“Es el momento de cambiar el punto de vista de la educación por uno más humano”.La crisis de la Covid-19 evidencia desigualdades y plantea la necesidad de un cambio de paradigma
En plena crisis sanitaria, el curso escolar ha intentado continuar de puntillas con una docencia a distancia que, a falta de medios e infraestructura, está lejos de ser adecuada. Lo cierto es que la pandemia de COVID-19 ha creado muchas incertidumbres en todos los ámbitos, y el área educativa no iba a ser menos. Sin embargo, el 15 de abril, se conoció la decisión final del Ministerio de Educación que ha acordado otorgar el aprobado, no general, pero casi sistemático al alumnado mientras trabaja para el mantenimiento y mejora de los programas de refuerzo y ocio, ya habituales en los centros durante los meses de verano.
Ante este escenario sin precedentes que ha creado la crisis del coronavirus, el ámbito educativo ha intentado sostenerse apoyándose en la tecnología y la docencia online que, sin lugar a dudas, ha fracasado. El sistema educativo español no estaba preparado para dar el salto, de un día para otro, a esa forma de educación y lo único que ha hecho es resaltar de nuevo las fuertes desigualdades a las que muchas familias están expuestas diariamente.
“Una parte del alumnado no está siguiendo el ritmo y corre el riesgo de desvincularse de la escuela, e incluso, de abandonar. Para el país con mayor tasa de abandono escolar temprano de Europa este es un coste económico y social muy alto” así lo expresaba Save the Children en una carta abierta a la Ministra de Educación y a los Consejeros y Consejeras que se han reunido para debatir el final del curso y el futuro de todas las personas que se han visto obligadas a abandonar las aulas por esta crisis
La carta de Save The Children, firmada por 12 organizaciones educativas (entre ellas, la Confederación de asociaciones de familiares de alumnos CEAPA) y por más de 30 personas expertas de Universidades, ha demandado al Ministerio que, ante esta situación, se frene la brecha entre el alumnado más aventajado y más desfavorecido, y “garantizar, con medidas contundentes y decididas, la equidad y la calidad de nuestro sistema educativo sin dejar a nadie atrás”.
Efectivamente, la realidad es que en muchos hogares se presentan dificultades que impiden totalmente recibir esa docencia online que se ha estado impartiendo durante este último mes, y que ha afectado exactamente a un 10% de los 8,2 millones de personas que conforman el alumnado que se ha visto recluido. Primeramente, porque hay muchas familias que no tienen ni los dispositivos ni los conocimientos necesarios para tener conexión a Internet, y en segundo lugar, por la necesidad de nivel cultural necesario de las familias para poder acompañar a las niñas y niños en esta forma mucho más autónoma de aprendizaje, a la que el ambiente del hogar también influye y dificulta, sobre todo a la hora de concentrarse.
De eso mismo hablaba Virginia López, educadora social en la ciudad de Madrid, en entrevista con AmecoPress, cuando aseguraba que, desde la perspectiva de su trabajo con familias en situación de vulnerabilidad, “lo que vemos es que la situación es muy difícil, ya que toda la dinámica educativa se ha estado gestionando por internet y medios telemáticos y un gran porcentaje de las familias con las que trabajamos – que se puede extrapolar a toda la población- no tiene acceso a esas tecnologías”. “Todo se mueve por tablet, ordenador…y en los hogares donde trabajamos no hay ni lo uno ni lo otro, y los dispositivos móviles cumplen las funciones básicas de comunicación, pero no sostienen la actividad de horas y horas de tareas, presentación de trabajos, clases online…”. Otra cosa que ha podido observar desde su trabajo es la comunicación con los colegios, “que ha sido muy dispar”. Según cuenta, ha habido colegios que se han volcado desde el minuto uno y otros que se han despreocupado de esas familias que, en estos duros momentos, necesitaban un apoyo y atención.
“No pasa nada distinto a lo que ya pasaba antes: el sistema educativo hace aguas”
Justamente eso es lo más preocupante, que, salvo casos excepcionales, “la diversidad o las distintas situaciones no se están contemplando” cuenta Virginia López. “Hacer llegar los trabajos ya es difícil para quien no tenga acceso a los recursos tecnológicos necesarios, y luego para quienes acceden, no es tan fácil que tengan en su casa un entorno o un espacio donde hacer las tareas, y por supuesto no tienen la atención necesaria para realizarlas, ya que no todas las familias la pueden cubrir”.
Todo ello va a significar – y de hecho ya significa – que la brecha de desigualdad crezca más, al no facilitar a las familias que lo necesitan los medios básicos para continuar con la educación de sus hijos e hijas de esta forma. “En realidad – dice Virginia López- no pasa nada distinto a lo que pasaba antes del confinamiento, es decir, que el sistema educativo hace aguas y no se preocupa del estudiante en su complejidad de situaciones, sino que adopta una perspectiva sistemática y normativa, sin atender a las necesidades especiales en los casos que lo requieran”. Siguiendo la idea de la educadora, al final las perjudicadas son las mismas, las de siempre: las familias más vulnerables, y concretando aún más, las mujeres.
Lo cierto es que el confinamiento ya planteaba un serio problema en materia de conciliación desde el principio, con el cierre de centros educativos y la carga de teletrabajo de muchas personas: “Una de las muchas cosas de las que nos hemos percatado mis compañeras y yo estos días es que las mujeres, en esta situación y por norma general, tienen una carga terrible; son las que trabajan, se ocupan de la casa y de la crianza, lo que provoca en ellas una situación de estrés importante”, cuenta Virginia López. Además, es importante tener en cuenta todas esas familias monomarentales, en las que en el 83% de los casos están encabezadas por una mujer con sus hijos e hijas, que se traducen – en datos de FAMS (Federación de Asociaciones de Madres Solteras) – en más de 1.500.000 hogares para los que el cuidado de sus menores va a ser más que un reto ante esta situación excepcional de alarma.
Por otro lado, poniendo la mirada en los institutos, Virginia López cuenta que en ese caso “la desigualdad se acentúa aún más y la percepción que hemos podido tener como educadoras es que se está exponiendo al alumnado a una sobre carga de trabajo que no se puede afrontar desde casa, cuando además las materias tampoco son correctamente explicadas utilizando esas vías telemáticas”. Esta brecha es también más grande debido a un nivel educativo más alto y más complejo, que intenta suplirse con más tarea pero que lo único que produce es más agobio y estrés en la persona y en sus familias, que querrán ayudar y “no todo el mundo puede ayudar a resolver una duda de ecuaciones de segundo grado” comenta la educadora.
La clave de todo, sin duda, es la igualdad de oportunidades, que desde luego no se ha contemplado “ni ahora, ni previamente, pero ahora menos que nunca” apunta Virginia López, “y mientras los centros no puedan asegurar la igualdad de oportunidades, la situación es una injusticia”. Lo cierto es que si en una clase ordinaria ya hay situaciones de diversidad que requieren atención, es inimaginable las situaciones que habrá en cada familia y en cada hogar, y por supuesto, en cada persona, entonces “es bastante contradictorio que se haga una evaluación generalizada cuando el propio sistema educativo no puede ofrecer las mismas oportunidades” sentencia López.
Investigación sobre posibles escenarios de evaluación
Ante todo este panorama de educación telemática y deberes online, desde el Ministerio de Educación no se daba una respuesta concreta a las evaluaciones o promociones de curso, ni cómo la plantilla de profesorado debía afrontar la crisis marcando una ruta orientativa. Por ello, se puso en marcha una investigación conjunta de la Universidad de Granada y la Universidad de Málaga, dirigida por Fernando Trujillo, profesor de la primera, titulada “Escenarios de evaluación en el contexto de la pandemia por COVID-19”, destinada a conocer la opinión del conjunto de la docencia del sistema educativo en relación a la evaluación del tercer trimestre y la evaluación final del curso 2019-2020.
La investigación dio la opinión de más de 3000 docentes y reveló que la mayoría rechazaba el aprobado general, que permitiría pasar de curso a todo el alumnado sin importar las notas obtenidas en los dos trimestres anteriores. La encuesta planteaba cuatro posibles escenarios: en el primero, no hacía falta ningún tipo de intervención por parte de la Administración y los centros continuaban con la docencia y la evaluación propias de una situación de normalidad. En el segundo, las exigencias se ajustaban a la situación de confinamiento y el profesorado evaluaba únicamente los contenidos mínimos. En el tercero, se optaba por una evaluación positiva para todos, pero con condiciones: la elaboración de una serie de tareas y su entrega en junio. Por último, como cuarto escenario, se planteaba el famoso aprobado general, sin condiciones, pensado especialmente para no perjudicar al alumnado más desfavorecido y sin acceso a Internet en sus hogares.
El 12% de los profesores y las profesoras de secundaria se decantaron por el aprobado general; el 16% de los de Bachillerato y el 30% en el caso de los de primaria. “La clave para entender las respuestas reside en la etapa en la que trabaja cada docente: los de infantil y primaria son más partidarios de la opción tres, el aprobado con condiciones; mientras que los de secundaria y bachillerato se decantan por el escenario dos, en el que se reducen los contenidos y se evalúa a los alumnos”, detallaba Trujillo en unas declaraciones a El País. En la plantilla de infantil (el 42% escogió el aprobado general), la mayoría de profesores consideraba que es necesario valorar el trabajo realizado durante el confinamiento, lo que se traduce como una falta de visión de conjunto y de igualdad de oportunidades por las que debe abogar un sistema público de educación, al no contemplar el caso de estas familias sin recursos tecnológicos, ni para realizar tareas ni para recibir docencia.
Escenario definitivo
Finalmente, tras el análisis de las distintas peticiones que recibía el Ministerio de Educación y las investigaciones (como la mencionada) que se realizaron en el ámbito educativo, la ministra Isabel Celáa anunciaba ayer la decisión final adoptada por el Gobierno: “aprobado general”, pero con excepciones. De esta manera, se hacía efectivo el acuerdo con las Comunidades Autónomas para que el alumnado de infantil, primaria, secundaria y de primero de bachillerato promocionen (salvo en casos muy puntuales) pero no con la misma nota, por eso no es un aprobado general al uso. Se tendrán en cuenta, pues, las notas obtenidas en los dos primeros trimestres, períodos que, según ha señalado la ministra en la entrevista del informativo nocturno de Telecinco, “se han desarrollado con total normalidad y podrán orientar al profesorado a la hora de evaluar”.
Asimismo, en la Conferencia Sectorial mantenida por videoconferencia entre Isabel Celáa y las Consejerías, se ha dictaminado que los casos de suspenso dependerán “del profesorado y del marco que regulen las distintas Administraciones educativas”. Ante la pérdida de conocimientos y contenidos, también se ha anunciado el refuerzo de los planes de verano de los planes de apoyo usuales en verano para las personas que lo necesiten, así como el despliegue de más docentes que cubran esas horas perdidas y que, entre los meses del verano y el curso que viene, se esperan recuperar con más horas de refuerzo.
En un intento de no perjudicar a los alumnos y las alumnas que no disponen de dispositivos digitales o Internet en casa, el acuerdo contempla que la repetición será una medida “excepcional”, de forma que los equipos docentes necesitarán la autorización de la Administración (no se detalla cuál, aunque fuentes del ministerio señalan que corresponderá a las inspecciones educativas de cada región) para hacer repetir a un o una estudiante. Lo que no contempla es que estudiantes sin medios digitales estarán en una situación mucho más vulnerable ante la adquisición de conocimientos disponibles de forma online, incluso apoyo del profesorado
Ya en la carta de Save The Children, que ha visto en este acuerdo muchas de las medidas que demandaba cumplidas, se abogaba por “dotar a los centros educativos y a los estudiantes de la tecnología y la formación necesarias para tener educación a distancia” ya que la competencia digital no está tan lejos como se cree si se invierte y se apuesta por ella, y se le otorga el valor que en estos momentos se ve que tiene.
La educadora Virginia López apuntaba algo interesante sobre este punto, ya que “es lógico que si un profesor pide las tareas vía email, se garantice que en cada hogar haya mínimo un ordenador, y eso sería posible, aunque los recursos que den los ayuntamientos sean mínimos”. Además, cree que los colegios deberían trabajar inmediatamente en la alfabetización digital de las familias, facilitando así el aprendizaje digital, sobre todo si ese va a ser el recurso en el que se sostenga el sistema educativo el día de mañana.
La verdad es que cae de cajón que las tareas que se impongan estén supeditadas a los recursos disponibles y no al revés. Aunque ella se posiciona en el aprobado general, el quid de la cuestión no es aprobar o no, sino incorporar en el alumnado los contenidos y aprendizajes que van a necesitar en su siguiente etapa, buscando las formas de “garantizar que todos hayan podido tener acceso a los contenidos para que haya igualdad real de oportunidades” concluye la educadora.
“El punto de vista de la educación no puede ser únicamente lo académico, el punto de vista debe ser lo humano, la igualdad, el trato, y es una buena oportunidad para cambiarlo”
Desde el punto de vista del profesorado, Marian Moreno Llaneza, actualmente profesora de Lengua Castellana y Literatura en el IES Emilio Alarcos de Gijón, ha querido recordar que “el esfuerzo por parte del profesorado ha sido brutal, y se ha hecho de la noche a la mañana, a velocidad del rayo, intentando seguir para adelante, incluso trabajando vía móvil para esa parte del alumnado que no tenía otros recursos”. En entrevista con AmecoPress, Moreno Llaneza, referente en coeducación – creadora de Skolae y presidenta de la Asociación Clavico- ha resaltado que el verdadero problema es “que desde las autoridades no se han dado desde el principio instrucciones claras y concisas que dijeran ‘a ver, ante esta situación hay que hacer esto, esto y esto’ y eso no se ha dado en ningún momento”.
La situación del profesorado ha dado un giro tremendo y ha sido responsabilidad de la propia persona docente, con sus propios medios también en cuarentena, coordinarse e intentar continuar con su labor profesional. Marian Moreno cuenta como, en algunos casos, “la gente tiene reuniones a diario con resto del equipo docente, con el equipo directivo, luego con las familias… y creo que no se está visualizando el esfuerzo brutal que ha supuesto para unas personas profesionales de un día para otro, ante esta situación tan excepcional, y se hace como se puede”.
Por otro lado, tampoco hay que olvidar la diferencia de medios del profesorado para aquellas personas a las que les haya cogido la cuarentena en zonas rurales, con poca conexión a internet, “aparte de que muchos de los contenidos de nuestro trabajo están en los centros educativos y eso ha sido también un problema” señala la docente.
“No es para que se nos aplauda, pero sí que es necesario hacer un llamamiento a la calma, dar tiempo” continúa Marian Moreno, “también hay una parte del profesorado que debe cuidar a sus mayores y que está viviendo una situación personal complicada. Todas las responsabilidades de este cambio brutal se nos han cargado a las espaldas y desde el equipo docente solo pedimos tranquilidad”.
Justamente ayer, el último responsable en materia educativa, el Ministerio dirigido por Celáa, anunciaba el procedimiento de calificación que se seguirá ante este panorama, que como ha dicho Marian Moreno no es nada diferente a lo que se hace todos los años; “quiero decir, tener en cuenta el trabajo que se ha hecho presencial, tener en cuenta el no presencial (con excepcionalidad de las personas que no han podido hacerlos por falta de medios) e ir siempre en favor del alumnado, eso se ha hecho siempre. Hay excepciones, como en todo, pero esta manera de calificar sí que no es excepcional, aunque sí que es verdad que tranquiliza”.
Lo que también ha resaltado la docente experta en coeducación ha sido el grave problema de conciliación de aquellas familias en las que la falta de medios haya complicado aún más esta situación ya complicada. Hay hogares sin ningún medio digital y otros, donde si hay suerte, habrá un ordenador, que tendrá que repartirse entre el teletrabajo y los deberes del alumnado. Así, Marian Moreno mostraba su admiración por las familias que hayan podido hacer seguimiento y un buen trabajo en sus hogares con el tema de la educación “pero no puede olvidarse la parte más vulnerable del alumnado que ahora es doblemente vulnerable, y esas personas son las que preocupan de verdad al profesorado. Personalmente, me preocupa más si mis alumnos tienen luz o agua caliente que si hayan podido hacer los deberes o no”.
El retorno a los centros educativos el curso que viene aún es una incógnita, que dependerá en gran medida de las recomendaciones sanitarias que se impongan. Para Marian Moreno va a ser sin duda “una explosión emocional brutal” el volver a reencontrarse con el alumnado y poder seguir avanzando en educación. Segura de que el contenido podrá recuperarse sin ningún problema el curso que viene, se pregunta cómo se podrá recuperar el tiempo perdido en el plano emocional del alumnado, “qué habrá pasado con esa niña que tiene una situación de violencia de género en su casa estos meses, cómo habrá pasado ese niño LGTBI que tiene problemas familiares por su condición sexual este confinamiento”.
Sin embargo, hay algo que hace la hace mostrarse positiva y querer aprovechar esta excepcional oportunidad “para cambiar las cosas, para cambiar la educación y el punto de vista de la educación, que no puede ser únicamente académico, sino que ha de ser desde lo humano, desde la igualdad, el trato, el respeto, las relaciones igualitarias y, en definitiva, una lucha por una sociedad mejor”.
Foto: Arxiu AmecoPress