miércoles 17 julio 2024

miércoles 17 julio 2024

La defensa de la Renta Básica Incondicional en Eukal Herria se organiza

Itziar Guerendiain Gabás

orain! es un colectivo nacido hace pocos meses, que agrupa a numerosas personas que trabajamos en defensa de una Renta Básica Incondicional (RBI) en Euskal Herria. Somos personas provenientes de diferentes movimientos sociales (feminismo, antirracismo, movimiento contra la pobreza y la exclusión, ecologismo, antimilitarismo, etc.), que nos hemos unido para defender el derecho de todas las personas a contar con unas condiciones de vida dignas, sin requisitos, ni condiciones. Nos hemos juntado en torno al colectivo ORAIN! porque seguimos apostando por la RBI como una alternativa de política económica y social.

Muchas de nosotras participamos en la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por una Renta Básica Incondicional que se presentó ante el Parlamento Vasco el 5 de mayo del pasado año. El rechazo de nuestra propuesta en el pleno (con los votos en contra del PNV, PSE, PP y VOX; y los votos a favor de EH-Bildu y Elkarrekin Podemos-IU), no ha debilitado nuestro empeño, ni nuestra determinación en esta tarea; sino todo lo contrario, seguimos decididas a mantener nuestro trabajo en defensa de la implantación de una RBI en Euskal Herria. De hecho, las energías invertidas en los últimos años para poner en marcha la ILP y conseguir que llegara hasta el Parlamento Vasco —con la recogida de más de 22.000 firmas de apoyo en la calle, la adhesión de más de 80 colectivos y organizaciones sociales a la ILP, y la militancia incansable de todas las personas que formaron parte de este proceso—, son muestra de que la reivindicación de una RBI es más urgente, y cuenta con más fuerza que nunca. Tal y como hemos querido reflejar en el nombre del colectivo, la reivindicación de la RBI es una cuestión de “ahora” (orain!).

La RBI es “ahora” porque cada día estamos viendo cómo aumentan la pobreza y la desigualdad en nuestros barrios, pueblos y ciudades. Al crecimiento de la mercantilización y la privatización de los servicios públicos, se le suma el incremento desmedido de la inflación durante este último año y, con ello, la subida del coste de vida. Nuestra dependencia del salario aumenta en un momento en el que el empleo, que, cada vez es más precario y peor pagado, se está demostrando que es incapaz de garantizar una vida digna para sectores más amplios de nuestra sociedad.

Las mujeres y las personas migrantes son un caso paradigmático de lo que acabo de señalar. Son decenas de miles las mujeres que solo cuentan con empleos precarios y mal-pagados (además del trabajo no-pagado que llevan a cabo en la “esfera privada” del hogar), que ni siquiera les permiten acceder a los recursos necesarios para vivir dignamente. Lo mismo ocurre con las personas migrantes, que —por la situación de invisibilidad y no-derecho en las que las coloca la Ley de Extranjería— se ven obligadas a aceptar puestos de trabajos sin contrato, con jornadas laborales extenuantes y en condiciones absolutamente lamentables, que incluso ponen en peligro su propia vida, tal como se manifiesta en sus altas tasas de siniestralidad y muertes laborales.

Mientras la mayoría vivimos una vida cada vez más insegura y empobrecida, el mercado sigue aumentando sus beneficios. El pasado año, los beneficios empresariales crecieron en un 91,3%, mientras que nuestros sueldos apenas crecieron un 2,8%. Nos pasamos todo el día trabajando para que unas pocas manos se enriquezcan a nuestra costa; y lo que es peor, muchas veces lo hacemos en trabajos perjudiciales, contaminantes para el medio ambiente o a los que ni siquiera encontramos un sentido más allá de ser el medio por el que obtenemos un salario para poder sobrevivir. Como dijo William Morris, que todo trabajo es un buen trabajo, que todo trabajo es igualmente deseable e inherentemente útil, es «una creencia conveniente para aquellos que viven del trabajo de otros».

Y frente a esto, en lugar de avanzar en políticas públicas capaces de redistribuir la riqueza que generamos entre todas y desmercantilizar el derecho de todas las personas a contar con unas condiciones de vida dignas; se sigue insistiendo en poner “parches” a este capitalismo homicida, que atenta contra nuestras vidas y la vida del propio planeta.

El Gobierno Vasco, a través de su política contra la pobreza, inaugurada en 1989, ha sido un maestro en la implantación de leyes basadas en el modelo de rentas garantizadas y condicionadas que, a lo largo de estas más de tres últimas décadas, se han manifestado incapaces de acabar con la pobreza, al mismo tiempo que han ido profundizando en el control y persecución de la gente pobre, lo que ha aumentado la estigmatización y la aporofobia de amplias capas sociales, sobre las personas más pobres y excluidas.

El pasado 29 de marzo de este año ha entrado en vigor la Ley del Sistema Vasco para la Garantía de Ingresos y para la Inclusión (LSVGII). Se trata de una ley continuista del modelo de lucha contra la pobreza basado en prestaciones sometidas a multitud de requisitos y obligaciones, cuyo imposible cumplimiento por colectivos vulnerables de miles de personas en riesgo de pobreza, seguirá impidiendo el acceso al mismo, lo cual mantendrá, a casi la tercera parte de gente pobre, en su actual situación de pobreza. Y otro tanto pasará con más de la mitad, que, a pesar de percibir la Renta de Garantía de Ingresos, se sigue considerando pobre porque la dotación de la prestación no llega a cubrir el umbral de pobreza.

Pero esta nueva ley se ha atrevido a inaugurar un nuevo frente de ataque contra las personas pobres. Sin ninguna necesidad de ello, pues el fraude en el actual modelo de prestaciones del Gobierno Vasco nunca ha superado el 1% del total de los fondos destinados a combatir la pobreza, ha creado un nuevo cuerpo de inspección y control, dotado inicialmente con una plantilla de 25 personas, cuyas amplias competencias llegan hasta las propuestas de sanciones, cuya función punitiva se ha endurecido notablemente. Este nuevo cuerpo, que ya podemos llamar la policía de Lanbide, y que no sabemos si compartirá tareas con la temida Ertzaintza, que inspeccionaba, hasta ahora, los domicilios de las personas perceptoras y solicitantes de la RGI, traspasando todos los límites del sacrosanto derecho constitucional a la inviolabilidad domiciliaria, o la sustituirá, va a jugar un papel nefasto en el futuro del actual modelo de rentas mínimas condicionadas y garantizadas del Gobierno Vasco. Sus inspecciones y controles, que hasta ahora se gestionaban dentro de las propias estructuras de Lanbide, sin mayores problemas, se recrudecerán hasta límites insospechados, haciendo la vida de las personas solicitantes y perceptoras de la RGI más difícil. Se aumentarán las expulsiones de personas pobres del sistema, y todo él, aparecerá, a los ojos de la mayoría social, como sospechoso; sospecha que la pagará, a la postre, la gente pobre que ejerce su derecho a un ingreso para evitar la pobreza.

Por todo ello, desde orain!, seguimos denunciando, no sólo la insuficiencia de los modelos de rentas mínimas, sino también la represión y el maltrato institucional que suponen sobre las personas más empobrecidas. Seguimos insistiendo que el acceso a derechos tan básicos como la alimentación, el vestido o la vivienda no puede estar plagado de una red interminable de requisitos y obligaciones, que se convierten en obstáculos y trampas, que los hacen inaccesibles a buena parte de las personas más vulnerables de nuestra sociedad. Apostamos también, por imaginar una vida más allá del trabajo (o del empleo, mejor dicho), en la que podamos organizar nuestras sociedades en torno a la garantía de las necesidades colectivas, en lugar de estar supeditadas a los intereses (y los beneficios) del mercado. Y seguimos apostando por una política pública de garantía de rentas que se base en los principios de individualidad, universalidad e incondicionalidad, como es la Renta Básica Incondicional.

Una renta básica que se entregue a todas las personas de manera individual, superando el carácter “familista” de muchas políticas públicas que perjudican especialmente a las mujeres y a las personas jóvenes. Una renta básica universal, que proteja a todas las personas independientemente de su lugar de origen y de su situación administrativa actual, enfrentando la exclusión de las personas migrantes. Y una renta básica que sea completamente incondicional, sin obligaciones ni requisitos administrativos, para que podamos contar con los recursos económicos necesarios para disfrutar de una vida digna: fuera del control de las instituciones, sin vernos obligadas a coger cualquier empleo de mierda para poder sobrevivir, y con la capacidad de decidir sobre qué queremos hacer realmente con nuestro tiempo de vida (ya sea dentro o fuera del mercado de trabajo). Por supuesto, no pensamos en la RBI como un instrumento aislado (o como solución única a las lacras de este sistema capitalista), sino que la concebimos como una herramienta más de la mano de otras políticas públicas encaminadas a proteger la vida frente al capital: como la protección y garantía de acceso universal y gratuito a la sanidad y la educación, la implantación de un sistema público de cuidados, una reforma radical y progresiva de la fiscalidad que redistribuya las rentas acumuladas por el capital, una política pública de acceso universal a la vivienda, la transformación de nuestro modelo productivo y de consumo, o la abolición de la Ley de Extranjería, entre otras.

Como decía, estamos completamente decididas a seguir trabajando en defensa de la implantación de una RBI en Euskal Herria durante muchos más años, y os invitamos a uniros a nosotras. Actualmente, nos organizamos en torno a una ASAMBLEA ABIERTA general —con grupos en los cuatro herrialdes de Hego Euskal Herria—, en la que, por supuesto, os invitamos a todas a participar.

En estos momentos, nuestros objetivos consisten en: por un lado, mantener las relaciones ya establecidas con los movimientos sociales y sindicatos, así como generar otras muchas relaciones nuevas, para continuar reflexionando sobre la utilidad política que puede tener la reivindicación de una RBI en sus respectivos ámbitos de incidencia y de trabajo; y por otro lado, en seguir manteniendo la tensión para consolidar la incidencia social alcanzada durante el proceso de la ILP y alcanzar una presencia más o menos estable de la RBI en la esfera política y en el debate público. En definitiva, continuar ampliando los apoyos a favor de la RBI hasta que esta propuesta se convierta, más temprano que tarde, en un nuevo derecho universal, y que lo haga desde unos principios ideológicos de izquierda.

Foto Portada: (Intervención de Itziar Guerendiain, en nombre de orain! POR UNA RENTA BÁSICA INCONDICIONAL, en la charla del 9/mayo/2023, celebrada en el local de las JJ.GG. de BIZKAIA, calle Hurtado de Amezaga, 6, Bilbao)

Itziar Guerendiain Gabás Es licenciada en Psicología, miembro del sindicato vasco ESK y de la Red Renta Básica.
Fuente:
www.sinpermiso.info, 14-5-2020
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