Per Victoria Hita
Entrevista a Yolanda Akpoli, impulsora de Unió de Segones Oportunitats.
Varios días después de esta entrevista, pensé que en el mundo hay dos clases de mujeres: las que se encuentran la vida bastante hecha, por los motivos que sean, y aquellas que se hacen a sí mismas. Yolanda Akpoli (1980, Lomé, Togo) pertenece, sin duda, al segundo grupo. Tras trabajos precarios, estudios y voluntariados en entidades sin ánimo de lucro, con dos compañeras montó la Unió de Segones Oportunitats. La asociación, situada en el barrio de la Salut, de Badalona, emplea a ocho mujeres.
Antes de llegar en 2008 a Catalunya, la togolesa Yolanda Akpoli vivió en Francia durante cuatro años. Emigró por motivos sociales y económicos. Tiene dos hijos de 18 y 16 años y una hija de 14, que nació con problemas de salud. En 2013 enviudó y tuvo que adaptarse, una vez más, a una situación nueva. Por las mañanas trabajaba en “empleos precarios, cuidando a personas mayores y pequeñas, haciendo limpiezas…”; por las tardes estudiaba y obtuvo un título de Administración de Empresas y Márqueting; después de las clases, colaboraba en colectivos solidarios. Con experiencia en economía social y gracias a su pasado en África, se sintió fuerte para convertirse en una mujer emprendedora.
De pequeña, con las amigas, recogíamos y reciclábamos ropa, objetos… Construíamos juguetes para muñecas, confeccionábamos bolsas de retales… desfilábamos con prendas que encontrábamos, cosíamos y transformábamos para darles una segunda vida. Era un espacio seguro y lo pasábamos bien.
Este bagaje te sirvió para poner en marcha un proyecto de vida.
La filosofía de la Unió de Segones Oportunitats es reutilizar ropa, muebles… y luchar contra el derroche alimentario.
¿Cuántas personas se benefician de los proyectos de la asociación?
Nuestro público es esencialmente femenino. Tenemos un grupo de comunicación por Whatssap de 175 familias y personas colaboradoras, gente del barrio. Muchas mujeres son mayores, viven solas y nuestro espacio es para ellas un lugar seguro donde poder hablar de todo.
¿Cómo y cuándo empezáis?
Con dos amigas conocidas de la AFA del Institut Pau Casals estudiamos qué zonas de Badalona tienen más necesidades sociales y abrimos una tienda solidaria en abril de 2021 en el barrio de la Salut. Funciona de lunes a sábado. Diariamente, trabajan ocho mujeres.
¿Todas en la misma tienda?
Tenemos dos proyectos más. Después de tres meses de abrir la tienda, conseguimos la licitación del bar del Casal de Barri de Trinitat Nova, en Barcelona. Allí ofrecemos cursos de cocina, costura, organizamos charlas… Y desde hace un año también estamos en el bar de la Escola Superior de Conservació i Restauració de Béns Culturals de Catalunya. Apoyamos a los estudiantes con libros de segunda mano, reciclamos alimentos y compramos productos de consumo de Km 0.
¿Cómo se pueden resumir las líneas de trabajo que desarrolláis?
Tienda de ropa, talleres de costura y lucha contra el derroche.
¿Contra el derroche?
La industria textil es la segunda más contaminante del planeta. Queremos concienciar de esta realidad y del derroche alimentario.
¿Cómo llegáis las tres socias al lugar donde estáis ahora? ¿Con qué apoyos habéis contado? ¿Os habéis beneficiado de subvenciones?
En África y Latinoamérica no hay subvenciones. Nosotras tampoco las hemos solicitado aquí. Queríamos comprobar que nuestro proyecto era viable. Lo decidimos así porque confiamos en que las mujeres migradas tienen energía, proyectos, sueños y ganas de luchar. Tener iniciativas es proyectarte hacia fuera.
¿Qué otras diferencias hay entre la búsqueda de trabajo aquí y allí?
En Europa son necesarios más trámites, más documentación, el camino es más largo para abrir un negocio. En África puedes trabajar directamente en casa, puedes vender en la calle, en un mercado municipal.
¿Cómo se empieza cuando se parte de cero?
Has de pararte y decirte: soy una persona vulnerable, tengo que sobrevivir y salir adelante, así que tengo que hacer un plan de vida.
Y a partir de aquí…
Observas qué puedes aportar a la sociedad. Las personas migradas tenemos competencias adquiridas en nuestro lugar de origen y vamos a otro lugar para tener un espacio que visibilice el valor y las capacidades de las mujeres.
¿Qué camino recorriste?
Yo no sé estar sin estudiar. En Francia, con los hijos pequeños, estudiaba online en casa. Estudiar es hacer cosas para ti misma. Cuando llegué a Catalunya me impliqué en la vida del barrio, colaboré en cooperativas, fui a centros cívicos a hacer cursos de catalán y castellano. La lengua y la escuela son elementos esenciales de cohesión. Yo estudiaba en la Escuela de Adultos mientras mi hija empezaba la ESO. Hay que ser humilde para todo esto.
Estás contenta de lo que has conseguido.
Cuando llegas aquí te preocupas por sobrevivir, te ves pequeña y, por eso, es necesario parar, tener en cuenta cuáles son tus sueños, qué tienes que hacer para alcanzarlos y abrir la mente al entorno para llevar una vida digna.
Más información: https://uniosegonesoportunitats.com/