OPINIÓN
En 2014, los rostros de las jòvenes mujeres de la milicia femenina curda, (YPJ), resistiendo por 6 meses al asalto del Califato en Kobane, en el Kurdistan siriano, conmovieron el mundo.
Hasta inspiraron una marca europea de moda a imitar sus uniformes, pero fue un interès pasajero. Hoy, en el silencio casi completo de los media, mujeres y hombres del Rojava deben defenderse de los bombardeos del èjercito turco, (el segundo de la OTAN, aliado de los jihaidistas), que busca liberar al pueblo kurdo de esta regiòn siriana, para sustituirlos con millones de refugiados àrabes. Una operaciòn de “limpieza ètnica”. Con un segundo objetivo no declarado, y quizás más importante.
Cuando se habla del pueblo kurdo, se entiende un pueblo indoeuropeo de aproximadamente 40 millones de personas, originario del Kurdistan, un gran altiplano en el Oriente Medio, con una historia dramàtica, que tuvo origen hace cien años en Losana. Fue en 1923, cuando las potencias occidentales ganadoras en la primera guerra mundial sobre el imperio otomano, repartieron arbitrariamente la poblacion kurda en 4 estados de la region, principalmente Turquia (25% de la poblaciòn), Irak, Iran,Siria, (en proporciones menores), desmintiendo la promesa de permitir la formaciòn de un estado independiente curdo, hecha tres años antes. La fragmentaciòn de este pueblo en 4 o 5 estados dio lugar a una historia infinita de persecuciones y resistencia, que llega hasta hoy dìa, pues los estados procedieron a su asimilaciòn, negàndoles su identidad cultural y su idioma. El gobierno nacionalista de los Jòvenes Turcos de Kemal Ataturk, fundador de la Republica, los considerò simplemente “turcos de montana”, y produjo masacres y deportaciones de centenares de millares de personas curdas, para “turquizar” sus territorios. Siria en 1962 los privò de la ciudadanìa, declarándolos apòlides, para favorecer la instalaciòn de poblaciones àrabes. Especialmente cruel en Irak fue Saddam Hussein que en los anos ’80, al final de la guerra con Iràn, con la operaciòn Anfal, llegò a asesinar aproximadamente 150.000 personas kurdas, y usò armas quìmicas letales contra 5000 habitantes de Halabja.
En el contexto turco de represiòn social y ètnica, en los anos ’70 surgiò un grupo de estudiantes y obreros pidiendo mayores derechos civiles y laborales, que se volviò en 1978 el Partido de los Trabajadores de Kurdistan, PKK, incorporando poco a poco la cuestiòn curda en su agenda. Su leader era Abdullah Ocalan, que desde la inicial defensa estrategica frente a los ataques de los grupos nacionalistas como los “Lobos grises”, instò a pasar a la lucha armada en ’84, cuando fueron condenados a muerte 90 militantes del PKK. A continuación, hubo una espiral de violencia que provocò 50,000 victimas, la mayorìa civiles, el exilio de centenares de millares de personas sobre todo hacia Alemania y Suecia (donde la población kurda es de 250.000), la definiciòn internacional del PKK como “organizaciòn terrorista”. Ocalan pidiò sin èxito una comisiòn independiente para verificar las violaciones de los derechos humanos de las dos partes. Desde 1999 está encarcelado como ùnico detenido en una prisiòn de una isla en el Mar de Màrmara, Imrali, aislado por 23 horas diarias, pero sigue escribiendo e inspirando la organizaciòn, que ya no reivendica la independencia de un nuevo estado kurdo, sino una autonomìa dentro del estado turco. Varias veces, como en ’93, ’99, 2003, 2013, el PKK procediò a una tregua unilateral, pidiendo dialogos de paz, pero el ùnico presidente que tomò seriamente en cuenta las revindicaciones kurdas, al parecer, fue el presidente Turgut Ozal, (de madre curda) quien tuvo una muerte sospechosa en 1993 antes de poder realizar reformas, mientras eran asesinatos otros politicos que buscaban soluciones pacificas al conflicto.
En los actuales tiempos en que se explayan nuevas formas de imperialismos, de parte de potencias grandes y medianas que apuestan a la “defensa de la Patria” contra supuestos enemigos internos y externos, apelàndose a la gloria de pasados imperios, (sean el otomano, la “Gran Rusia”, la hegemonia mundial estadounidense en la posguerra, o la milenaria historia imperial china), para distraer sus ciudadanìas de los problemas locales, el presidente Recep Erdogan, envalentonado por una nueva constituciòn que amplìa sus poderes, dejando de lado los diàlogos de paz con la dirigencia curda, ha lanzado numerosas operaciones militares, en la Rojava siriana y en Qandil, Irak, apostando a ocupar todo el territorio que va de Aleppo a Mosul. Estas operaciones, con nombres irònicamente poéticos, como “Ramita de olivo”, “Aquila de invierno”, “Escudo del Tigri”, (la actual es “Sorgente de paz”), no dudan en destruir tambien escuelas, hospitales, sitios arqueològicos. El Consejo de Europa se dice preocupado por estos crìmenes de guerra, pero Erdogan lo chantajea amenazando Europa con soltar millones de refugiado/as que ha aceptado dejar (mal) vivir en su paìs. Mientras “el Sultàn”se propone como mediador sobre temas candentes como migraciones, desbloqueo de trigo o gas, en patria castiga el segundo partido de oposiciòn en el Parlamento, (el PDP-Partido Democràtico de los Pueblos, que defiende los derechos de las minorìas étnicas, de las mujeres, de los LGBT, los trabajadores precarios,y prostitutas), poniendo a 10.000 de sus miembros en la càrcel, suspendiendo o arrestando varios alcaldes, y 7 parlamentarios. Una de los 5 diputados expatriados es Nursel Aydogan, refugiada a Alemania. En cuanto a libertad de informaciòn,Turquìa està actualmente en el 149° lugar entre 180 paìses. Sì, mientras parte de la ciudadanìa aprecia el gobierno autoritario del “leòn”, que vive en un palacio de 1150 habitaciones, son tiempos difìciles para los “ruisenores”, artistas o idealistas de la democracia, como observa con tristeza el pluripremiado periodista y escritor KayaJenc, autor de “The Lion and the nightingale”. Pues cada dìa pueden ser arrestados so pretexto de “apoyar el terrorismo”, soltados despuès de un tiempo, y de nuevo arrestados, obligàndolos a escoger si largarse del pais o pasar la vida en constante apuro, o en una celda.
Las mujeres del Rojava
Què puede pasar ahora en Rojava, el territorio siriano en la frontera con Turquìa, con sus 5 millones de habitantes de varias ètnias y culturas, que cada dìa deben resolver problemas concretos de supervivencia y organizaciòn? Què es ahora de las mujeres valientes del YPJ?, nos preguntamos mientras paseamos libremente en las ramblas de Barcelona, u otra calle europea, recordando como fue importante tambièn para nosotras y nosotros, las y los afortunados occidentales, su capacidad de repeler el asalto de los jihaidistas en Kobane, en 2015. Lo preguntamos tambièn a Havin Guneser, activista internacional por la paz en Kurdistan, en un encuentro pùblico en Livorno, Italia, el 21 de mayo.
La activista kurda Havin Guneser, Livorno, 22 mayo 2022
Ya las milicias curdas no tienen el apoyo de la aviaciòn americana, retirada en 2019 por Trump, como sabemos, Afrin ha sido bombardeada por los turcos, y con la guerra en Rojava está amenazado el original modelo de convivencia pacifica pluricultural, basado en la igualdad de hombres y mujeres, ètnias y religiones, llamado confederalismo democratico, que se està experimentando desde diez anos en la regiòn, con la participaciòn de 14 partidos. En ello el rol de la mujer es fundamental, explica Guneser, pues se la llama a participar directamente a la vida politica, en todos sus niveles, hasta el Consejo Constitucional, de forma paritaria con los hombres, aportando con sus saberes y su creatividad. Mujeres àrabes, asiras o curdas, yezidas, musulmanas o cristianas, se han unido en la plataforma Kongreya Star, como una fuerza de trasformaciòn de la sociedad patriarcal. Ellas saben que no es facil revertir de un dìa al otro situaciones sedimentadas en milenios, desde la època postneolitica, cuando surgieron las primeras clases sociales y las jerarquìas de poder, el chamàn, el jefe de la tribu, el guerrero,y la esclavitud con las guerras. Con el tiempo la mujer fue relegada en el àmbito familiar con la imposicion del rol reproductivo y de cura, controlando su sexualidad y anulando su poder decisional y politico. Es la mujer la “primera naciòn colonizada” en la historia, afirma Ocalan entre otros, por eso deben darse espacios de reflexiòn sea para mujeres que para grupos mixtos, sobre estas y otras formas de opresiòn que se refieren tambièn a los hombres.
En Rojava la unidad social de base es un grupo de 20 a 150 casas, donde pueden ser resueltos conflictos menores, se pueden organizar guarderìas para ninos, o el cultivo de verduras y cereales en terrenos comunales, segùn necesidades. En pueblos y ciudades màs grandes hay tambièn academias de mujeres, que se forman en temas como autonomìa democràtica, autodefensa, ecologìa, historia y derechos de las mujeres, sanidad. Hay tambièn la primera asociaciòn periodistica femenina, (Rajin Rojava) y una agencia de prensa. La participaciòn de la mujer en la autodefensa armada,(YPJ) es considerado desde 2013 otro paso hacia la igualdad de las mujeres, que se adiestran en academias militares en los tres cantones. Otro principio importante es una relación màs respetuosa con la naturaleza, buscando la readaptaciòn de terrenos, la reforestaciòn, la seguridad alimentaria.
Se trata de un modelo social no rìgido, sino construido desde abajo, y sujeto a modificaciones en el tiempo. Un modelo que demuestra que es posible convivir de manera màs pacìfica y equitativa entre gèneros, pueblos, habitat. Por eso considerado subversivo y peligroso, hasta “terrorista” por los gobiernos que necesitan fomentar conflictos y sumisiòn para mantenerse en el poder en el mundo. Leones contra ruisenores, como siempre. Con quiènes estamos?