OPINIÓN
Durante el Carnaval de Vilanova i la Geltrú 2017, desde el colectivo Bullanga Feminista se tiene conocimiento de 2 agresiones sexuales (intentos de violación) en plena vía publica, a pocos pasos del ayuntamiento, en el centro de la ciudad.
Nadie dijo nada. Nadie hizo nada. Y desde el gobierno local, según asociaciones de mujeres, se ha intentado recriminar a la única víctima que se ha atrevido a denunciar, por realizarla más de 12 horas después sin asumir ninguna responsabilidad, ni intentar mejorar las condiciones de seguridad de las ciudadanas.
Madrugada del Vidalot, 1 de marzo de 2017. Un mensaje doloroso llega al colectivo Bullanga Feminista: un hombre pide ayuda para una amiga que ha sido atacada por tres hombres y lo han intentado violar, en la Plaza de la Villa.
Las Bullanga habían hecho una campaña de prevención en tono de humor durante el carnaval a través de unos vídeos que llegaron a transformar un “#alertaPop” en viral dentro de la ciudad y en las redes sociales. Gracias a esta campaña, un amigo de la víctima buscó a este colectivo por estas mismas redes. No sabía dónde más acudir para pedir ayuda.
Lo usual: nadie dijo nada. Nadie hizo nada. Nadie se enteró de nada. Y desde el gobierno local se ha intentado recriminar a la única víctima que se ha atrevido a denunciar, por haber tardado 12 horas en realizar este doloroso trámite. La alcaldesa, después de que el colectivo feminista hiciera una convocatoria urgente para leer un comunicado de prensa en el mismo lugar donde ocurrieron los hechos, no asume ninguna responsabilidad ni compromiso para intentar mejorar las condiciones de seguridad de las ciudadanas y luchar contra la lacra del terrorismo machista.
Muy por el contrario, Neus Lloveras, alcaldesa de Vilanova i la Geltru, presidenta de la Asociación de Municipios por la Independencia – AMI, y diputada del Parlament de Catalunya desde el 2015, en referencia a -al menos- dos agresiones sexuales durante el “carnaval”, señala que “sería prácticamente imposible incrementar las medidas de seguridad”, ante la pregunta de sí se podrían haber evitado estas agresiones, lo que evidencia la lejanía de las autoridades ante la ciudadanía ante los hechos. Según la convergente, el espacio “estaba perfectamente iluminado, (la víctima) tenía una ambulancia cerca y los servicios policiales que tocaban”.
Tres semanas después de este miserable atentado, en una charla sobre seguridad de las mujeres en la vía pública y ante la pregunta de algunas feministas a las mismas personas asistentes sobre el cual opinaban sobre que en su ciudad pasaran este tipo de cosas, dos jóvenes de escasos 20 años señalaron que los sorprendía el hecho de no haberse enterado de nada, aunque estaban en el mismo lugar en aquella hora.
Eso tira nuevamente por el suelo las declaraciones de la señora Lloveras: para ella el que hubiera “mucha gente” es un “factor de seguridad”. Se ve que no. Que estés rodeada de gente no implica una seguridad mayor, porque los mismos jóvenes que asistieron a la charla de una experta en violencias contra las mujeres en las calles y la situación de vulnerabilidad, reconocieron sorprendidos y entristecidos que no se dieron cuenta de nada, a pesar de estar sólo a unos metros del acontecimiento.
En la misma entrevista en RAC1, una última recomendación de esta alcaldesa que se declara “feminista”: “aunque sean las cinco de la madrugada y nos lo estemos pasando muy bien, si hay un incidente de estos, inmediatamente nos tenemos que movilizar, ir a denunciar y de esta manera que poder pillarlos”.
La verdad es que con eso último me siento profundamente violentada.
¿Puedes decir a alguien que, después de un ataque de este tipo: “Aunque te lo estés pasando muy bien, tienes que ir a denunciar”?
En esta ciudad con alma de pueblo grande y quienes tenemos ojos para ver, observamos día sí y día también que existe un abismo entre el mundo habitado por los que nos desgobiernan y el mundo “real”. Y no puedo sino responder punto por punto a la señora Lloveras:
Primero: Siempre es posible incrementar las medidas de seguridad para evitar cualquier tipo de agresión, ya sea en público, como en privado, que es el espacio usualmente más violento y recurrente para los maltratadores machistas. Y aquí mismo añado que, dentro de las medidas de seguridad en una ciudad de 66 mil habitantes, se habría de contemplar la luminaria pública. Como muestra, os señalo las siguientes imágenes, captadas el mismo día, o durante el Carnaval de este año, facilitadas por militantes feministas que trabajan directamente sobre este requerimiento en forma de denuncia.
Fotografias: Elisenda Castillón
Segundo: No puedes vanagloriarte de una Educación y sensibilización inexistentes, porque según declaraciones de la mujer agredida, nadie actuó ni interrumpió el intento de violación. Cuando el Protocolo de Actuación no funciona, ya que es un documento desconocido por la ciudadanía, desactualizado (del 2006), y que no cuenta con los recursos mínimos para que se implemente, ya sea por los servicios que dependen directamente de los municipios, o de la plataforma de servicios de justicia y salud que acompañan a los procesos y denuncias. Es decir: son recursos “muertos”.
No negamos que la ley en Cataluña ampare a las mujeres, pero difícilmente se puede llegar a implementar si hasta el día de hoy no funcionan ni la mitad de juzgados dedicados exclusivamente a la lucha contra esta lacra, que se dijo que se crearían para poner a funcionar toda la pesada maquinaria que lucha contra la violencia machista.
Tercero: Lloveras dejaba implícito que tenían que ser las personas agredidas las responsables de esta movilización inmediata, comparándolo a “otro caso reciente en qué se había hecho denuncia rápida y los agresores habían sido “pillados”.
Según indagaciones, la otra agresión a que se refería la alcaldesa fue en Sitges y ocurrió en circunstancias totalmente diferentes: no fue a causa de la denuncia inmediata de la víctima que se pudo capturar al delincuente, sino a la actuación inmediata de un policía que casualmente vio una actitud sospechosa en el hombre y lo pudo capturar, pero por otros motivos.
Movilización masiva como respuesta de la ciudadanía
Al día siguiente de hecha la denuncia, colectivos de mujeres y de especialistas citaron a una convocatoria de prensa urgente en la que señalaron desde varios ámbitos que, en el espacio público no hay un consenso con el fin de no tolerar violencias. La agresión sexual múltiple en el marco del Carnaval se produjo en la esquina de la Biblioteca Joan Oliva, en la plaza de la Villa.
La plaza estaba repleta,
para mostrar su rechazo
hacia la agresión.
En la rueda de prensa, las feministas explicaron los hechos, destacando que la situación de violencia sexual hacia la mujer “se llevó a cabo en medio de un acto muy concurrido”. Así, remarcaban cómo no se había dado en aquel paradigma que asocia las violencias sexuales a los desconocidos, los callejones oscuros y la soledad. Sino al contrario, “los tres hombres no identificados, de entre 20 y 25 años,” sin disfraz, la atacaron en este acto enmarcado dentro del Carnaval.
Para Bullanga Feminista, que esta agresión se haya dado en el centro simbólico de la ciudad y en medio de un acto festivo multitudinario, “pone de relieve una impunidad intolerable hacia las violencias contra las mujeres. No tolerar actitudes machistas es trabajo de toda la ciudadanía” y han conminado a los medios de comunicación a respetar a la mujer agredida, defendiendo que hay que priorizar su bienestar por encima del posible interés mediático que esta agresión pública en grupo haya podido despertar.
Además, lamentaban que “no sea posible disfrutar de actos libres de agresiones y violencias sexistas, y que las mujeres no podamos circular sin miedo por la vía pública”. Al mismo tiempo, han denunciado que echan en falta que desde la Administración y las entidades, se impulsen campañas dirigidas a la identificación y rechazo de estas violencias. “Es una asignatura pendiente que animamos a arrancar con inmediatez, para evitar futuras agresiones”, afirmaban.
Finalmente, han conminado a la administración pública que asuma su responsabilidad como “garante de nuestros derechos como ciudadanas”. La esfera pública tiene que ser un espacio habitable y de disfrute para toda la ciudadanía; para ellas, eso implica poner en marcha un plan de prevención de las violencias en todos los ámbitos, y que no sea otro documento más de buenas intenciones.
