sábado 27 abril 2024

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Mujeres que luchan Historias que inspiran: Remei Sipi Mayo

Remei Sipi Mayo, nacida en Guinea Ecuatorial pero viviendo en Barcelona desde hace muchos años; tiene 70 años y se define como editora, activista cultural y escritora, y como fundadora de las primeras asociaciones de mujeres migrantes, como EWaiso Ipola, que acoge a mujeres procedentes de África en general y de Guinea Ecuatorial en particular; está muy vinculada al feminismo africano y a las redes de mujeres africanas; actualmente trabaja y está conectada con las nueva generaciones de afrodescendientes.

¿Cuáles son las discriminaciones que has identificado a lo largo de tu vida?

Yo pondría el acento a la identidad, el hecho de ser mujer y negra me ha hecho vivir mucho racismo; yo he sido funcionaria de justicia en mi vida laboral y ahí siempre he notado una discriminación por ser mujer y por ser negra; por ejemplo, entrar en los juzgados a las 8 de la mañana y los policías diciéndome “donde vas” porque aquella hora no era la hora en que entrara una mujer negra; las mujeres negras se supone que entrábamos más tarde para visitar a nuestros compañeros detenidos…Es un tema que no me ha afectado personalmente pero me ha marcado en mi activismo porque pensaba en las generaciones que venían y cómo esto les iba a afectar.

¿En que redes o espacios participas en la actualidad por afinidad y por qué son importantes para tí?

Yo participo sobre todo en redes de mujeres, en la red de Dones per dones que es una red de mujeres de diversas procedencias y luego en redes de mujeres afrodescendientes, de esas jóvenes que yo he visto nacer, que están metidas en política, son actrices, son escritoras, que son activistas radicales pero que me tienen como referente y les comparto lo poco o mucho que sé. También continuo ligada a Ca la dona y a los movimientos feministas catalanes que tan bien me han acogido; cuando estaba abierta la Librería Próleg, también iba allí y a sus actividades, así como también frecuento a las mujeres de Duoda. Y por supuesto sigo activa en la asociación de mujeres africanas EWaiso Ipola, aunque las asociaciones de mujeres no tienen ya el auge de cuando las creamos las de mi generación, las jóvenes creen en otro tipo de activismo, pero nosotras ahí seguimos dentro de nuestras posibilidades.

¿Cómo has vivido tanto en tu ámbito personal, como activista, como en el profesional, la desigualdad entre hombres y mujeres?

Pues como cualquier mujer de mi época; nosotras hemos sufrido la triple jornada, que es la laboral, la del cuidado y la de nosotras mismas, que era muy poca y eso lo hemos vivido mal. Ahora veo que las instituciones están cubriendo muchas de las necesidades de cuidados que antes cubríamos solo las mujeres, y eso es bueno, aunque todavía ano es suficiente, pero no es como en mi época. Hace 20 o 30 años cuando una mujer se divorciaba o bien venía a vivir a mi casa o a casa de algunas de mis compañeras o se encontraba desamparada en la calle; ahora hay servicios públicos como las casas de acogida.

¿Cuál es tu opinión sobre el reconocimiento o no reconocimiento a tu tarea a lo largo de la vida a través del acceso a retribuciones o prestaciones económicas como las pensiones? 

Yo no he notado discriminación en cuanto a mi retribución ni a mi pensión porque he trabajado en la administración pública y en otros espacios como el CIDOB y a la hora de jubilarme lo he hecho como cualquier coetáneo mío;  pero se que hay diferencias en las pensiones de las mujeres; al estar trabajando en asociaciones de mujeres migradas ahí si que he visto mujeres que tras trabajar toda su vida en el servicio doméstico no tienen ni acceso a prestaciones ni a pensiones, ya que han trabajado en negro y esto repercute a la hora de jubilarse. 

 ¿Y en cuanto al reconocimiento no económico, te sientes reconocida por tu tarea como activista?

En general no, aunque hay espacios que me han hecho reconocimiento por mi trabajo como el Ayuntamiento de Barcelona o a través de premios que he recibido como el premio Francesc Macià por mi contribución a la cultura catalana, o mis compañeras de Ca la Dona que me han apoyado mucho siempre, pero en general aquí no se me ha dado ese reconocimiento. Se me ha reconocido más fuera de Cataluña; por ejemplo en el País Vasco, donde soy toda una institución, hasta me dieron el premio Sabino Arana, pero es ley de vida, y no soy la única, somos muchas y muchos que estamos aquí aportando hace años pero sobre las que nadie habla porque no salimos en los medios de comunicación ni somos best-seller para que la gente nos conozca.

¿Cómo te ha afectado la pandemia por Covid en tu salud física, mental o emocional? 

Yo diría que he tenido suerte, que lo he gestionado bien; en casa con mi compañero pudimos gestionar la intendencia del día a día bien y en tema salud hemos tenido la suerte de no haber pasado la enfermedad. Para mi el aprendizaje de la pandemia es el haber aprendido a estar en casa; no soy una persona casera, yo siempre estoy fuera allí donde se debata la problemática de la migración, pero el estar “encerrada” no me ha provocado por suerte ningún problema psíquico o mental. Yo que suelo tener problemas de insomnio, lo que hice fue leer mucho y no mirar mucha tele, no quería ver las noticias para no desequilibrarme. Si que me preocupé mucho por amistades, como en el caso de una amiga que estuvo bastante enferma y también estuve preocupada por mi gente de África, pero como allí por desgracia están acostumbrados a las pandemias (han pasado por Ébola, el paludismo, etc…) esta les afectó poco, era una más.

¿Consideras que los medios de comunicación reflejan la realidad de las personas mayores y en concreto de las mujeres mayores?

No, estamos excluidas totalmente de la información y si encima eres una mujer mayor negra, peor aún; no estamos en los medios, no…Algunas periodistas intentan rescatar la sabiduría de muchas mujeres mayores pero ni tan siquiera están reflejadas en las propias profesionales de la información; cuando miro la televisión es difícil encontrarte ya con una Rosa María Mateo, todas son jóvenes, parece que las mujeres periodistas mayores han desaparecido; si en esto que es el espejo no se las ve, imagínate el resto de las mujeres mayores de otros espacios, no se nos tiene en cuenta.

¿Qué diferencias ves entre hacerse mayor en un hombre y en una mujer?

La diferencia es que a un hombre nunca se le tiene como un mayor, pero a la mujer a la que pasas de los 60 ya todo el mundo te considera mayor, te tratan diferente; hay diferencias, no es por la salud ni por la fuerza que tengas todavía, es por ser hombre o mujer que se te trata diferente cuando envejeces; al hombre se le empieza considerar mayor a partir de los 75-80 años; a las mujeres mucho antes.

¿Crees que las personas mayores sois las víctimas invisibles de las violencias machistas? 

La violencia de género no se da por ser mayor, está presente en todas las edades y estatus sociales, sólo que, si la mujer es mayor y vive sola, lejos de su familia o sus hijos, sufre más esta violencia porque no tiene a nadie más y está sola junto a su agresor de muchos años, y eso la hace más vulnerable, eso sí.

¿Cuáles son los logros igualitarios que hoy ves en la sociedad de los cuales te sientes partícipe?

En mi colectivo de personas migrantes hay pocos logros igualitarios; el hombre y la mujer migrante están en desigualdad; el hombre migrante siempre encuentra trabajo fuera y la mujer migrante mayoritariamente si no encuentra trabajo en el sector doméstico pues se queda en casa…Pero en general en la sociedad tampoco hablaría de logros igualitarios sino de avances que todavía no son suficientes, todavía tenemos una brecha salarial, todavía hablamos de conciliación de la vida laboral y familiar solo de las mujeres y que los hombres todavía no están implicados en los cuidados; estamos todavía frente a un largo camino. Desde nuestras asociaciones hemos hablado y discutido mucho con nuestros compañeros, pero incluso para que muchas mujeres se acerquen a las asociaciones que hemos ido creando hemos tenido problemas dentro del mismo colectivo “donde vais, estas son separadas o divorciadas, os van a llevar por el mal camino” decían muchos hombres…

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