Las muertes de mujeres en Cataluña a causa de la violencia machista continúan con un goteo que parece no tiene freno.
Debemos preguntarnos muy seriamente cuál es la respuesta social que damos a estos hechos. No vale hablar sólo de las responsabilidades públicas que seguro las hay y muchas. El hecho más grave es el silencio, la justificación y la impunidad que socialmente tienen estas muertes.
No se puede continuar con la canción de “No había denunciado”. Lo que debemos preguntarnos es: ¿Qué ha fallado?.
¿Qué ha fallado en una educación que sigue manteniendo los estereotipos y obviando la coeducación?
¿Qué ha fallado en unos medios en los que las mujeres sólo tienen espacio como víctimas, como afectadas y casi nunca como expertas?
¿Qué está fallando en una sociedad en la que demasiado a menudo las relaciones de dominio se presentan como deseables y el abuso no se denigra?
¿Qué ha fallado en los circuitos y protocolos que deberían identificar y prevenir las situaciones de violencia?
Muchas mujeres trabajamos incansablemente para echar a la violencia de nuestras vidas y de las otras vidas. Muchas mujeres denunciamos continúa y constantemente la necesidad de escuchar y validar la palabra de las mujeres que viven estas situaciones. Por ello, estos hechos, como otros que atentan contra los derechos humanos y la vida, nos llenan de dolor y tristeza. Pero no nos hará callar!
Hasta que no consigamos que la violencia contra las mujeres sea impensable como práctica cotidiana, seguiremos denunciando estos atentados a la vida y continuaremos denunciando la falta de recursos para las mujeres y las organizaciones de mujeres.