OPINIÓN
Donald Trump será el próximo presidente de EEUU. Es triste ver en manos de un tipejo de tamaña catadura un país tan y tan peligrosamente poderoso; es aterrador. Siempre he pensado que una de las causas de su posible victoria era y es el machismo.
No, no tienen ni que hacer la prueba de la inversión: a ninguna política se le pasa por la cabeza proferir los insultos de Trump contra las mujeres. En el hipotético caso de haber dicho una décima parte, hubiera quedado apartada de la campaña de manera fulminante, y no es difícil imaginar las reacciones que habría provocado. Es por esta razón que existe una palabra para definir el odio a las mujeres, “misoginia”, y no existe ninguna paralela para definir el odio a los hombres. Hay que celebrarlo: alguien tiene que utilizar la cabeza para pensar.
La misoginia no cesa. Se ha dicho que Clinton -política seria, probadamente capaz y experimentada- sólo podía ganar si se enfrentaba a un miserable inexperto como Trump, que cualquier otro candidato se la comería. Recuerden de qué modo Trump se desembarazó de todos los candidatos y de la candidata republicana sin ni siquiera despeinarse. O recuerden cómo Nigel Farage, un personaje en la más genuina línea Trump, se zampó a todo un David Cameron.
Se dice que Clinton ha perdido porque no ofrecía nada estimulante. Lo dice la misma gente que creía que el remain era mucho más atractivo que el aislador brexit -y perdió el remain- o que la propuesta de paz en Colombia era una oportunidad extraordinaria -y perdió la opción de tomar partido por la paz-. De dicho resultado no culpan al remain o a la propuesta de paz, sino a la indignación o al populismo; pero, en cambio, culpan a Clinton de la victoria de Trump.
Foto: GTRESONLINE.
Se dice que Clinton ha fracasado porque no tiene carisma, pero se da la circunstancia de que el muy valorado Obama o Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, remaron, y mucho, a favor del ‘sí’ en el referéndum de Colombia; y fue que ‘no’. Por cierto, Obama también se posicionó contra el brexit. De este resultado no culpan a Obama o a Ban Ki Moon, sino a la indignación o al populismo; pero, en cambio, atribuyen a Clinton el triunfo de Trump.
No hay que temer que un fenómeno como el que ha posibilitado la elección de Trump llegue aquí, de que este populismo se instale, ya que en realidad ha salido de Europa; los EEUU se han limitado a importarlo.
No hay que temer que un fenómeno como el que ha posibilitado la elección de Trump llegue aquí, de que este populismo se instale, ya que en realidad ha salido de Europa; los EEUU se han limitado a importarlo. No hay que ir muy lejos para darse cuenta. ¿Recuerdan al ministro Montoro diciendo que, para hundir a Zapatero, cualquier precio era poco, así tuvieran que reventar el país, que el PP ya lo enderezaría una vez aniquilado? El Partido Republicano lleva ocho años alimentando a Trump; por ejemplo, cuando priorizó, por delante del bienestar del país, acabar con Obama e impedir su reelección, o cuando consentía y potenciaba disparates sobre su origen extranjero.
¿Recuerdan la larga temporada que el Tribunal Constitucional tuvo tres miembros menos por la sencilla razón de que el PP no podía colocar a personas de su cuerda, es decir, cómplices? Justamente durante este periodo de interinidad fue cuando cepilló torpemente, con papel de lija del más basto, partes sensibles del Estatut. Pues mira por donde, al Supremo yanqui le falta una persona porque el Partido Republicano ha boicoteado por interés partidista que Obama la pudiera nombrar; prefiere tener paralizada una pieza esencial del sistema.
¿Recuerdan que Rajoy hace dos días no dejaba que el Parlamento lo controlara, alegando que estaba en funciones? Pues Trump dijo que sólo acataría los resultados si ganaba él. Dos gotas de agua antisistema democrático.
Trump ha insultado reiteradamente a Clinton. Le dijo, por ejemplo, “asquerosa” o “repugnante”. ¿Recuerdan cuando el circunspecto y educado (según gran parte de la prensa) Mariano Rajoy, a principios de 2006, llamó “bobo” al presidente Zapatero? ¿Recuerdan que un poco más tarde le espetó que traicionaba a los muertos, del puro canguelo de que fuera el Partido Socialista y no el PP quien desactivara a ETA? Sí, ya sé que otros europeos, por ejemplo Farage, podrían dar lecciones a Rajoy, a Trump y a quien fuera de populismo y de insultar chapuceramente a adversarias y adversarios.
No nos hagamos muchas ilusiones; al margen de no ser un fenómeno inventado en EEUU, no es ni una moda ni una manera de hacer pasajeras. El gran predecesor de todo ello, y de eso hace ya muchos años, fue Silvio Berlusconi; Trump podría ser gemelo del individuo. ¿Recuerdan los muchos años que Berlusconi se mantuvo en el poder -si es que realmente se ha acabado su vida política- y cómo actuó a su antojo?
Si, por parte de los más altos mandatarios europeos, la respuesta a Berlusconi fue hacerle la pelota sin parar, invitarle a obscenas bodas de Estado donde ejercía, para más INRI, de padrino de la novia, compartir vacaciones y participar en las violentas orgías que montaba, pone los pelos de punta pensar qué no permitirán a un mucho más poderoso Trump. De momento, las bolsas ya lo han acatado.
Publicado en El Huffington Post