OPINIÓN
El día siguiente a la Diada, tenemos 10 años más, en un mundo 10 años más desmontado. Domingo, Diada nacional de Cataluña, en Barcelona la gente estuvo presente, en la calle.
A pesar de todo o quizás por todo. Una Diada más simbólica, tras los 10 años de movilizaciones masivas sostenidas, en comparación con las manifestaciones del 11 de septiembre de décadas anteriores. Diez años en que la liberación nacional de Cataluña ha acontecido la causa con mayor capacidad movilizadora con diferencia. Han pasado 10 años y estamos donde estamos, 10 años más mayores. Ya no estamos todas. Han llegado otras. 10 años que pasan volando o son una eternidad.
Domingo, entre la multitud de manifestantes y esteladas que llenaban el Paseo de Isabel II, a la altura de la plaza de Idrissa Diallo, sobresalían unas carpas blancas con velas lilas, era el Punto Lila de la manifestación, la parte visible del protocolo por una manifestación libre de violencias machistas y lgtbtifóbicas, el dispositivo de la Assamblea Nacional Catalna desde el 2018. Toda la tarde, voluntarias de Dones ANC repartieron la banderola feminista “Nuestra fuerza, nuestra independencia” y las pulseras “Queremos vivir libres de violencias machistas” a todo el mundo que se acercaba. El Punto Lila fue también uno de los puntos de encuentro del grupo Feministes x la Independència, que un año más volvieron a reivindicar la República Feminista. Entre las independentistas estaba Maria Olivares Usac, histórica feminista y ecologista, recientemente reconocida con la cruz de Sant Jordi 2022. En el Paseo Lluís Companys, Òmnium Cultural celebró la Fiesta por la Libertad con parada de Entidades y conciertos, y dónde también había un Punto Lila. Vivir libres de violencias machistas es una exigencia irrenunciable y es responsabilidad de toda la sociedad. Viendo la juventud que pedía pulseras lilas se escapa media sonrisa, quizás sí que lo conseguiremos. Hay esperanza.
@FXI
Una nación libre no lo será nunca mientras las mujeres de todas las edades no puedan ir tranquilas por la vida. Cataluña es un país ahogado económicamente por el Estado español. El desequilibrio de las balanzas fiscales se ha incrementado en estos 10 años. Es un hecho objetivo, los 16.000 millones anuales, son ahora 20.100 millones (datos 2019, porque no facilitan datos más actuales). La ciudadanía de Cataluña sufre una crisis total. Una crisis económica, no solo por las repercusiones del contexto internacional, sino por el trato del Estado con la infrafinanciación que correspondería a Cataluña, para que el gobierno catalán tenga un presupuesto digno y a la altura del esfuerzo de su gente. Tenemos carencias en los servicios públicos educativos, salud, dependencia, en la cultura y en las infraestructuras básicas como la red de transportes públicos, etc. Poner las curas en el centro, significa salarios dignos, escuelas inclusivas con los recursos necesarios para atender las necesidades de todo el alumnado, centros de salud de calidad, pensiones dignas, hacer accesible los derechos sexuales y reproductivos en todo el territorio, dignificar los trabajos de curas, garantizar el disfrute de la cultura a todo el mundo, acoger dignamente, implementar la renta básica universal para no dejar a nadie atrás… y significa capacidad de legislar plenamente y dinero. Un dinero que a estas alturas, el gobierno de la Generalitat no puede disponer, a pesar de que Cataluña es la 2.ª comunidad autónoma que más dinero aporta al Estado español, pero es la 8.ª en las prioridades del gobierno español para dar respuesta a las necesidades de los catalanes y catalanas. Y esta crisis económica, también lo es democrática, más acentuada en los últimos 5 años de represión política, persecución a la libertad de cátedra, a la libertad de expresión y manifestación, con miles de personas encausadas con juicios pendientes por cortes en vías o calles fruto del 1 de octubre, por las protestas post-sentencias que enviaron a prisión y exilio a medio gobierno de la Generalitat, intentos de rejuzgar porque no gustan las sentencias de libertad, sentencias judiciales politizadas, que lleguan incluso a impedir poder vivir plenamente en catalán en Cataluña y persiguen acabar con cualquier disidencia política.
10 años más tarde, estamos peor económicamente y democráticamente. La crisis que sufrimos no es del sistema económico, es del sistema político del Estado español que se sustenta en unos privilegios de raíces franquistas. La democracia está en crisis. Todo envuelto en una emergencia climática que quizás lo acabará de desbaratar todo.
Las feministas independentistas son como gotas malayas esparciendo por todas partes el deseo de libertad, libertad para el país y libertad para todas. La libertad es entera o no es. Pase lo que pase, la República catalana feminista nos urge. Que ellas no nos falten.
“Eri en la mar aturmentada
on me feria cada onada;
i sempre dreta pel combat
esperava l’embat.”
Simona Gay, poeta nordcatalana, presente en la Feria de Entidades con la camiseta de la Asociació Amics de La Bressola. Fragmento del poema “Lucha con el Ángel”.
