Vicky Moreno, maestra de formación, forma parte del grupo DonesxDones de Ca la Dona, un colectivo que se define como feminista y antimilitarista.
Preocupada por la situación de las mujeres y en plena guerra de los Balcanes, Vicky Moreno viajó a Croacia, junto con otra compañera, para conocer el trabajo que se estaba haciendo desde el Centro de Mujeres por la Paz en Croacia, y tuvieron la oportunidad de visitar un campo de refugiados de familias bosnias en Zagreb. Antes habían conocido a Stasa Zajovic, una de las líderes de las Mujeres de Negro de Belgrado.
¿Cómo surge el grupo de Dones x Dones?
Como grupo nos empezamos a organizar en 1993, al inicio de la Guerra de los Balcanes. Una de las primeras acciones que llevamos a cabo fue la convocatoria de una gran manifestación, junto con otros grupos que denunciábamos las violaciones contra las mujeres durante la guerra, principalmente mujeres de Bosnia, pero también croatas y serbias. A partir de aquí surgió el tema principal de reflexión en nuestro grupo, sobre el uso de los cuerpos de las mujeres como herramienta de limpieza étnica.
¿Qué acciones realizan en Cataluña?
Hemos organizado movilizaciones y concentraciones contra las guerras y los conflictos armados, pero siempre poniendo la mirada en el tema de las violaciones y agresiones sexuales contra las mujeres en zonas de conflicto armado. Denunciando los secuestros, las violaciones, la violencia y los asesinatos de las mujeres en Colombia, en Afganistán, en Chechenia, en Palestina… Partiendo de la sororidad pero también con la denuncia. Manteniendo relaciones entre nosotras, invitándolas a nuestro país para que pudieran explicar la situación que sufren, así como sus estrategias y organización para trabajar por una resolución dialogada de los conflictos. Hemos viajado en varias ocasiones a sus países para conocer, sobre el terreno, sus acciones.
Nuestro trabajo se basa en un intercambio de relaciones y experiencias basado en el protagonismo de las mujeres como resistentes, pero también como curadoras de sus comunidades desde la no violencia. Exigiendo conjuntamente Justicia y Reparación para las mujeres y las comunidades agredidas. Exigiendo que las mujeres sean las protagonistas en los acuerdos de paz. Cosa que todavía es muy difícil porque la justicia, tanto local como internacional, es patriarcal.
Trabajamos y participamos conjuntamente con otros colectivos como la Plataforma Paremos la Guerra, el BDS Cataluña, Desmilitarizemos la Educación… y otros grupos que rechazan las armas, las guerras y las violencias. Evidentemente formamos parte de Ca la Dona, espacio desde el que también construimos redes de apoyo.
¿A nivel internacional forman parte de la Red de Mujeres de Negro, como colaboran y se organizan?
Queremos tener una visión de todas las partes del conflicto, tanto de forma directa como indirecta, por eso formar parte de la Red de Mujeres de Negro continúa siendo fundamental. Junto con la Red hemos participado en la organización y los encuentros internacionales que se han llevado a cabo en diferentes territorios. Una buena parte de la organización y de las relaciones la hacemos a través de las redes y la comunicación por correo debido a la diversidad y a la distancia.
Mantenemos el contacto y trabajamos conjuntamente denunciando y manifestando nuestro rechazo contra el militarismo y las guerras en cualquier territorio o país. Apoyamos los comunicados y denuncias de las mismas mujeres que están viviendo estas situaciones. Las más recientes: las mujeres kurdas, saharauis, armenias… donde los conflictos armados están castigando duramente la población más vulnerable.
Visitando Palestina
Uno de los lemas que tienen es “Ni guerra que nos destruya, ni paz que nos oprima.” Y la historia nos enseña como algunos tratados de paz llegan a ser las semillas de nuevas guerras. ¿Cómo se tiene que construir la paz?
Esta es una buena pregunta que nos obliga a reflexionar continuamente. Cuando decimos “Ni guerra que nos destruya, ni paz que nos oprima”, estamos expresando claramente que no hay paz si no hay justicia y reparación. Dos herramientas indispensables. Sin justicia social, sin un reparto de los recursos de manera igualitaria y sin discriminación. Si no se tienen en cuenta los colectivos más precarios, que a la vez han estado más castigados por las violencias en todas sus manifestaciones -sexual, económica, institucional, armamentística…-, no será posible una verdadera construcción de la paz. La paz entendida como espacio de convivencia, solidaridad, reciprocidad, sororidad, y seguridad. Una seguridad feminista, no violenta, que no tiene nada que ver con la pretendida seguridad de los cuerpos armados.
Los otros elementos indispensables para la construcción de la paz, como dicen las amigas colombianas, son la Verdad y la Reparación. Estos dos elementos, las feministas los hemos tomado también aquí, sobre todo para denunciar las violaciones y el acoso sexual. Verdad y reparación para que las mujeres agredidas puedan poner en marcha un proceso sanador, de cura y de resiliencia.
Propugnan la objeción fiscal a los gastos militares: “Ni un euro para la guerra”, ¿en que consiste esta campaña?
Formamos parte de la campaña OF (Objeción Fiscal) conjuntamente con otras organizaciones: Fundación por la Paz, Centro Delàs, y otros colectivos antimilitaristas. Básicamente consiste en dejar de ingresar una parte de nuestros impuestos al ministerio de defensa. Desde el año 2000 hacemos campaña por la objeción fiscal a los gastos militares. Como grupo, este continúa siendo uno de nuestros objetivos, porque no queremos que nuestro dinero vaya a engrosar los gastos militares.
Con el dinero que dejamos de ingresar apoyamos proyectos de mujeres en zonas de conflicto armado.
La guerra es un gran negocio: primero el de la venta de armamento y, después, el de la reconstrucción. ¿Cómo se puede acabar con esta dinámica?
Ya hace tiempo que venimos diciendo que las guerras actuales no responden a ningún otro interés que el económico. Las guerras y los conflictos armados actuales se construyen para obtener beneficios de todo tipo. Para continuar vendiendo armamento, para militarizar territorios donde expoliar los recursos naturales -acuíferos, ríos, metales, madera…- Ejemplos los tenemos por todas partes: el cobalto en el Congo; los acuíferos, tierras ricas en metales u otros recursos, en Colombia, Honduras, Palestina, etc. De este modo las guerras se venden como sí se tratase de una mercancía más. Sin tener en cuenta las vidas humanas de las comunidades que viven en esos territorios. Invisibilizándolas y negando su existencia.
Una vez expoliada o destruido un territorio, los mismos gobiernos que han promovido su destrucción se encargan de reconstruirlo a través de sus propias empresas. Grandes multinacionales que tienen su propio ejército formado por mercenarios o ejércitos privados. De este modo, se aseguran sus beneficios y tienen bajo su control a toda la población. Comunidades enteras son expulsadas y se ven obligadas a desplazarse continuamente para sobrevivir. Es el capitalismo del desastre, la Doctrina de Choque, como lo denomina Noemi Klein. Es, en definitiva, la retroalimentación del militarismo.
Este año se cumplen 20 años de la Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad de Naciones Unidas. ¿Qué valoración hace?
La resolución 1325, significa un antes y un después. Ha puesto las bases sobre temas que eran y son cruciales para las mujeres. Reconocer la violación como herramienta de guerra, las discriminaciones diversas por el hecho de ser mujeres, apostar por la educación de las niñas en países donde es un verdadero obstáculo y peligro para ellas… Pero, todas sabemos que las resoluciones y las leyes se tienen que implementar. Se tienen que garantizar los recursos necesarios y, sobre todo, exige de una constante observación de estos acuerdos y cumplimientos. Sino, como en otras ocasiones, quedará en buenas intenciones.
En estos momentos, ¿dónde tienen puesta la mirada a nivel internacional? y a nivel nacional, ¿qué les preocupa?
A nivel internacional, mi mirada es muy personal, (a pesar de que es compartida por todo el grupo) y es Palestina. Por qué? Posiblemente porque es el conflicto que más conozco y de más cerca. Porque en estos momentos es uno de los conflictos más olvidados. Un país que lleva años resistiendo la violencia continuada del ejercito israelí. La ocupación cada vez más legitimada, sobre todo, por la Unión Europea y los EE.UU. Una ocupación que representa un castigo militarizado ante un pueblo que resiste desde la no violencia.
Mientras explico esto, las últimas informaciones que tengo son de centenares de personas obligadas a dejar las tierras de cultivo porque las atraviesa el muro. Obligadas a dejar sus casas porque las han derrocado y tienen prohibida su reconstrucción. Obligadas a regar sus campos de cultivo cuando el gobierno israelí decide las horas a las que pueden tener acceso al agua de riego, mientras que los colonos de los asentamientos disponen de toda el agua que quieran… Y no hablamos de la prisión de la población en Gaza. Un bloqueo económico, cultural, social, que llevan sufriendo desde hace años bajo la estrecha observación de los soldados del gobierno israelí.
A nivel nacional me preocupa, sobre todo, el retroceso de libertades colectivas e individuales. La ley mordaza, la represión contra los colectivos llamados “antisistema”, la represión durante las manifestaciones y concentraciones durante el llamado Proceso, aquí, en Cataluña. Como mujer me indigna que se pueda encarcelar a personas o reprimirlas por expresar sus ideas. Creo firmemente que todos los pueblos tienen derecho a la autodeterminación. Queremos y deseamos vivir libremente en territorios libres.
Explíquenos una experiencia positiva y negativa que le haya sacudido.
Positiva, ahora mismo recuerdo con una gran emoción, el premio que nos dieron el 2019, la Comunidad palestina, en el marco de su campaña de Palestina en el Corazón. Fue un premio de reconocimiento por el trabajo que, como grupo, hemos hecho durante muchos años y que continuaremos haciendo. Positivo y a la vez doloroso, el trabajo que hicimos con las familias refugiadas de Bosnia, aquí, en Cataluña. Fue una gran experiencia que nos ha aportado mucho como grupo y a título personal. Nos ha dado fuerza y energías para continuar buscando, pensando, escribiendo y manifestando nuestro rechazo a las guerras y al militarismo.
Sacudirme, en estos momentos, hay un montón de motivos y hechos. Cada vez que una mujer es asesinada, violada… Cada vez que se enciende de nuevo la chispa de la guerra, allá donde sea, me hundo. Pero me levanto de nuevo, como dice el poeta Martí y Pol en uno de sus poemas, Empapa de Vida. Y lo hago, porque sé que formo parte de otras muchas fuerzas, de otras sinergias feministas. La sororidad, el compartir, escuchar y continuar a pie de calle me devuelve la confianza.
Maestra de formación, ahora jubilada, ¿como resolvía las situaciones de conflicto en el aula? ¿Trabajaba estos temas con el alumnado?
La educación no empieza ni acaba en la escuela ni en el aula. Pero la gran responsabilidad que tienes cuando estás ante un grupo del cual eres responsable cinco horas al día, y que durante todo un curso son muchos y varios momentos, implica que me esté reinventando continuamente. Reinventando y adaptando los contenidos y las actividades. Se tiene que pensar en cada una de las individualidades, a la vez que se tiene que trabajar para cohesionar el grupo. Fortalecer a las niñas, respetar la diversidad de todo tipo. Cuando surge un conflicto en el aula no puedes esperar a que se resuelva con aquello de -pídele perdón- ni tampoco con un castigo. Se tiene que trabajar en el momento que surge entre las partes implicadas y, después, depende del tipo de conflicto, con todo el grupo de la clase. Trabajar también con las familias y, por supuesto, con todo el claustro.
Para mí, la mejor manera es trabajar desde la Coeducación, porque permite trabajar contenidos de manera transversal y esto incluye, evidentemente, trabajar con los valores feministas como la cultura de la Paz y la No-violencia. He tenido la gran suerte de trabajar en la escuela pública desde dónde he podido desarrollar y poner en práctica los valores de la paz y la no violencia. Uno de los recursos que más me han ayudado ha sido el del lenguaje visual: los cortometrajes y el cine, porque a través de estos recursos he podido dialogar, debatir y reflexionar con el alumnado en varias temáticas, desde el arte, el lenguaje, la música, los conflictos armados y las guerras, la inmigración, la diversidad afectiva-sexual… siempre visibilizando y dando valor a las mujeres a lo largo de la historia.
Para acabar, ¿cuál es la mejor defensa?
Los enemigos se construyen de un día para otro, tenemos un montón de ejemplos contrastados e informados. La mejor manera de defenderse de un posible enemigo es acercarse y hablar. ¿Utópico? Pues sí, pero posible si se ponen los recursos necesarios. Si se invierte en cultura de la paz y no en una cultura de la guerra que es la que se ha continuado manteniendo porque interesa a los gobiernos y a sus países. Al Patriarcado capitalista, imperialista y militarista, solo se le puede desmontar desde estas premisas. Hace falta todavía, muchísima pedagogía antimilitarista.