La palabra pauta tiene su etimología en el latín, y remite a un pacto, en el sentido de acuerdo.
En los medios de comunicación se trabaja en base a acuerdos para construir noticias. El problema es que esos acuerdos, casi nunca, están escritos y mucho menos consensuados con el equipo de trabajo. Porque son decididos por pocas personas y cambian según quien tiene el poder de tomar decisiones editoriales. Y eso afecta la labor periodística, porque las sociedades democráticas se sostienen con medios democráticos, que no sólo lo sean o parezcan por lo que producen, sino que lo sean también por sus prácticas internas.
Los acuerdos se pueden plasmar en manuales o guías de estilo que están casi extintos en los medios argentinos. Bueno es aclarar que estas herramientas sirven si se elaboran con la participación del staff periodístico, si se generan espacios internos de intercambio para ir incorporándolas paulatinamente y si se hacen revisiones periódicas para optimizarlas.
También en los medios argentinos hay una larga tradición de resistencia a incorporar la figura de la Defensoría de lectores/as o de las audiencias. Una pena. Me decía en una entrevista en 2006 Ian Mayes, el primer Defensor del Lector británico, que tener una persona que cumple esa función produce “un cambio cultural en las redacciones, porque algunos periodistas se creen infalibles, y los medios aprenden muchísimo de las reacciones de los lectores”.
La excepción local es el semanario Perfil que ha tenido y tiene esta figura. Se convirtió además, en 2018, en el primer medio en tener una Defensora de Género, cargo que inauguró la filósofa feminista Diana Maffia y que ahora ocupa la médica feminista Mabel Bianco. Es decir, la empresa optó por no incorporar periodistas que hagan esta tarea.
De esa editorial es la revista Luna, que cuando surgió en los años ’90 se presentó con el objetivo de “ampliar el espacio de las mujeres y salir de lo convencionalmente femenino”. Tuvo dos defensoras que tenían una columna que se llamaba ‘Diálogo con las lectoras’, que en una primera etapa estuvo a cargo de la periodista y escritora Cecilia Absatz y luego de la profesora en Filosofía y periodista, Clara Fontana. La revista sigue editándose sin Defensora.
También la revista La Maga, que dejó de publicarse en 1998, tuvo Defensoría unos años. Y hubo un Defensor del Oyente en Radio Ciudad de Buenos Aires a partir de 2006. Fue Guillermos Yelen. En una entrevista que le hice ese año en la emisora, Yelen me contaba que la idea fue de Carlos Ulanovsky cuando dirigía el medio. Ulanovsky fue uno de los hacedores de La Maga. Porque todo tiene que ver con todo. Claro que ahora, las y los oyentes no tienen más defensoría.
Es justo mencionar la tarea de la Defensoría del Público creada por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. La primera del mundo en su tipo. La periodista Cynthia Ottaviano fue su titular entre 2012 y 2016, elegida por una Comisión Bicameral del Congreso. Realizó una tarea destacable, recordada y sostenida hasta hoy –con muchas dificultades- por los equipos de trabajo.
Si bien no es una iniciativa surgida desde un medio, la tarea de la Defensoría del Público colaboró y colabora a democratizar el periodismo.
Imagen ilustrativa de la red
El aporte feminista a la democracia mediática
A esta altura de la historia periodística está claro que la objetividad no existe: quienes ejercemos el periodismo somos personas. Comunicamos según nuestra manera de ver el mundo, manera que se comparte con quienes trabajamos. O no se comparte. Y de ahí la necesidad de clarificar el ejercicio del periodismo con pautas claras. Sobre todo cuando incluimos la perspectiva de género, porque estamos en pleno proceso de cambio cultural, con sus avances, sus resistencias, sus desafíos, su revisiones.
En esa línea, al Manual de Género para Periodistas que escribimos en 2011 con Lyvia Porras lo iniciamos con el capítulo ‘Mirando hacia adentro’ donde proponemos lecturas y ejercicios internos en las redacciones para “reflexionar sobre las relaciones laborales, las prioridades informativa y sobre los roles dentro del medio”. Está online para quienes quieran profundizar el tema.
Algunos medios van entendiendo la urgencia de tener pautas claras, incorporar –de verdad- la perspectiva de género y comprometerse con acciones claras por la igualdad.
Grandes empresas mediáticas están sumando editoras y corresponsales de género: Jessica Bennett es la editora de género del New York Times; Ana Requena Aguilar es la Redactora Jefa de Género del Diario.es, junto a Marta Borraz; Pilar Álvarez es la corresponsal de género de El País de España.
Este año, las periodistas feministas acompañamos con entusiasmo la tarea de las flamantes Editoras de Género de Clarín e Infobae: las perioditas Mariana Iglesias y Gisele Sousa Dias, respectivamente. Un logro colectivo de las periodistas organizadas internamente en las redacciones.
Sobre este rol nuevo en el mundo periodístico, en un video que generosamente Ana Requena aportó para los cursos de periodismo de género que dicto, cuenta que ElDiario.es decidió nombrarla Redactora Jefa de Género “para que el cargo tuviera la misma denominación de los máximos cargos de las secciones. No es una sección de género, sino es transversalizarlo en todo el medio”. Ella propone temas para cada sección y coordina con las distintas secciones el enfoque de género. Se centra en espacios donde hay voces mayoritarias masculinas y construye herramientas internas que colaboren a la inclusión.
Hasta hay empresas mediáticas que están usando las tecnologías para subsanar sus fallas igualitarias, como el Financial Times que advierte automáticamente a sus periodistas si sus artículos citan a demasiados hombres, en un intento de obligar a que su staff busque mujeres expertas para incluirlas en sus artículos.
La organización de medios descubrió que solo el 21% de las personas citadas en el Financial Times eran mujeres. Entonces, desarrolló “Janetbot ” (un bot, es decir un programa informático muy en auge en este tiempo electoral argentino) que usa pronombres y análisis de nombres para determinar si una fuente es masculina o femenina.
“Los editores de la sección son alertados si no están haciendo lo suficiente para mostrar a las mujeres en sus historias”, explica el diario.
En este lado del mundo, en Canadá, utilizan Gender Gap Tracker, que permite analizar cómo y en qué medida los medios de comunicación dan cabida a las voces de las mujeres. Se trata de un análisis lingüístico, mediante técnicas de big data, que identifica las voces femeninas mencionadas y citadas en los medios de comunicación, proporcionando un desglose preciso de cuál es la distribución de las fuentes por género.
Vale aclarar que no sólo se trata de incorporar mujeres, sino que esas fuentes femeninas tengan expertise en género, que el lenguaje no discrimine, que los temas que se convierten en noticias sean abordados adecuadamente.
En el periodismo de este siglo, caracterizado por la convivencia no siempre armónica del ejercicio profesional con las plataformas de Internet, uno de los temas que más preocupa y genera debate es el de las ‘fake news’.
Al respecto, en 2018, el Consejo Audiovisual de Catalunya realizó un informe que demostró que cuando estas noticias falsas se centran en la mujer, su viralización y el discurso que producen, aumentan la discriminación por género.
Discriminación y violencia de género dentro de las redacciones, es también un proceso en curso hacia el interior de las redacciones. Pero será en la próxima nota.
En fin, que el mundo está cambiando al son de los reclamos por igualdad manifestados masivamente en el Paro Internacional de Mujeres, el Ni Una Menos, el Mee Too y más.
Sí, hay que plantearse y replantearse la práctica periodística para ir caminando a la par de los cambios sociales en proceso. Vamos lento, pero vamos. Vamos por más.
Si tienen ganas de seguir ahondado, dejo algunos materiales:
*Busquen online los trabajos de investigación sobre Defensorías en medios, de Paula Pauwels.
*El link al Manual de Género para Periodistas Aquí
* Organization of News Ombudsmen
*Periodista. Consultora en Género y Comunicación. Trabaja en Télam. Co coordina en Argentina la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.