OPINIÓN
Una de las cosas que nos aporta cumplir años no es más sabiduría, que quizás también, sino perspectiva y la posibilidad de aprender de los errores y mirar parte del recorrido hecho con ganas de mejorar lo que estamos haciendo ahora.
Hace muchos años que desde la red feminista trabajamos para alcanzar la igualdad real (en derechos, libertades, oportunidades) pero desde hace más de una década una parte de esta red participamos activamente en la construcción de la República Catalana. Queremos una sociedad más libre y socialmente más justa desde el reconocimiento de la diferencia y la diversidad pero esta república no es la que defiende todos.
Incorporar la perspectiva de género en el proceso constituyente no es un deseo de un grupo de mujeres, no, en ningún caso. Nosotros, mujeres feministas queremos construir un país inclusivo con el conjunto de la ciudadanía y es por eso que plenarios como el que se ha celebrado estos martes día 17 de diciembre en el Parlamento de Cataluña no deberían ser una excepción, cada vez que se habla de políticas, de todas, económicas sociales de salud empresariales, debe ser de obligado cumplimiento para poder llevarlo a cabo que se incorpore la perspectiva de género para que todo el mundo debe entender que la República que tenemos que construir será feminista o no lo será.
Y eso se traduce en presupuestos y líneas estratégicas y voluntad firme para transformar la realidad, llena de desigualdades insostenibles que atraviesan la vida de la mayoría de las mujeres de nuestro país.
Hemos dicho basta. Lo suficientemente discursos rellenos de retórica feminista y lista acertada de referentes feministas. Basta de legislaciones y planes de acción sin dotación presupuestaria o con presupuesto insuficiente ni sin sanciones ante el incumplimiento de medidas y normativas. Basta ante las constantes vulneraciones de derechos, la impunidad que todo el mundo se atreve exhibir, ya sea contra los derechos individuales como los colectivos, contra las mujeres y contra el pueblo de Cataluña. Basta de violencias entrelazadas que han hecho efectiva la más vergonzante degradación de la democracia en España desde que se estrenó el régimen del 78.
Los derechos, se defienden todos. Los derechos, se defienden para todas. Nuestro estar en el mundo no se puede compartimentar, y es que la interseccionalidad es eso, resistencias múltiples ante las opresiones múltiples que nos atraviesan. Podemos sentirnos más interpeladas por la explotación laboral que padecemos muchas, la mayoría migrantes, o por la emergencia climática, o por la sobre representación de los hombres en todo, o por las violencias sexuales, institucionales, policiales, estatales .. ., o por el ejercicio de nuestra soberanía a lo largo de nuestra vida incluso para decidir morir dignamente, o por la represión política y / o militar que sufren las mujeres para anhelar la libertad de su pueblo, o por el anulación de la dignidad de las mujeres encarceladas, o por la sanidad y la escuela públicas inclusivas …. sea cual sea la lucha, todas suman en la lucha radical y global contra el patriarcado.
Este fin de semana, la presidenta del Parlamento de Cataluña Carme Forcadell, juzgada y condenada por un delito que no existe, así como la consejera Dolors Bassa y demás presos políticos, nos explicaba como ayuda las otras internas porque quiere que al menos su paso por la cárcel “sirva para mejorar sus vidas, su día a día y su autoestima, porque son delincuentes, pero la inmensa mayoría también son víctimas”. Pues bien compañeras, esto también es construir república, república feminista, porque ella lo sabe y lo dice, porque nosotros trabajamos y luchamos para esta sea la llamada: seremos república feminista o no seremos!
