Desde Dones Juristes, asociación catalana, fundada en el año 1989, hemos leído el artículo publicado en el Diario el Mundo, firmado por Salvador Sostres en el que empezaba diciendo ·”Érase un chico normal…….” de 21 años que había matado a su novia de 19 embarazada al intentar la joven romper la relación y enterarse de que el hijo no era suyo” justificando al pobre chico “víctima de atroz violencia” también hemos seguido con atención la polémica que dicho artículo ha desatado.
La mayoría de nuestras socias somos abogadas en ejercicio, feministas y llevamos años luchando contra la violencia de género.
No hay más sordo que el que no quiere oír ni más ciego que el que no quiere ver.
Nos encontramos con dos realidades: hombres que han tomado conciencia de la situación actual de las mujeres y de la histórica y que están totalmente a nuestro lado en la defensa contra la violencia de género. Otros hombres, creemos que pocos, pero que hacen mucho ruido, que se han organizado y que luchan desesperadamente por defender lo indefendible, incluso con argumentos groseros.
Es cierto que hay comportamientos buenos y malos en ambos sexos, pero en la cuestión de la violencia las estadísticas son concluyentes. Las muertes de año tras año de mujeres en manos de sus maridos, parejas o ex parejas así como las denuncias por malos tratos no tienen nada que ver con la nimiedad que se da en algún caso de maltrato de mujeres a hombres.
Además, todas las juristas que hemos defendido y defendemos mujeres, sabemos del dolor oculto de muchas mujeres que ni siquiera se atreven a denunciar.
Quizás ya sería hora de que los medios de comunicación se dedicaran a informar de hechos y se prohibiera la utilización de los mismos para hacer apología de la violencia como ha hecho el periodista Salvador Sostres y ha permitido el Director de El Mundo Pedro J. Ramírez.
Nosotras, junto a muchas otras juristas del resto del estado español, vamos a seguir trabajando por desterrar esta lacra que debería avergonzarnos a todas y a todos, pero más a los hombres.
En cuanto a los argumentos de esa minoría, no vale la pena comentarlos, son propios de ciegos que no quieren ver y de sordos que no quieren oír y que merecen un suspenso en matemáticas.