OPINIÓN
¿Cómo implicar con éxito a hombres y jóvenes para que promuevan la igualdad y la justicia de género?
Desde las asociaciones de hombres por la igualdad de género un tema central, y un reto, es la dificultad que tenemos en implicar a los hombres en la igualdad.
Es un reto porque tratamos de visibilizar que los hombres también tienen género y que también están afectados por las estructuras que reproducen el género.
El patriarcado es el sistema, social y culturaldonde los hombres dominamos a las mujeres y a otros hombres que no encajan en los parámetros estándares de lo que significa ser hombre, en diferentes sociedades. Para transformar(nos) es necesario visibilizar y constatar las evidencias, sociales, culturales, relacionalesde esta dominación. Por el hecho de ser hombre ya tenemos una serie de privilegios. El primer paso para desmontar(nos) y deconstruir (nos) es reconocer y responsabilizarnos de la desigualdad que existe en las sociedades. Además, diferentes estudios realizados desde la antropología, la sociología, los estudios culturales o el derecho demuestran que hay una relación entre las sociedades patriarcales y la violencia. Se ha podido constatar que poder, patriarcado y violencia están relacionados.
La construcción de la masculinidad contemporánea está imbricada con el poder. Se espera que un hombre sea dominante y poderoso. Culturalmente lo representamos mediante los iconos mediáticos, en el deporte, etc. Así, la presión en chicos y hombres para ser “un hombre de verdad” nos demanda que nos comportemos de una determinada manera. La violencia muchas veces es la vía principal para demostrar que se encaja en el modelo demandado. Se usa la violencia para probar que se es un hombre “real”, o como mecanismo compensatorio, cuando se siente que se pierde posición y poder.
Sin embargo, este modelo de masculinidad hegemónico comporta también dolor, sufrimiento y aislamiento. Es lo que se denomina “la paradoja del poder de los hombres”. El mantenimiento de estas estructuras de poder nos imposibilita para la expresión emocional, para la empatía, para cuidar y sostener.
Este es el contexto que el psicólogo y activista profeminista Michael Kaufman cree necesario desmontar: las estructuras piramidales del patriarcado que tanto dolor y desigualdad producen a la sociedad y a sus miembros. No hace falta ser violento para permitir y perpetuar el sexismo, la desigualdad y la violencia. Sí, hace falta responsabilizarse de la violencia para iniciar los procesos de cambio y transformación.
Las clave, entonces, para implicar a los chicos y hombres en la justicia de género es hacerles parte de la solución. No centrarse en que ellos son el problema, sino en que ellos son parte de la solución. Depende, también, de los hombres que la sociedad cambie y sea más igualitaria. Es importante su participación en los programas de intervención, campañas, etc… Hay que adoptar, por tanto, un mensaje positivo, sin juicios. Destacar también los beneficios que la igualdad tiene en la vida de los hombres. Ayudar o potenciar espacios seguros donde los hombres puedan expresar, sin miedo, sus contradicciones, sus posiciones. Es importante trabajar a nivel individual pero también a nivel estructural. Por ejemplo, cambios en las leyes que ayuden a fomentar los cuidados y la empatía en los hombres, como un permiso de paternidad de igual duración al de maternidad, intransferible y pagado, o políticas de conciliación dirigidas a hombres.
Los cambios empezarán a producirse cuando haya una suficiente masa crítica de hombres que asuman su responsabilidad, estén dispuestos a renunciar a sus privilegios y entiendan el coste que implica para ellos y su entorno mantener un modelo hegemónico de masculinidad que va en contra del bien común.
