Foto: SemMexico
No creo que hayamos llegado al éxito, pero hicimos camino Hay grandes periodistas, ejemplos de mujeres defendiendo la libertad de expresión aunque no sea la libertad de las mujeres. ¡Ese es el problema! Tenemos grandes figuras que no son feministas.
Fue poco antes de la Fiesta del V aniversario de La Independent y durante la campaña reivindicativa de la resolución 1325. Después de comer en uno de los restaurantes más culturales del barrio gótico, nos adentramos en él un poco más hasta que, de repente, estábamos en Ripoll, 8, en Ca la Dona. Quería tener una conversación con esta premiada periodista mexicana y maestra de periodistas en un lugar tranquilo y la pequeña caminata nos llevó al lugar adecuado.
Quería hablar un poco de estos años de trabajo compartido (nos conocimos en 2005), del conocimiento, aunque no por entero, de lo que estan haciendo en México y en América Latina y lo que estamos haciendo nosotras aquí.
Según las estadísticas, los datos son bastante persistentes en que se avanza poco en igualdad de género y comunicación. Sin embargo, a veces tenemos la percepción de que sí vamos consiguiendo, al menos en según qué medios, un trato más digno para algunos temas relacionados con las mujeres o que algunos de ellos los hemos podido colocar en la agenda informativa, a usted que le parece?
Sí, yo creo que tiene claro-obscuros, en efecto. Me parece que en América Latina, que es la región del mundo más desigual en cuanto a su desarrollo socio económico, las crisis más persistentes levantan una cortina de humo sobre lo que las mujeres hacemos. Las mujeres hemos hecho muchísimas cosas allí: estamos en las radios comunitarias, hacemos propuestas sistemáticas en todos los países, con medios de comunicación feministas en papel y en los medios digitales; en la radio con grandes éxitos, pero no se nota porque la pobreza y la violencia es tal que no nos miramos.
En México en los últimos años yo creo que ha habido incluso un cambio de contenidos que no percibimos, que no anotamos y a los que no les damos seguimiento. Y esta es nuestra obra, de nadie más. Hasta hace 10 años las noticias de la violencia contra las mujeres iban a las páginas del crimen.
¡Sí, aquí iban en la de sucesos!
¡O en sucesos, sí! y ahora pueden ir a primera plana y la palabra feminicidio o el término violencia machista se ha instalado en el lenguaje de los medios. Tiene que pensar que esto es una evolución positiva. Claro-obscuros, sigue creciendo la mano de obra femenina en los medios de comunicación y, cada vez, hay más mujeres con una doble postura, a lo mejor no son feministas pero están preocupadas por los derechos de las mujeres. Entonces, mi percepción es por supuesto positiva, aunque está tapada por la pobreza que hay, al menos en donde yo vivo, en América latina.
¡Ya! Aunque no en todos, ni en cantidad y cualidad informativa, nosotras aquí pensamos que en el tema de la violencia machista en los medios, sobre todo en los que son públicos, si que hemos influido y se ve un avance sobre el tratamiento que se da a las mujeres.
¡Y se han hecho protocolos!
Sí, “recomendaciones”, pero en cambio, la magnitud de la tragedia es tan grande que comparado con otros hechos de violencia, la machista debería ocupar las portadas y no es así. Y ese es uno de los temas que las mujeres están reclamando. Recuerde que habrá una gran marcha este 7N en Madrid, porque parece que tanto el Estado como los medios se entestan en tratar esos feminicidios como casos individuales y no como un problema de violencia de primer orden que debería ir a portada.
¡Qué curioso! Yo pensaría que por ejemplo medios importantes como El País nos entera de muchísimos asuntos de asesinatos de mujeres y de seguimiento en las áreas judiciales con información más amplia que en nuestros países, incluso el tratamiento de las mujeres migrantes en algunos medios del Estado español, en general, tiene más respeto que en nuestros países. Entonces, ¿son cómo dos percepciones, no?
En ambos casos hay mucho reclamo porqué no estamos, como que nos hemos quedado con esta cantaleta sin darnos cuenta –como decía una amiga asturiana- que hemos hecho la cuenta de todo lo que falta y no de todo lo que hemos hecho. Y ha sido mucho: hemos ganado espacios en muchos sitios, hemos colocado agenda. Pero, efectivamente, los medios la engullen de tal manera con otros tantos temas que parece que no estamos. Yo creo que es claro obscuro, otra vez, no creo que hayamos llegado a un momento de éxito pero hicimos camino.
Otro tema que aquí nos cuesta mucho, a pesar de aportar datos, escribir sobre ello, denunciarlo en redes, etcétera, es el tema de la participación en las tertulias y debates de TV y Radio, donde continuamos estando en franca minoría, no solo por lo que hace al número de expertas invitadas sino también a periodistas contertulianas. Ya sabemos que el número no es definitorio pero sí que implica un intento, al menos hacia la paridad. Luego ya veremos los contenidos de esas mujeres. ¿Y ahí, cómo andan?
Bueno, en las tertulias de debate político creo que también somos franca minoría en México y en otros países de América Latina. No sé mucho, en Perú donde había cinco o seis programas con mujeres.
Sí que hay mujeres muy importantes cuya palabra en el debate es considerada. Sí bien es cierto que hay un programa de debates en México -hay quien dice que el mejor análisis político del país- donde no están las mujeres. ¡Ni una sola! ¡Incluso cuando se debatió la última reforma política del país, que fue muy trascendente, para las mujeres fundamental, porque se ganó la paridad electoral.
Yo observaba como lo analizaban todo estos intelectuales, unos de los más prominentes como Jorge Castañeda, que escribe en El País, o como Héctor Aguilar Camín, que ha trascendido a el mundo. En este programa, donde van mucho encuestadores, no estamos las mujeres y ni en un solo programa se habló del tema de la paridad que, además, tuvo mucha violencia en el proceso electoral.
Eso en la televisión pero en las mesas de debate en las radios, en el interior del país, creo que sí estamos las mujeres y muchas son mujeres que hacen opinión. Es contradictorio pero es muy interesante.
Hay, además, una mesa de debate en esa televisión “súper nacional” y trascendente que es monopolio de Televisa, donde está una de las feministas más reconocida de México que es Marta Lamas, con un espacio todos los jueves por la mañana y luego se pasan “Las catolicadas”.
Sí, esa serie es de referencia
Catolicadas es una serie de caricaturas de Sor Juana con un cura para hablar de los derechos sexuales y reproductivos, incluso del aborto.
Es muy curioso, pero en ese programa de debate que te decía, que es el viernes por la mañana no hay ninguna mujer.
Aprovecho para contarle que en una televisora privada de Cataluña, de gran audiencia, hay un programa de debate -con poca participación de mujeres-, al que los viernes por la noche se le conoce como el debate de “Los tres tenores”. Uno de esos viernes invitaron a cuatro de las mujeres más significativas en aquel momento, en pleno proceso del derecho a decidir de Cataluña, y tuvieron una de las mayores audiencias del programa. Las invitadas pidieron al presentador que se las llamara más a menudo para debates, incluso con sus cuatro voces. ¡Jamás se repitió!, a pesar de la audiencia y la satisfacción de los y las telespectadoras expresada en las redes. Hoy, una de ellas es la Presidenta del Parlamento de Cataluña y otra es la Alcaldesa de Barcelona.
Hay como una ceguera que tiene que ver con los dueños del micrófono. Porque yo creo que poco a poco las televisoras, las radios y los medios en general se dan cuenta del valor de nuestra palabra. Somos más cada día las que trabajamos en ellos, incluido en Europa. Hemos mostrado en los últimos 20 o 30 años que somos capaces de investigar igual de bien que los hombres, de ser buenas escritoras y buenas críticas.
Creo que sigue habiendo una ceguera, pero también pienso que ha cambiado mucho la sociedad y que gracias a este cambio, las mujeres estamos haciendo cualquier tipo de cosas y la sociedad reconoce cada vez más esto que pudiéramos decir en términos muy generales que se está generando la igualdad.
A través de la participación, porqué la ciudadanía exige participación directa.
Así es, yo creo que las mujeres estamos participando y estamos respondiendo. En todos lados hay una empresaria, una diputada, una senadora, una jefa de Gobierno, de la Asamblea, de un municipio. Creo que lo que está sucediendo, hace 40 años que lo empezamos a impulsar en el nuevo feminismo.
Son grandes cambios que están sucediendo en la vida pública pero no han sucedido en la vida privada. Como en la relación de las mujeres con sus parejas, porque la mayoría de las mujeres maltratadas, humilladas, golpeadas, están en pareja y son sus víctimas. Sí, es verdad que hay una nueva violencia social de nuevo cuño, probablemente, porque estamos en la vida pública. Esto que ahora se está discutiendo en Bolivia, en Uruguay y en México, me refiero a la violencia política.
En contra de la libertad de las mujeres, de su empoderamiento
Sí, porque ellas han dicho que sí quieren estar en la política y que sí quieren ser gobernadoras, diputadas y estar en el Congreso y en el municipio. La respuesta ha sido muy violenta. ¿Por qué? Yo creo que lo que no hemos conseguido en los medios de comunicación -que es más importante que haber muchas mujeres- es la difusión de los derechos de las mujeres. Me parece que tenemos que seguir horadando profundamente, no tanto en empoderarnos las mujeres periodistas, sino en dar servicio a las mujeres periodistas para que las demás mujeres sepan que tienen derechos, que son mujeres enteras, que las constituciones las protegen, que hay leyes contra la violencia, que tienen diputadas, que pueden llegar a ser diputadas. Que las mujeres sepan que derechos tienen, me parece mucho más importante, sea por la vía de los hombres o por la vía de las mujeres.
Es verdad que hemos peleado por el tema de la imagen, pero si me salgo con el micrófono a la calle y le pregunto a las mujeres si saben que derechos tienen y no saben eso… entonces me parece que hoy, que somos tantas mujeres en los medios, no hemos sabido difundirlo.
Eso sería lo prioritario en nuestro trabajo, para el periodismo con visión de género.
Sí, más que conseguir nuestra representación en los medios, que ya sabemos que la mayoría de los dueños son hombres, que todavía tenemos mucho que discutir con ellos para los mismos espacios que queremos.
La otra, llegar a las mujeres, es nuestra tarea y para los movimientos de mujeres es fundamental. Si las mujeres no están organizadas y no saben qué necesitan, no podremos avanzar en las evaluaciones de Beijing.
En 20 años hemos caminado muy rápidamente pero en la vida cotidiana las mujeres siguen maltratadas y humilladas. Por eso han aumentado las mujeres asesinadas. La violencia machista no se detiene, porqué la sociedad lo permite como diría mi maestra Marcela Lagarde.
La sociedad consiente que las mujeres sean maltratadas porque todavía no comprende. Yo creo que la tarea de las mujeres comunicadoras es comunicar y difundir, más que conseguir puestos, ¿entiende? Está bien lo de los puestos, yo no me opongo como ya te decía antes. Las mujeres no están suficientemente en el debate pero hay grandes periodistas individuales, ejemplos de mujeres defendiendo la libertad de expresión, aunque no sea la libertad de las mujeres. ¡Ese es el problema! Tenemos grandes figuras en los medios que no son feministas.
Sí, o que simplemente no han reflexionado profundamente sobre ello.
Sí, que aunque de repente les llegue algún tema y se muevan, no han hecho esa reflexión. Una figura mexicana, que ha recibido el premio Príncipe de Asturias, es Carmen Aristegui. Ella hablará de las mujeres algunas veces, igual como lo hace cualquier individuo en su programa de radio o TV.
En cambio, Elena Poniatowska es una mujer que de sus 42 novelas y textos la mitad es sobre la condición de las mujeres. ¡Ahí hay una diferencia brutal! Necesitamos miles de Poniatowskas.
Muchas gracias, será un placer continuar…
Será otro día!
