Los últimos días se ha hecho pública una encuesta sobre la aceptación social de la propuesta de Renta Básica Universal y Incondicional (RBUI).
La encuesta, encargada por la Red Renta Básica, se ha llevado a cabo con una muestra de 2.168 personas del Reino de España entre el 12 y el 13 de mayo. El 75% de las personas encuestadas estan activas en el mercado laboral y un 9% en paro.
El resultado es que sólo un 30% de las personas encuestadas se muestran claramente en contra de la RBUI frente al 56% favorable a la implementación de una Renta Básica como un derecho de ciudadanía. Solamente el 14% de las personas encuestadas no responde. Por franjas de edad la juventud se muestra favorable a un 62%. El 67% del total de personas favorables ingresan menos de 1.000 € mensuales y el 60% entre 1.000 y 2.000, pero entre las personas que ganan más de 5.000 € mensuales el acuerdo es del 55%. Se muestra, pues, una acuerdo bastante transversal. Por género, las mujeres son más favorables que los hombres, sólo un 26% de mujeres estanen desacuerdo frente al 34% de hombres.
La Renta Básica ¿nos dota de más libertad a las mujeres? Esta pregunta plana los últimos meses en que la propuesta de RBUI ha eclosionado en el debate público, aunque ya hace años que se habla. En este sentido, Fundación SURT quiso hablar de ello haciendo especial énfasis en dar una perspectiva de género a la propuesta. En este diálogo participaron la periodista Nuria Alabao; Daniel Raventós, profesor de economía de la UB y presidente de la Red Renta Básica; y Sira Vilardell, directora de SURT y vicepresidenta de ECAS y de la Mesa del Tercer Sector.
En la actual, y excepcional, situación producida por la pandemia la crisis social y económica abierta está planteando la necesidad de nuevas propuestas y nuevas perspectivas en las políticas sociales, según Sira Vilardell «Si algo ha evidenciado esta crisis, y ya lo hizo la de 2008, las situaciones de tanta vulnerabilidad tienen una base estructural que requiere de respuestas globales y sistémicas no sólo temporales y de emergencia. Nuestro modelo político y económico es insostenible porque no da respuesta a las necesidades reales de las personas y generador de muchas desigualdades que impactan especialmente en las mujeres ».
La brecha salarial, la temporalidad de los contratos, la parcialidad de los mismos, la falta de posibilidad de conciliación crea precariedad y desigualdades. Hay que garantizar un mercado de trabajo más equitativo para las mujeres. La crisis ha puesto sobre la mesa los llamados trabajos esenciales que son, también, los más feminizados y precarizados.
La RBUI en este contexto ha irrumpido con energía y tal como expresó la misma Vilardell «las ayudas y subsidios condicionados quitan autonomía y estigmatizan la gente que más lo necesita y no han sido suficientes para detener el aumento de la pobreza». La pregunta que se plantea es si la RBUI acabaría con la pobreza y las desigualdades.
Pero, ¿que se considera Renta Básica? Hay una gran confusión en el término pero la RBUI es un ingreso pagado por el estado, como derecho de ciudadanía, a cada miembro de pleno derecho o residente de la sociedad trabaje o no y sin importar su nivel de ingresos. Lo que marca la gran diferencia con otras ayudas y subsidios es su universalidad e incondicionalidad.
En el marco del debate, Daniel Raventós, afirmó que «la renta básica aumentaría mucho el poder de negociación de los trabajadores y trabajadoras ante el mercado laboral y técnicamente acaba con la pobreza económica. Evidentemente se necesitaría otro tipo de apoyos para acabar con las desigualdades consecuencia de esta pobreza».
Nuria Alabao desarrolló lo que detallaba como base «con la crisis del 2008 nos decían que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, ahora no hay un culpable sino una emergencia sanitaria. Se supera la cuestión moral de que tienes que ganarte el derecho a vivir, a existir, con el sudor de tu frente, ahora la economía se ha detenido y ha sido a mucha velocidad» y destacó que «la sensación de urgencia que ahora tenemos ha hecho evidente que se necesitan medidas sociales no condicionadas, que lleguen ya. La gente considerada pobre, o necesitada, está siempre bajo sospecha de si merece o no una ayuda y de qué harán con el dinero. La renta básica es una respuesta a qué herramientas nos pueden servir para seguir sosteniendo vidas en condiciones, en esta fase del capitalismo constantemente en crisis».
Raventós defendió la posibilidad de financiación real de la RBUI «para financiar una renta básica que favorecería el 80% de la población, a partir de los beneficios del 20% de la población más rica. Se produce un trasvase de ingresos de hombres a mujeres, lo que tiene que ver con la peor situación de las mujeres en el mercado de trabajo».
La situación más frágil de las mujeres también está relacionado con el trabajo de cuidados totalmente invisibilizado y minusvalorado, Nuria Alabao afirmó que «la RBUI a las mujeres nos afectaría de forma positiva dado que ocupamos las posiciones más bajas de la escala social. También nos da más capacidad de negociación en el trabajo asalariado y en el del hogar porque se aumenta nuestra independencia, incluso en situaciones de violencia, que a menudo se soportan por falta de recursos económicos. Independencia económica es independencia vital. Es realmente una medida feminista».
El diálogo inició un debate abierto al que hay que añadir muchas cuestiones en torno a la propuesta de RBUI, pero que se visibiliza como una posibilidad real para acabar con la pobreza y de redistribución de la riqueza.
Puede recuperar toda la conversación en: Diàlegs Confinats: Dones. Llibertat. Renda Bàsica