Esta mañana la Plataforma Feminista del Ateneo de Madrid ha presentado las “Propuestas de un programa electoral de progreso para las mujeres”, que ha sido elaborado y firmado por más de cuarenta asociaciones feministas.
Este ha sido enviado a todos lo partidos políticos que concurren a las elecciones con el objetivo de que incluyan estas demandas en sus programas electorales.
Lidia Falcón, representante de la Plataforma, comenzaba su intervención remarcando que se trata de un programa que no tienen ningún tipo de extremismo y que son pilares bases para la construcción de una sociedad realmente democrática e igualitaria. Recordaba como anécdota que “hace 50 años, cuando yo era joven, ignorante y con dos niños estaba desesperada porque no había jardines de infancia. Desde las dificultades que teníamos que superar en aquella época terrible pedíamos guarderías infantiles. Esa reivindicación estaba encabezada por el Movimiento Democrático de la Mujer” y por organizar alguna sentada o alguna minimanifestación fuimos a la cárcel”.
Lo peor de todo ello es que, 50 años después, todavía seguimos reivindicando esas escuelas infantiles. Este es, por tanto, uno de los puntos que aparecen recogidos en el programa que presentan: “creación y mantenimiento de jardines de infancia públicos para niños y niñas de 0 a 3 años a lo que puedan servirse tanto las madres que trabajen fuera de su casa como las que se dediquen al trabajo doméstico”. A esta propuesta también se suma otra relaciona que tiene que ver con la necesidad de comedores escolares y la compatibilidad de horarios y calendarios escolares con el laboral de las madres y los padres.
En la presentación se cuestionaba, qué era realmente la democracia y se quedaba una pregunta en el aire ¿vivimos en una sociedad democrática? Para darle respuesta se necesitan datos, y algunos de los que se recogen tanto en el programa como en el Pacto Feminista hablan por sí solos: el año pasado 52 mujeres han sido asesinadas víctimas de violencia machista, pero si tenemos en cuenta los datos de los últimos 30 años esta cifra asciende a 2400, lo que supone multiplicar por cuatro las víctimas del terrorismo; se recoge en el manifiesto que el diferencia salarial entre hombres y mujeres asciende al 30%, e incluso se incrementa dependiendo de la categoría salarial; el porcentaje de puestos de decisión ocupados por mujeres tanto en la empresa privada como en la Administración Pública sigue siendo del 12% en esta última y “sin porcentaje, por su ínfima incidencia, en el sector privado”. Estos son solo algunos de los ejemplos que se recogen en ambos documentos, a los que hay que sumar otros muchos que se quedan en el tintero.
Carácter formativo
Una cuestión que deja bien clara tanto el programa como Lidia Falcón, es que “no puede haber democracia sin feminismo”. Para ello es necesario seguir enseñando en qué consiste el feminismo, pues nos encontramos en nuestro día a día muchas personas que dicen que esta lucha ya está desfasada. Dice Falcón que no se puede caer en esa afirmación y que es una postura de ingratitud a más de doscientos años de lucha por los derechos de las mujeres. El feminismo sigue siendo necesario y hay que enseñarlo, tanto en los barrios como en las escuelas. Por ello, este es otro de los puntos del programa, en el que se recoge explícitamente que es necesario “un plan de formación permanente del profesorado para la coeducación y la educación feminista (como en Asturias y Cataluña) que garantice la universalidad y obligatoriedad de ducha formación” extensible a los servicios de inspección educativa y equipos directivos. Además, a esta demanda también le complementa la referida a la violencia de género, pues se exige que haya “un plan obligatorio sobre la igualdad entre hombres y mujeres contra la violencia machista en cada centro escolar, con personal responsable formado y con disponibilidad de tiempo y recursos educativos”.
Sin embargo, la formación no solo debe darse en los centros escolares. También es imprescindible que se extienda a todos los niveles, sobre todo a quienes se encargan de formar la opinión pública, es decir, principalmente medios de comunicación. Para ello se propone formación en temas como la violencia machista con el objetivo de “evitar la utilización de los testimonios de las víctimas con fines sensacionalistas”. Es necesario también que los medios de comunicación difundan periódicamente datos estadísticos de las sentencias condenatorias y de agresores en prisión para que, de esta forma, se conozca la realidad de los procesos y desaparezca esa sensación de impunidad.
Líneas rojas
Este programa ha sido enviado a todos lo partidos políticos, pero también hay dos líneas rojas infranqueables que ya se vislumbraban en el Pacto Feminista y que hoy ha recordado Lidia Falcón “pedir la abolición de la prostitución y mantener la ley de reproducción y sexualidad que tenemos actualmente”. Le resultaba sorprendente que en los debates que se han mantenido con algunas formaciones, incluidas aquellas que tienen que ver con el 15M, Equo y Podemos entre otras, el tema que ha centrado el foco de la discusión ha sido el de la prostitución. “Esto es, por decirlo de alguna manera, lo que nos ha dividido porque lo que han hecho es no participar en nuestras asambleas, reuniones ni firmar este programa”, aseguraba. Aunque afirma que tiene la promesa de grandes partidos como PSOE o IU de que sí van a llevar estas reivindicaciones dentro de sus programas electorales y que las van a cumplir.
La exigencia concreta que se presenta en este programa es la “realización de campañas denunciando la extrema violencia que sufren las prostitutas por parte de proxenetas, chulos y clientes y abogar por la abolición de la prostitución.
