Tras acabar un año marcado por las alianzas: feminismo y ecologismo, generaciones…
Podría resumirse el año, inercialmente, como una historia de reacciones. Unas personas que defienden los derechos humanos, por ejemplo, y otras que los degradan y pisotean. Mujeres que rompen cadenas y límites establecidos, y gente reaccionaria que apuestan por devolverlas al perímetro de los convencionalismos y la sumisión. Podríamos resumir así los últimos 365 días, como una cadena de aconteceres, como un encadenamiento.
Pero eso sería de algún modo encerrarnos en la perversa lógica que destaca el ruido como protagonista de la noticia, en un relato sin matices, en un ir y venir sin brújula, en una sórdida huida del compromiso. Y el momento requiere mucha intención en el aporte, en la suma, en el intento, en probar cosas que no salen a la primera o que fracasan pero enseñan, en la convergencia desde la diversidad. Así damos las pinceladas en esta ocasión, sin evadir las dificultades –que son grandes y duras-, sin renunciar a hablar de nada, pero poniendo la proa en lo que construye.
Y para construir se necesita ser permanente. Que por segunda vez el feminismo brillara en las plazas y calles de muchos países y en especial de España, donde el 8 de marzo volvió a ser histórico, masivo y esperanzador, es tal vez uno de los mejores indicadores de ese proceso transformador que las mujeres están encabezando en todo el planeta.
Los medios de comunicación no dieron tanto espacio como el año pasado a la Huelga Feminista. A las puertas de varias campañas electorales (nacionales, municipales, europeas) los partidos trataron de adueñarse de las proclamas feministas en función de sus intereses. También se intentaba ubicar al movimiento feminista desde la única óptica de resistir el avance de la ultraderecha.
Pero esas parcialidades y embistes no impidieron avanzar. Las integrantes de la Comisión 8M hicieron un ingente y generoso trabajo para canalizar el descontento y las propuestas de muchas, para organizar actos, asambleas, comisiones, posicionamientos y convocatorias. Para que el 8 de marzo todo fluyera con serena alegría desde la mañana hasta la noche. Se va creando un poso: hay conceptos como la brecha salarial o la corresponsabilidad que ya no suenan a chino.
Por segundo año la protesta logró poner en el centro del debate público el trabajo de los cuidados. La participación de las jóvenes fue multitudinaria. De nuevo, otra vez, las mujeres removiendo la tierra para sembrar las semillas de algo nuevo.
Alianzas: entre feminismo y ecologismo, entre generaciones
El feminismo no es solo denuncia, sino que también propone nuevos estilos de vida, con las personas en el centro, cuidadosas con el planeta, tolerantes y diversas en modelos y formas de expresión.
La respuesta de las generaciones más jóvenes frente a la crisis climática ha tomado fuerza y resulta inspiradora. ‘Fridays for Future’ ha recorrido el mundo este año señalando responsables y exigiendo verdaderos compromisos.
El fenómeno generacional ha tenido características planetarias y ha tejido alianzas entre luchas, propuestas y sectores sociales. Desde Hong-Kong hasta Chile. Es el futuro lo que está en juego. El tsunami feminista chileno ‘El violador eres tú’, que tiene réplica cada día en un lugar distinto, también aterrizó en el estado español y se coló en los pasillos de la Cumbre del Clima (COP 25), celebrada en Madrid a comienzos de diciembre.
La cita de Naciones Unidas se cerró con una declaración descafeinada, muy desvinculada de las exigencias de la ciudadanía que inundó las calles de la capital en una multitudinaria manifestación para exigir compromisos de reducción de emisiones a la altura de la emergencia marcada por la ciencia. El Plan de Acción de Género fue uno de los pocos éxitos alcanzados gracias a la presión de las organizaciones feministas, pero se queda corto sin medidas más contundentes.
Hemos sido testigas en las calles de la poesía expresada en letreros de cartón que cada cual confecciona y que traducen una dignidad que sintoniza con el compañero o la compañera de marcha. Para estas jóvenes ya no es soportable la injusticia, el abuso, la violencia y la discriminación. Ya nadie acepta el desarrollo destruyendo el sistema ecológico. Intolerables también son la violencia sexual, el fanatismo religioso o ideológico.
Pero hay un divorcio. Entre la necesidad de transformar y avanzar y el retroceso impuesto por viejas creencias y prácticas. El sistema está temblando y ajusta sus métodos para detener lo nuevo. El sistema está en muchos lados y arremete contra las mujeres, mucho más si se trata de mujeres jóvenes –basta ver el trato que ha recibido Greta Thunberg– y si son mujeres feministas.
La necesidad de debatir y comunicarnos
Tal vez haya que hacer un llamamiento, otra vez. No reproduzcamos las violentas prácticas del sistema que nos oprime. Las mujeres, especialmente las feministas, soportan un nivel de hostigamiento y acoso en redes muy fuerte y desgastante. Reiteramos nuestro mensaje: Los debates son buenos. Pensar, argumentar, profundizar, equivocarse, rectificar, incorporar, llegar a acuerdos y a desacuerdos es sano. El problema es que a menudo las ilógicas dinámicas en las que vivimos nos absorben y no salimos de la dialéctica presión de los opuestos, de la ausencia de matices, del conmigo o contra mí, de la negación del cambio, de la afirmación de las propias contradicciones, de los interesados reduccionismos que nos arrinconan y aíslan.
Ese es tal vez el mayor reto: ser capaces de vivir en la inestabilidad que genera la comunicación verdadera y experimentar que es posible ser firme y flexible, claras y tolerantes a la vez. Ojo con las redes sociales, nos ayudan mucho, pero, como bien dice June Fernández, también “son espacios que promueven la polarización, la endogamia, el cabreo, y las opiniones categóricas frente a la duda y la escucha”. “Entre nosotras tenemos mucho que discutir, mejor si lo hacemos sin la agresividad y el dogmatismo constante que estamos viendo en redes”, apunta Ana Requena: “Sin dudar constantemente del feminismo de las otras. Negar las contribuciones de tantas solo porque tienen otros planteamientos es negar una genealogía diversa y enriquecedora”.
Todo va muy rápido. Si después del 28A, España se convirtió en el país europeo con el Congreso más paritario, unos meses más tarde, los resultados del 10N lo situaron en el tercer puesto en Europa y lo sacaban del grupo de cinco países del mundo con más diputadas. El descenso de diputadas tiene que ver. sobre todo, con el aumento de Vox en el Congreso, que logró 52 escaños y era el partido con más hombres como cabezas de lista. Es solo uno de los efectos del crecimiento de la ultraderecha en nuestro país. Otro son, las mentiras repetidas impúdicamente para denostar lo conseguido y apuntalado en leyes y consensos sociales: la violencia machista, la diversidad sexual y los derechos de la infancia. Arremeten contra los derechos más elementales de las personas migrantes para convertirlas en el chivo expiatorio de nuestros propios males y deficiencias.
Mujeres que migran
Un porcentaje altísimo de las personas que limpian y cuidan son mujeres migrantes. Durante los días 14 y 15 de diciembre más de 40 colectivos de todo el estado español se reunieron en Madrid, en el II Congreso de Empleadas de Hogar y los Cuidados, bajo el lema ‘Juntas transformamos desde la acción, ¿y tú?’, en un espacio lleno de vida: el primer Centro de Empoderamiento de trabajadoras de hogar y cuidados, (CETHYC), ubicado en el barrio de Usera. En los últimos cuatro años, estas mujeres han sabido visibilizar su situación y sobre todo, organizarse, creando asociaciones, colectivos e incluso cooperativas. También han llegado a presentar proyectos no de ley, enmiendas y mociones en ayuntamientos locales, parlamentos autonómicos y el congreso nacional. De momento, incomprensiblemente, no han conseguido que España ratifique el convenio 189 de la OIT que si han firmado ya 25 países, pero su fuerza es imparable. Sigamos su rastro, apoyemos sus reivindicaciones.
Muchas mujeres fueron rescatadas por el Open Arms, el barco que estuvo bloqueado en Barcelona en enero de este año. Ellas tuvieron “mas suerte” que las miles de personas ahogadas en el Mediterráneo. Tal vez, como sostiene Patricia Simón, sean las personas migrantes las que estén jaqueando al sistema en su lucha por vivir. Más que enfatizar sobre la necesidad de afrontar las migraciones con perspectiva histórica, valentía y humanidad, este resumen anual pretende poner en valor las luchas emprendidas por las mujeres que migran enfrentando la muerte y la violencia, por la red de madres de migrantes desaparecidas que comparten búsquedas e informaciones para encontrar a sus seres queridos y suman fuerzas para señalar responsabilidades y que este año se unió a la Caravana Internacional Abriendo Fronteras, que recorrió Almería, Ceuta y Huelva, territorios en los que también desarrollan estrategias de supervivencia entre barracones y campos de fresas, mujeres migrantes. Y queremos recordar que somos muchas las personas que a la noche, al repasar nuestro día, sentimos que nuestros aprendizajes han sido junto a otras personas, diversas, de procedencias dispares.
AMECO celebró su 25º aniversario reivindicando el periodismo feminista
Los medios de comunicación necesitan –necesitamos- replantearse su función social, acabar con el perverso concepto de lo que es noticia hoy –excluyente, superficial, efímero- y profundizar en el significado de los hechos para contribuir a su transformación. Claro que medios y periodistas no son quienes impulsan las revoluciones –un poco de humildad-, pero hay dinámicas y perspectivas que urge explorar e incluir.
AMECO celebró el pasado 20 de junio su 25º aniversario y lo hizo reivindicando el periodismo feminista como criterio de calidad. “Debemos exigir que se visibilicen las realidades y problemáticas específicas de las mujeres, pero también que se las presente como protagonistas y sujetos de las noticias, mostrando su diversidad y las aportaciones que hacen a la sociedad”, dijo Cristina P. Fraga en el encuentro, “si no se incluye a las mujeres, no se está informando con rigor y veracidad”.
1000 mujeres asesinadas por violencia machista
En junio de 2019 llegamos a la cifra de 1000 asesinadas por violencia de género desde que se recogen datos, esto es, desde el año 2003. En AmecoPress realizamos un artículo llamado ‘Cuando mil son noticia’, en el que señalamos entre otras cosas el cuestionamiento que el proyecto de #PorTodas, puesto en marcha desde La Marea en enero de 2019, realiza sobre el modo de tratar la violencia machista en los medios. Un equipo extraordinario de periodistas investiga qué sucede antes y después de un feminicidio a través de las historias de los casos de las 55 mujeres asesinadas en España en 2014, según datos oficiales. “Narrar de manera individualizada sus historias es nuestro deber porque sus feminicidios son atentados contra la humanidad y nuestro deber es recuperarlas como parte del rol de los medios de comunicación en los procesos de verdad, justicia y reparación”, defienden. Entren en la web.
En la búsqueda de nuevos relatos hay otros aportes significativos para intentar narrar las violencias machistas evitando la costumbre anestesiante (“otra mujer ha sido asesinada…”) y contribuyendo a generar respuestas que apunten a acabar con ella. Este año, destacamos también el proyecto de lab rtve.es ‘1.000 mujeres asesinadas’, que explica, a través de un formato interactivo, quiénes eran las mujeres asesinadas en España por violencia de género desde el 1 de enero de 2003. “Si buscas sus nombres en internet es probable que solo encuentres cómo murieron, pero ellas merecen más y sus familiares también”, explican en su web.
Espacios de reflexión como el Primer Congreso de Periodismo Feminista María del Carmen Molifé, organizado por Pikara el 9 y 10 de octubre en Bilbao y en que AMECO participó, son fundamentales. Pocos días después, del 1 al 3 de noviembre las V Jornadas Feministas de Euskal Herria, reunieron a 3000 mujeres, en torno a 38 ponencias y más de 70 talleres, bajo el lema, “Salda badago”.
Activismo, reflexión y acción, se han conjugado en multitud de encuentros y jornadas que desde AmecoPress vamos siguiendo, dando cobertura, y aprendiendo con ello. Y es que sea cual sea el contexto en el que consideremos encontrarnos tenemos que reflexionar cómo vamos a colaborar como personas y como comunidades en la construcción de la humanidad futura.
Somos perseverantes en la búsqueda de enfoques que cuestionan a la par que crean, que valoran la diversidad a la par que aúnan fuerzas. Construir, en un mundo de éxitos efímeros, que da credibilidad y volumen al oportunismo, no es fácil. Por ello nuestras fuentes siempre son quienes luchan contra la justicia patriarcal, contra la utilización del dolor para pedir que aumenten las penas y se justifique la venganza, contra la normalización del maltrato cotidiano, la discriminación y la violencia. Son quienes construyen otros modelos de hacer y no huyen de las complejidades. Las que apuestan por la sororidad y la coherencia.
Gracias a nuestras fuentes. A nuestras lectoras. A nuestras colaboradoras. A las estudiantes que participan en los talleres que AMECO impulsa desde su Escuela de Comunicación de Género e Inclusiva y a quienes hacen prácticas en AmecoPress. A quienes trabajan para que este proyecto se sostenga y fortalezca. A nuestras lectoras. A las que no están. Gracias a todas.
Foto: AmecoPress, cedida per Pablo de Pedro