miércoles 24 abril 2024

miércoles 24 abril 2024

Que la confusión no llegue al Feminismo

   Dolor Reguant 1

 OPINIÓN

El éxito incuestionable del 8 de marzo, no tan solo aquí sino de manera transversal, se expresó en su diversidad temática e identitaria, incluso en lugares donde el poder patriarcal se muestra más opresivo, como por ejemplo en Paquistán.

 

Sorprendió también ver la cantidad de mujeres jóvenes y adolescentes que se manifestaron. Y no es necesario decir que tiene que ver con la lucha feminista histórica.

Ahora bien, hemos visto a lo largo de la historia que cuando las mujeres han ganado terreno en cuanto a su subjetividad, ha habido una reacción de castigo. La insurrección no interesa al poder y utiliza las armas que tiene al alcance para subvertirla. Las armas en el actual mundo globalizado son más subliminales y ocultas que las de tiempos atrás, dada la realidad virtual en que vivimos. Ahora toca la batalla misógina a través de los medios de comunicación, de las nuevas tecnologías, o de las redes sociales. Y para consolidarse, el poder tiene como metodología la de dividir y confundir.

Como reacción a la lucha contra la violencia real y estructural que se promueve de forma global desde el feminismo, la ofensiva del enemigo se muestra a través de la ciberviolencia, los relatos de ficción y los videojuegos, explotando el recurso de la violencia. Por poner un ejemplo sobrecogedor, últimamente y gracias a las protestas, se ha eliminado un videojuego en una de las plataformas Steam, denominado “Rape Day” que instaba a acosar, violar y matar mujeres, no obstante, el creador Desk Plant, está buscando alternativas de difusión para este videojuego. Es, por lo tanto, decepcionante que lo que se teje de día, se desteja de noche, como en la metáfora del mito de Penelope.

Sabemos que si la violencia se internaliza es porque ha habido una violencia simbólica previa en el repudio de lo que se considera “femenino”, tanto en los mitos como en las religiones teocráticas. Sin ir más lejos, en este mes de marzo la máxima autoridad de la Iglesia católica, el papa Francisco, ha dicho que “todo feminismo termina siendo un machismo con faldas”. Esto lo dice una persona que hasta ahora se le consideraba más abierta de miras que las jerarquías anteriores, lo que le da aún más credibilidad. Estas palabras tienen un radio de influencia como mínimo de unos 2.200 millones de personas practicantes en un mundo de unos 7000 millones de habitantes. Y, es por eso, que se hace difícil extender el abecedario de la gramática, como es saber que en la historia de la humanidad “los Dioses desplazaron a las Diosas”, o bien que en derechos humanos, tal como dice, de manera corta y precisa Natza Farré: “el machismo aplasta los derechos, el feminismo los reivindica”.

Al feminismo se lo teme porqué es transformador y cambia la manera de estar en el mundo, además de ser la única opción que concibe una sociedad donde no hay exclusión de ninguna clase. Tal como decía Carme Porta en el último número de La independent “No somos objeto único, somos sujeto diverso”. Y, de ahí, que por todo ello, nos quieren confundir y dividir:

Actualmente, en las tendencias de moda, se habla constantemente de feminismo liberal, de derechas, institucional, blanco, racial, hegemónico, burgués, eurocéntrico…, lo que considero es sólo una entelequia para confundirse de enemigo y caer en las trampas del poder. De entrada feminismo liberal y de derechas es un oxímoron, por lo tanto, no existe. Nunca se ha hablado de comunismo de derechas.

En cuanto a algunas reivindicaciones concretas para obtener la igualdad de derechos en algún campo específico ya sean pensadas individualmente o desde las instituciones, esto no significa necesariamente que haya implícito un cambio de modelo de sociedad. Y respecto a las actitudes personales individuales que pueda haber, tampoco tienen porqué estar ligadas a la idea troncal del feminismo, sino mas bien relacionadas con la mochila que cargamos después de milenios de lluvia patriarcal, que nos ha aculturado de manera universal. Así pues, no hay que pensar tanto en opresiones individuales y pensar más en los sistemas de opresión.

En su último manifiesto 8M de las Afroféminas decían que no iban a la huelga porque afirmaban que la idea de la huelga no reconocía la profunda marca de la raza en el género; es decir, porque era un feminismo blanco. Respetando todas las decisiones, me sorprendió justamente porque estábamos todas invitadas e implicadas. Y el manifiesto de este día en la plaza Catalunya, lo pronunciaron Natza Farré (de origen catalán), Sofia Bengoetxea (de definición trans), Alba Flores(de origen gitano) y Aissatou Diallo (activista africana).

En cuanto al feminismo decolonial, teoría que últimamente tiene mucha divulgación y eco intelectual, me referiré a los puntos de desacuerdo con su batalla, que parece más bien una lucha contra el feminismo que una lucha contra las instancias de quienes han construido las desigualdades.

Esta teoría surgida en la América latina como herramienta de transgresión o alternativa a los procesos de la globalización, propone pedagogías decoloniales como procesos y prácticas de re-humanización ante las estructuras materiales y simbólicas que asedien la humanidad. Y sobre todo en la vertiente del colonialismo europeo. Hasta aquí, totalmente de acuerdo. El feminismo siempre ha ido en esta línea de emancipación. Y el colonialismo -que se ha vivido, históricamente y universalmente-, funciona con la lógica de que cada sociedad dominante desprecia las otras culturas que intentan funcionar al margen de esta, evitando comprender los sistemas de valores propios de las otras. En Europa también hemos vivido dictaduras y xenofobia. Sin embargo, actualmente las políticas de cada Nación o Estado están más relacionadas con la interdependencia global de las economías con una ampliación continua de la pirámide social.

La lucha feminista siempre ha estado implicada contra el racismo y el poder colonial, tal como lo está contra cualquier otra estructura patriarcal de opresión. Las denuncias y las acciones de la lucha anti-racista o anti–hegemónica deberían ir dirigidas al capitalismo y el neoliberalismo pero no contra el feminismo, que es una aliada en estas luchas y debates, como en tantos otros desafíos que han ido surgiendo. Siempre teniendo en cuenta que el techo superior que nos oprime a todas las mujeres, con mayor o menor medida, es el Patriarcado como primera inflexión histórica, que engloba las otras. Y, es por todo ello, que discrepo de muchas proclamas del llamado feminismo decolonial, concretamente en lo que denominan feminismo clásico, blanco, eurocéntrico, hegemónico…, como afirma Úrsula Santa Cruz Castillo* cuando dice :”el género como categoría colonial binaria y su sujeto mujer blanca europea, heterosexual, clase media alta, surgida e impuesta desde occidente deja fuera de análisis la raza, la sexualidad, la clase, los contextos y las experiencias sociales históricas de mujeres no blancas, no europeas”.

De entrada el concepto “género” ha sido útil como categoría de análisis en la diferencia sexo/género en muchos ámbitos pero también ha generado debate dentro del feminismo. Y posteriormente, se ha el añadido “la deconstrucción del sujeto dentro de la diferencia sexual” en la teoría sobre la performatividad del sexo de Judith Butler.

El binarismo tampoco es un invento de Europa ni de la modernidad de Occidente. En el proceso de cambio de una sociedad matrística anterior al Patriarcado, basada en el clan materno y vinculada a la madre Tierra, el Patriarcado se instala con un pensamiento en forma de categorías humanas**. El binarismo excluyente y jerarquizante sin opciones alternativas, hace que el binomio inicial hombre/mujer, se vaya ampliando en otros binomios como cultura/naturaleza, amo/esclavo, primitivo/civilizado, blanco/negro, etc.

Si en el desequilibrio social hay una racialización de la pobreza, del crimen, o de la injusticia en general, es porque se da por supuesto el concepto de razas como elemento de utilidad política. Y me pregunto si, tal vez, hablar reiteradamente de blanquitud y racialidad, no sea echarse piedras al propio tejado. La insistencia en la repetición de las palabras, puede crear el efecto contrario a la intencionalidad de su denuncia, fijando los significados de estas categorizaciones en contra de la diversidad. Así pues considero que las luchas contra las precariedades deben enfocarse de manera universal, con fórmulas que ya se están reivindicando y promoviendo, cómo, por ejemplo, implantar la renta básica universal, o grabar de manera progresiva las rentas del capital, o bien promover la tasa Tobin, sobre transacciones financieras, etc. con el fin de que repercutan en los sectores sociales más desfavorecidos.

Las mujeres no somos un grupo social homogéneo y es una cuestión fortuita en qué lugar de la opresión capitalista y patriarcal hemos nacido, y qué grado de sufrimiento hemos padecido cada una. También es fortuito el color de la piel. Por lo tanto, tal como he dicho, no hay que acentuar estas diferencias, porque, si no, volvemos al binarismo excluyente. Y como mujer, que junto con otras muchas luchamos desde el inicio de los años setenta por una filosofía feminista universal y disidente, me niego a que me definan como feminista blanca, hegemónica, eurocéntrica y burguesa.

Y volviendo a lo que nos une, existe una genealogía común de mujeres que no hay que desestimar provengan de donde provengan, tales como Olympe de Gouges que en el 1791 escribe “la Declaración de los derechos de las mujeres y de la ciudadana” replicando los derechos del hombre de la Ilustración, o Elizabeth Cady Stanton que en l848 fue la promotora de “la Declaración de Séneca Falls o Declaración de sentimientos” en EE.UU , o bien Rosa Parks, cuando en 1955, su desobediencia fue el factor desencadenante del movimiento afroamericano por los derechos civiles. Todas ellas son abuelas comunes en la lucha por la emancipación del ser humano y la desacralización del poder. Y en la interseccionalidad de las propuestas, contrarias a la cultura universal del enfrentamiento, las mujeres trabajamos los bienes intangibles (ideas, palabras nuevas, nuevos significados, cuidados, relaciones) frente a los bienes tangibles o económicos que se negocian en el mercado.

Ya Olympe de Gouges en 1791 se preguntaba ¿las mujeres estarán divididas entre ellas? ¿Conseguirán alguna vez formar un único cuerpo?

 

 

*http://www.intervencionesdecoloniales.org/wp-content/uploads/2017/08/Violencias-
contra-mujeres-inmigrantes-Evidenciando-Matriz-de-poder-colonial.pdf

**Transcendir més enllà de l’ Olimp. Mirant pel retrovisor i recuperant els orígens. Dolors
Reguant i Fosas. Barcelona, Octaedro, 2017.

 

 

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Amada Santos

Amada Santos

Fotoperiodista i Socióloga. Activista Feminista, Defensora DDHH i Cooperant. Presidenta de la XIDPIC.Cat. Co-coordinadora i Editora de La Independent. Coordinadora Internacional a la RIPVG
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