia. Cuesta entender que pueda existir un abuso sexual sin violencia. Asco y vómito.
Recordemos que la pornografía muestra siempre que las mujeres disfrutan cuando se las veja, cuando son tratadas violentamente. Recordemos que los burdeles de carretera (estos centros de trata) donde se esclaviza a las mujeres para prostituirlas tienen nombres como Oasis, Edén, Paraíso…
Recordemos que Pedro Agramunt, senador del PP vinculado a un caso de corrupción europeo, a preguntas de la periodista Pepa Bueno, manifestaba muy ufano y complacido que estaría muy orgulloso de poder fardar ante los amigos de fotos en compañía de prostitutas
Más contextos. Parece que el crimen de Toronto del 23 de abril fue cometido por un misógino, Alek Minassian, con el objetivo de matar mujeres. Se considera un «célibe involuntario», puesto que ninguna mujer quiere tener relaciones con él (algunas, añade, prefieren incluso acostarse con negros).
No es la primera masacre perpetrada por esta ideología de extrema derecha, fuertemente emparentada con el alt-right, ni es algo nuevo. Por recordar una, la masacre de la Escuela Politécnica de Montreal del 6 de diciembre de 1989, donde Marc Lépine entró en una clase, vociferó que estaba «luchando contra el feminismo» y mató a catorce mujeres e hirió a diez más. Hagan la regla de la inversión y piensen si es verosímil una reacción pareja por parte de mujeres despechadas.
Fué un día duro. Seguramente marca un retroceso, pero sabemos que la vida avanza en zig-zags. Y mañana —ni mártires ni Lucrecias— seguiremos estando aquí mostrando y de mostrando que no es no
Y un contexto que no podemos soslayar: el retroceso de libertades y derechos que de un tiempo a esta parte sufrimos en este país. Cuando eso ocurre, uno de los colectivos más afectados es siempre el de las mujeres.
Un abrazo completamente «sí es sí» a todas las compañeras (incluye a los compañeros) del «no es no». Al ayuntamiento de Pamplona, a la consejería de Educación, a las instituciones policiales que participan en ella en Pamplona y Navarra, a todos los grupos y organizaciones feministas y vecinales que conforman desde hace ya tantos años la campaña, tanta labor constante y bien hecha, a los grupos que me olvido, a cada una de las mujeres. Fué un día duro. Seguramente marca un retroceso, pero sabemos que la vida avanza en zig-zags. Y mañana —ni mártires ni Lucrecias— seguiremos estando aquí mostrando y demostrando que no es no.