Por primera vez hay en Cataluña un Plan de Cooperación con visión de género
Cuando la Ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Margot Wallström, anunció el pasado febrero que su ministerio ejecutaría una “política exterior feminista”, la respuesta en muchos auditorios y despachos fue la burla, la confusión, o una combinación de las dos cosas.
Y sin embargo lo que busca una política exterior feminista, según Wallstörm, es “lo mismo que persigue cualquier política exterior ambiciosa: paz, justicia, derechos humanos y desarrollo humano”, pero desde la conciencia de que ello no se conseguirá “sin modificar las políticas existentes para corregir la discriminación, exclusión y violencia que todavía se ejerce” sobre las mujeres.
En Cataluña, este 2015 significa el punto de salida de una nueva manera de hacer cooperación al desarrollo, liderada por un Plan director que, por primera vez, pone la igualdad de género en la base de todas las actuaciones y políticas de cooperación. El Plan director de Cooperación al Desarrollo 2015-2018, aprobado por el Parlamento de Cataluña el pasado 22 de abril, incluye un enfoque pionero que se ha bautizado como Enfoque integrado de Género y Basado en Derechos Humanos (EGiBDH). Con este Plan Director, la cuestión de género deja de ser un ámbito temático y se convierte en un principio rector de toda la cooperación hecha y financiada desde las instituciones públicas catalanas.
Marta Macias, directora general de Cooperació al Desenvolupament presentando en el Parlament de Catalunya el Pla director de Cooperació al Desenvolupament 2015-2018
¿Por qué un enfoque de género?
Hoy las mujeres son las titulares de derechos potencialmente más vulnerables, e invariablemente sufren más violencia, pobreza y desigualdades. Difícilmente puede considerarse plenamente democrática una sociedad que no tiene en consideración la mitad de su población. Por otra parte, está demostrado que cuando las mujeres se convierten en actoras activas en la implementación de cualquier política pública, también en la cooperación al desarrollo, los resultados alcanzados benefician al conjunto de la sociedad.
Los principios de igualdad y no discriminación son pilares fundamentales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y por eso toda cooperación debe considerar las desigualdades de género, teniendo en cuenta la intersección con otras variables de desigualdad, como la clase social, la etnia o la religión, entre otras.
Titulares de derechos, titulares de obligaciones
El enfoque de la nueva cooperación hace hincapié en las personas y colectivos como titulares de derechos, y no beneficiarios de la ayuda. Las personas son reconocidas como sujetos activos a través de procesos participativos, también en la toma de decisiones.
Asimismo, este proceso de empoderamiento de los titulares de derechos va acompañado de una concepción de las autoridades -Gobierno y agencias de donantes, pero también empresas, medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales para el desarrollo (ONGD) -, que pone un mayor énfasis en su condición de titulares de obligaciones y responsabilidades.
En definitiva, esta nueva etapa de la cooperación catalana, cristalizada en un Plan Director hecho con la participación de los actores principales del sector, significa un cambio de paradigma. Es un nuevo enfoque que pone el acento sobre las causas estructurales que provocan la desigualdad, para poder así transformar unas realidades que, como nunca antes en la historia, son desafíos globales que requieren compromisos globales.