jueves 18 julio 2024

jueves 18 julio 2024

“En Colombia se sigue silenciando a la población que está reclamando sus derechos”

 

Maria Piedad Espitia

María Piedad Espitia Molina es una de las integrantes del grupo feminista Foguera Lila.

 


Licenciada en Historia, especialidad historia medieval, a lo largo de los años ha ido profundizando en la historia de las mujeres. Sus orígenes colombianos también la han llevado a implicarse, de forma activa, en la defensa de los derechos de las mujeres.

 

¿Cómo surge Foguera Lila y cuáles son sus objetivos?

Un grupo de mujeres de una asociación cultural muy potente que existe en el municipio, nos invitaron a mujeres de diversos grupos que veníamos trabajando desde el feminismo en otros espacios, a participar en un grupo amplio para reivindicar la situación de la mujer y su lucha desde los movimientos feministas y de mujeres, en el municipio. A medida que nos fuimos relacionando vimos la necesidad de seguir trabajando no solo de cara a las fechas reivindicativas como son el 8 de marzo o el 25 de noviembre y otras fechas concretas, o en las concentraciones que salen a la calle a denunciar cada vez que asesinan a una mujer, sino que valía la pena centrarnos, sobre todo en la formación, acompañamiento y difusión de planes de igualdad y políticas públicas que favorecen la defensa de las mujeres. Creemos que es necesario bajar a pie de calle todas las opciones que existen para acogernos a una defensa digna en les diferentes situaciones de vulneración de los derechos de las personas, que se puedan dar en el marco de las violencias machistas. Así surgió Foguera Lila y como objetivo principal tenemos la lucha contra las violencias hacia las mujeres, cómo actuar frente a las violencias machistas, reivindicar el hecho de ser mujeres con plenos derechos y el poder vivir en paz en entornos seguros.

 

El nombre del colectivo es sugerente. ¿Qué es lo que habría que quemar en la Foguera Lila?

Bueno, no pretendemos quemar nada. Esa hoguera lila, feminista, reivindicativa, quiere representar a las hijas y nietas de todas las brujas que no pudieron quemar. Eso es lo que nos inspiró. La hoguera es el símbolo de la lucha, de la forma de actuar y de vivir contra ese machismo caduco y decrépito que debe desaparecer. Y en honor a todas esas mujeres sabias y poderosas que murieron en la hoguera a causa de la locura del machismo más exacerbado, del miedo más grande que tienen los hombres a las mujeres poderosas, surgimos de ese fuego lila transmutador del miedo en fortalezas.

 

Foguera Lila

 

¿Supongo que estaréis preparando el 8 de marzo, no? ¿Cómo lo celebraréis?

Estamos preparando una actividad conjunta con los otros colectivos y grupos del municipio, como cada vez que nos reunimos y decidimos aunar nuestras fuerzas para hacer visible nuestras reivindicaciones y actividades. Ponemos en común nuestro actuar dejando claro que la lucha contra el machismo es una lucha de todes. Este año se hacen varios actos: como el teatro del oprimido o un recorrido por el municipio para ensalzar la figura de mujeres que han batallado por estos temas en el municipio.

Aunque tengo que decir que Foguera Lila ha participado poco en esta actividad ya que la mayoría de nuestras compañeras son profesoras de profesión y están desbordadas con el tema de la pandemia y las fuerzas están al límite. Así como el 25N pivotó más en nuestras propuestas, este 8M ha sido más de las compañeras de las otras entidades.

 

En Sant Pere de Ribes está la Coordinadora Feminista LGTBIQ+ que aglutina a todas las entidades y asociaciones del municipio que trabajan las políticas feministas. ¿Están representadas las diferentes miradas que se dan hoy en día y, de ser así, consiguen acuerdos entre todas las organizaciones?

La Coordinadora nace a iniciativa de diferentes organizaciones feministas del municipio, Sant Pere de Ribes que tiene dos núcleos urbanos: Ribes y Les Roquetes, y por primera vez lográbamos unir los dos núcleos para trabajar conjuntamente en la lucha feminista y de las mujeres. Entre las diferentes organizaciones están también representadas las asociaciones GTBIQ+ porque estamos convencidas de que el machismo heteronormativo, que nos quiere marcar las directrices y las formas de vida, es el mismo que mata a mujeres, que mata a gais, que hace discursos violentos, que expulsa a gran parte de colectivos… por eso creemos que la lucha contra el machismo debe de ser más inclusiva.

¿Se consiguen acuerdos? Sí. La mayoría de las veces, sí. Además, lo que solemos hacer es visibilizar las diferentes actividades y propuestas que hace cada grupo y, sobre todo nos apoyamos entre todas las entidades. Porque tenemos claro que coincidimos en el objetivo y en el trabajo que tenemos que hacer en el municipio.

 

Llegaste muy joven a Catalunya y tu militancia y activismo feminista se forjó aquí. Después conociste la diversidad de movimientos de mujeres y feministas colombianas que denunciaban las violencias contra las mujeres en contexto de guerra, violencias que se suman a las ya existentes. ¿Qué es lo que has aprendido o te ha marcado de ellas?

Nací en Colombia y llegué aquí muy joven a estudiar. En los noventa, estando en la universidad oí hablar de la Ruta Pacífica de Mujeres de Colombia que venían a dar una charla. Para mí fue un shock enorme descubrir que había estado tan desconectada del conflicto colombiano, ya que yo venía de una gran ciudad Cali, donde el conflicto no era tan visible como en otros territorios. Así que empecé a seguirlas, a informarme, y de hecho, ya en la universidad me decanté por el trabajo con mujeres, por ejemplo, con la profesora Lola G. Luna hice trabajos de incidencia y de sensibilización explicando que se estaba haciendo y que estaba pasando. Y de ahí viene mi activismo en el apoyo de las defensoras de mujeres víctimas de violencias en el contexto armado colombiano.

¿Que he aprendido? Mira, siempre utilizo una frase que utiliza la Ruta Pacífica de las Mujeres de Colombia: “Es mejor ser con miedo, que dejar de ser por miedo”. Esta frase a mí me marcó muchísimo, porque eran mujeres que estaban dentro de un conflicto y en una sociedad muy machista. Me impactó la valentía de las mujeres de levantarse, salir, marchar, decir no a la guerra, fuera los violentos, incluso llegar a señalar a victimarios. Para mí eso fue espectacular, increíble, como una lección de vida, ya que no solo se estaban jugando sus vidas, sino también las de su familia. Por eso seguí muy de cerca el movimiento. Con un grupo de mujeres colombianas y catalanas nos organizamos para hacer sensibilización sobre el tema y hacer evidente la lucha de las mujeres colombianas aquí en Catalunya. Formamos una plataforma de apoyo a la Ruta, hicimos muchísimas actividades, yendo por todos los municipios, con asociaciones, ayuntamientos y ONG que hacían incidencia política no solo en el Parlamento catalán, también en el español y el europeo. Se internacionalizó el conflicto y se hizo patente lo que estaba pasando.

Ruta Pacífica 2

 

¿Las mujeres colombianas tuvieron un gran protagonismo, no?

Si, las mujeres colombianas han sido unas valientes. Han gestado innumerables acciones a lo ancho y largo del territorio colombiano. Desde las ollas comunitarias, el vaso de leche y la lucha por la paz, la lucha por la justicia a raíz del despojo y el desplazamiento forzado de la población, mujeres, niños, niñas, personas mayores, enfermas y dependientes. El tema relacionado con el contexto de violencia ha sido un gran acicate en el movimiento feminista y de mujeres; la construcción de procesos y dinámicas a nivel internacional; la construcción de discurso e inclusión de la realidad del movimiento colombiano en la agenda internacional. Y los encuentros latinoamericanos y del caribe han generado un potencial increíble en el movimiento feminista y de mujeres en Colombia.

Me gusta recordar que, en 1981 se celebró en Bogotá, Colombia, el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, donde se decidió marcar el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en memoria del aniversario del asesinato de las hermanas Mirabal: Patria, Minerva y María Teresa. Tres activistas de la resistencia contra la dictadura de Rafael Trujillo en Santo Domingo, conocidas con el nombre de Las Mariposas.

En 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. Y en el año 2000 designó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

 

¿Cómo ve la situación actual en Colombia?

Ya no hay un conflicto como tal, pero estamos como antes. La desmovilización del grupo guerrillero de las FARC se nota, pero es que hay otros actores armados. Con la firma de los acuerdos de paz no se ha acabado el conflicto. Primero de todo porque los acuerdos siguen “empantanados” no hay voluntad política en el cumplimiento de tales acuerdos. Segundo, porque se sigue asesinando, sobre todo a líderes/lideresas y defensoras de derechos humanos y del medio ambiente, ya que la lucha por la extracción masiva de las riquezas del territorio no se ha acabado.

El conflicto colombiano tiene más de sesenta años y tiene raíces sociales, políticas, geoestratégicas… ¡es tan complejo! El origen de toda esta violencia fue el acceso a la tierra. Y a partir de la reforma agraria de la época, la violencia se amplió mucho más. Y desde entonces tenemos el mismo problema. Hoy en día sacan al campesinado de sus zonas porque hay oro, plata, coltán, petróleo, gas… El país, como Estado, ha sido condenado muchas veces por la Corte Interamericana de Derechos humanos, por el incumplimiento de su labor principal a proteger a su población. Hace poco salió otra condena por la participación y dejación en la defensa de la periodista Yineth Bedoya.

La firma del proceso de paz en Colombia no apagó los fusiles ni la violencia. Lo que pasa, es que se han apagado los micrófonos del resto del mundo para seguir denunciando que en Colombia se sigue matando. En Colombia se sigue silenciando a la población que está reclamando sus derechos: el derecho a vivir en paz, el derecho a morir de viejos, y estas dos ideas no son mías, son del movimiento social colombiano desde hace más de treinta años.

Ruta Pacífica

Ruta Catalunya

 

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Alícia Oliver

Periodista i activista feminista. Coordinadora de la Xarxa Europea de Dones Periodistes i de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género
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