viernes 26 abril 2024

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Colombia: La paz y la democracia con las mujeres si van

 

Ana Milena Gonzales y Adriana Benjumea

Ana Milena Gonzalez y Adriana Benjumea en el Parlament de Catalunya

Los Diálogos de Paz entre el Gobierno Colombiano y las FARC cumplieron, el martes 18 de noviembre, un año de haberse iniciado y, tras doce meses de conversaciones, han logrado acuerdos parciales en dos de los seis puntos de la agenda de discusión.

El primero, fue anunciado el 26 de mayo en relación a la política de desarrollo agrario integral, y el segundo fue anunciado el pasado 6 de noviembre, en relación a la participación política. Este proceso mantiene a Colombia en la expectativa de encontrar una paz estable y duradera, objetivo por el que iniciaron los diálogos, con el apoyo permanente de Noruega y Cuba, como garantes, y el acompañamiento de Venezuela y Chile.

Desde el movimiento social y feminista de mujeres de Colombia, en setiembre del 2012, se impulsó la Plataforma “Mujeres por la Paz”, que agrupa a 84 organizaciones regionales y nacionales, de distintos sectores sociales, de ONGs, de grupos políticos, independientes, artistas, lesbianas, entre otros. Ha sido, precisamente, esta diversidad la que ha otorgado riqueza a su agenda de cinco puntos clave que pretende incidir en la Mesa de Negociación de La Habana, tal como lo señalaron Ana Milena González, directora de Fokus Colombia-Foro de Mujeres y Desarrollo y activista feminista, y Adriana Benjumea, delegada de “Mujeres por la Paz” y directora de la Corporación Humanas quienes, invitadas por la Taula Catalana per Colómbia, estuvieron el pasado lunes 18 de noviembre en Barcelona para compartir su acción reivindicativa y pedir el respaldo internacional entre diversas organizaciones catalanas-colombianas y la Comisión de Acción Exterior del Parlamento catalán. “El momento político de los diálogos es una oportunidad para las mujeres que ya venimos participando en procesos anteriores, posicionadas desde dos lugares: como actoras políticas, constructoras de paz y con la categoría política de víctimas en la exigencia de justicia”, puntualizó Benjumea.

La agenda planteada por “Mujeres por la Paz” se centra en cinco puntos principales:

1. La exigencia a ambas partes de que no se levante la Mesa de Diálogo hasta que se tomen los acuerdos. Para las mujeres es un acto imprescindible frente a un proceso que es muy débil, pues dentro del gobierno hay sectores que oponen resistencia. Son 60 años de guerra y las mujeres son conscientes que no se resolverá en unos cuantos meses. A pesar de las críticas que tienen al proceso de paz, ellas van a apoyarlo y saben que con la firma del acuerdo no se logra la paz, sino que es el punto de partida.

2. Solicitan el cese al fuego, por un futuro post conflicto y para generar confianza, para que nada amenace el proceso y que se respete el derecho internacional humanitario, pues quien más queda impactada por el conflicto es la población civil.

3. Vincular al proceso a otros actores. Por ejemplo, dialogar con otras guerrillas como el LN. Actualmente, hay atisbos de posible conversación y se estaría hablando de Uruguay como país que acoja el proceso.

4. Que no se criminalice la protesta social. El proceso por la paz es complicado con una derecha que piensa que “quien está a favor del proceso es porque está a favor de la guerrilla”, dijo Benjumea. Por ejemplo, se criminalizó el paro agrario de agosto, que era una movilización social con demandas justas, debido a las políticas neoliberales como la aprobación e implementación de los Tratados de Libre Comercio (TLC). El Gobierno ha de respetar el derecho a manifestarse, ha de abrir espacios de diálogo, no desatar la represión policial, no descalificar a quienes se manifiestan y protestan, se ha de desmilitarizar la vida civil, y evitar detenciones arbitrarias, dejando de equiparar defensores a los movimientos sociales con delincuentes.

5. Incidir en la Agenda de La Habana desde la propuesta de las mujeres, no sólo para las mujeres sino para toda la sociedad, con enfoque país. En este sentido, Benjumea expuso cuatro temas fundamentales para el movimiento de mujeres, que fueron recogidos en la publicación de Fokus “Aportes para el debate sobre la paz”, para incidir en el proceso de diálogo.

El primero es en relación a la participación política de las mujeres post acuerdos, ir más allá de la Ley de Cuotas, hacia la paridad. Es necesario que se reconozca que los diferentes grupos sociales tengan participación en la construcción de un acuerdo de paz, y en particular, que se tenga en cuenta que las mujeres son la mitad de todos los sectores sociales, de los grupos étnicos, de los movimientos políticos, de la insurgencia, y se requiere por ello que desde su particularidades y diferencias sus voces, intereses y demandas sean incluidas.

El segundo es el tema de las drogas, que se cruza con la desigualdad social, el conflicto armado y la violencia criminal, donde el poder de los hombres crece con el tráfico, derivado de masculinidades socializadas para la guerra, donde se construye lo urbano como espacio de consumo crónico mientras las mujeres no sólo son protagonistas o víctimas de las drogas, sino sostén de núcleos familiares desgarrados, pilares de solidaridad cuando visitan cárceles, articuladoras visibles o silenciosas de cambio para resistir la violencia o generar alternativas de vida sin estigma de la ilicitud. Y lo clave es cómo generar un camino seguro para pasar del campo de la guerra al campo de la paz.

El tercero es la tenencia de la tierra. En Colombia la tierra es un factor de producción y un modo de vida, desempeña un papel rentístico y especulativo, y se ha convertido en un instrumento de guerra, lavado de activos del narcotráfico y además genera poder político ligado a la violencia ejercida por grupos armados ilegales. Se demanda entrega de tierras a hombres y mujeres de manera individual y no por unidades familiares, para lograr el pleno ejercicio de la propiedad y posesión efectiva de la tierra con equidad de género.

El cuarto es la construcción de un enfoque de Justicia Transicional que sea respetuoso de los derechos humanos, la cual no sólo es una herramienta jurídica sino además política, que se vuelve trascendente en procesos de superación del conflicto armado. Tiene su centro en los derechos de las víctimas y en garantizar la no repetición de las violaciones a derechos humanos, la reparación efectiva, la impartición de justicia, el reconocimiento del a memoria histórica, develar la verdad como tránsito a un proceso de reconciliación para el fin del conflicto. En los conflictos armados, las mujeres son víctimas directas en sus idas y en sus cuerpos, así como lo son ante hecho que vulneran sus relaciones personales, familiares y comunitarias. Son en su mayoría, ellas y la niñez las víctimas de graves violaciones a sus derechos humanos. La violencia sexual como forma de tortura es uno de los delitos de los que mayormente han sido víctimas las mujeres en el conflicto armado como estrategia de guerra. Además el desplazamiento forzado, el reclutamiento la expropiación de tierra entre otros hacen parte de las afectaciones diferenciadas que la Justicia Transicional ha de tener en cuenta.

Estas demandas, sumadas a la esperanza de una salida política al conflicto social y armado, se hacen cada vez más evidentes en la movilización social y popular en Colombia, por ello el 22 de noviembre las mujeres han convocado a toda la ciudadanía a una movilización nacional para reafirmar la necesidad de exigir y proponer el cese de la guerra, construir la paz y demandar profundas transformaciones sociales, económicas, culturales y políticas que superen la desigualdad social, las injusticias, las violencias y guerras públicas y privadas, donde las mujeres sean reconocidas como sujetas deliberantes y decisorias en un nuevo pacto social y sexual.

“Las mujeres le apostamos a la paz. Somos sujetas políticas, forjadoras y constructoras históricas de la paz, con voces, cuerpos, y rostros concretos, desde múltiples diversidades. Y este 22 de noviembre, convocamos a todas y todos, de todas las etnias, en todas las lenguas, en los territorios, veredas, municipios, ciudades, para que manifestemos la exigencia de la tan anhelada paz con justicia social. Porque la paz y la democracia con las mujeres sí van”, expresó Benjumea.

 

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Fundadora i Co-coordinadora de La Independent. També és psicòloga menció en Psicologia d'Intervenció Clínica i menció en Psicologia del Treball i les Organitzacions.
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