En Burkina Faso se incumplen al menos cinco de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio en los cuales está especialmente involucrada la mujer y, por ello, el género femenino es el más desfavorecido en esta realidad, según datos y observaciones de los últimos años.
Entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio que se incumplen están: Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, Mejorar la salud materna, Combatir el VIH/Sida, el paludismo y otras enfermedades, Erradicar la pobreza extrema y el hambre y Reducir la mortalidad infantil. Además se busca Lograr la enseñanza primaria universal, Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
Estos Objetivos fueron adoptados en 2000 por 193 estados miembros de la ONU, que se comprometieron, entre otras cosas, a reducir la mortalidad materno-infantil, luchar contra múltiples epidemias como el SIDA y asegurar la igualdad de género, trabajando juntos hasta el año que viene, 2015, e incluso después.
Françoise Yoda (vestida de negro) con un grupo de mujeres con el que trabaja
No obstante los compromisos internacionales, las estadísticas realizadas con motivo de la conmemoración día internacional de la mujer Nº155 en Burkina Faso, en 2012, mostraban que en cada tres horas una mujer muere por complicaciones ligadas al embarazo y al parto. En 2014, el trabajo realizado por las ONG y organismos de cooperación internacional muestra que la situación sigue siendo grave.
ONU Sida indica en su página web que la tasa de prevalencia del VIH entre los y las jóvenes de Burkina Faso sigue siendo superior al 1% (sin contar otras enfermedades transmitidas por relaciones sexuales inadecuadas), a pesar de la proclamación en 2008 de la Ley 30-2008 en el país, que entre otras cosas pena la contaminación voluntaria del SIDA.
Los motivos
A la hora de analizar los motivos, se debe ver, por un lado, que a pesar de los progresos conseguidos para mejorar los cuidados maternos, la mayoría de las mujeres no tiene todavía acceso a unos servicios de salud adecuados y eficaces.
Entre las causas se pueden destacar tres retrasos: los relacionados con la familia (el marido o los padres no reconocen los peligros ligados al embarazo), los derivados de la falta de medios de transporte y, finalmente, los ligados a la falta de recursos necesarios en el momento del parto.
La política iniciada por el gobierno burkinabé permite a día de hoy la atención de los cuidados de la salud materna, pero a pesar de estos esfuerzos, se debe reconocer que los costos son inaccesibles para un gran número de mujeres, principalmente aquellas que viven en zonas rurales.
Violencia de género y VIH
Por otro lado, muchas mujeres del país tienen sus esperanzas puestas en una ley actualmente en discusión en relación a la violencia basada en género. Esta Ley cubrirá muchas lagunas, como por ejemplo la relativa a la cuestión de la poligamia y su relación con la propagación del SIDA. No obstante, el tema es todavía un tabú social y político.
La mujer es víctima de prejuicios. Ella es considerada como “la puerta de entrada del VIH en el hogar” a pesar de que lo más común es que la enfermedad se propague por relaciones sexuales fruto de violaciones.
La mujer se rehúsa a dar a conocer la enfermedad de su pareja, por miedo a represalias sociales o simplemente el hombre no informa. Esta situación es sobre todo muy preocupante entre los y las jóvenes.
Diversidad patriarcal
Desde el trabajo de la cooperación se observa que las diversas sociedades en Burkina Faso, un territorio con varias lenguas y culturas, son, salvando contadas excepciones, organizadas siguiendo un sistema patriarcal donde la mujer tiene una posición inferior que le impide acceder fácilmente a los servicios de salud sexual y reproductiva, y por tanto a disfrutar de sus derechos.
Debido al hecho de su dependencia a su esposo y a la familia, una mujer está obligada a tener el acuerdo de otras personas para poder acudir a un centro de salud y recibir cualquier tipo de cuidados. Es posible que consiga esa autorización, pero la falta de recursos económicos puede impedirle llegar a la consulta, si ella no tiene otro tipo de apoyo de parte de su marido y familia.
Frente a esta situación, es importante que todos los actores implicados en el sector salud y la sociedad en general se movilicen a través de estrategias y de acciones concretas más eficaces. En este proceso los colectivos locales de jóvenes, hombres y mujeres, tienen un gran papel que jugar.
Mientras tanto, la dependencia social y financiera de la mujer en Burkina Faso es un freno al disfrute de sus derechos y a la consecución de los ocho objetivos que son para el año que viene, y que podrían haber cambiado la situación de su país y de la humanidad, si se hubieran alcanzado.
Más información:
Burkina Faso
ONU Sida
Objectius del Mil•lenni 2014