“El respeto se construye más allá de la conciencia, requiere que la persona se asuma del género humano, dejando atrás todas las huellas filogenéticas de la animalidad”, dice Gabriela Delgado, exsubdirectora de la Facultad de Psicologia de la UNAMA
El acoso sexual es un delito desde 1991, inscrito en el Código Penal Federal de la República Mexicana y en la capital del país se castiga con tres años de prisión. Pero se trata de un crimen impune hasta en el 99 por ciento de los casos porque no se denuncia. Las investigaciones son tortuosas y, frecuentemente, se fundan en sospechar que las víctimas -en su inmensa mayoría mujeres- no dicen la verdad.El agresor, en general, se ampara en su posición de poder y autoridad frente a quien acosa y recibe el apoyo de sus jefes.
El más reciente estudio realizado por el Colegio Jurista -una instancia de especialistas muy reconocida- indica que sufren acoso sexual al menos un millón 400.000 trabajadoras y, según la ley de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia, forma parte de todo el entramado de violencia feminicida, por su característica de humillación, maltrato, prepotencia e impotencia de las víctimas.
La consecuencia es callar y asumir, o perder el empleo.
Es también una violación a los derechos humanos de las mujeres. Por ello es un escándalo mayúsculo que suceda acoso sexual y laboral dentro de la estructura administrativa de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el órgano destinado a vigilar que el Estado cumpla con la Constitución y los derechos humanos, declaró a SEMlac la abogada Teresa Ulloa.
La directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas para América Latina y el Caribe, y además reconocida litigante en casos de violencia contra las mujeres, agregó que es inconcebible la indiferencia del presidente de la CNDH y son contradictorias sus declaraciones sobre la dignidad de las mujeres.
Lo más grave es que en ese lugar de “defensa de los derechos humanos”, el coordinador de Comunicación Social, Alfonso Zárate Vite, es un acosador sexual que mantiene su trabajo y continúa presionando a quienes de él dependen, según pruebas en poder de SEMlac y una denuncia penal en curso.
Las trabajadoras acosadas durante largos meses se armaron de valor y hace 70 días denunciaron al Órgano Interno de Control (OIC) de la institución, instancia responsable de recibir este tipo de quejas, el cual llamó a cada una, en solitario, abrió un expediente, pero aún no brinda resultados.
En lugar de pedir la renuncia al acosador, como lo establece el Código Penal y obliga la propia naturaleza de la CNDH –incluso dotada para hacer la denuncia penal–, las autoridades permitieron que el ambiente de trabajo se hiciera hostil y el acosador tomara represalias contra las denunciantes: las eximió de trabajo, les disminuyeron el salario al quitarles compensaciones y también les retiraron instrumentos de trabajo. Las trabajadoras renunciaron el 30 de marzo cansadas, angustiadas, sin dormir y sin saber qué hacer.
Para la psicóloga Gabriela Delgado, el acoso sexual y laboral deja claramente manifiesto el poder y la violencia que se ejerce sobre las mujeres.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo define como el comportamiento de carácter sexual frente a la víctima, que esta rechaza y percibe como un condicionamiento hostil para su trabajo, convirtiéndolo en algo humillante. Cuando se denuncia, el acosador logra la complicidad material y simbólica de los hombres.
La denuncia de las trabajadoras de la CNDH, en el órgano donde debiera existir una cultura no machista, provocó que compañeros de trabajo, autoridades encargadas de investigar el caso y el marido de una de ellas aumentaran su hostigamiento y las revictimizaran.
Por ello Delgado, exsubdirectora de la Facultad de Psicología de la UNAMA, dijo a SEMlac:”Me parece inconcebible que en una institución autónoma como la CNDH, que existe para defender y garantizar los derechos de las personas, sucedan este tipo de conductas”.
“Ello es una muestra de que la violencia contra las mujeres está troquelada en estructuras mentales y cómo estas pueden invadir todo tipo de racionalidad. El respeto se construye más allá de la conciencia, requiere que la persona se asuma del género humano, dejando atrás todas las huellas filogenéticas de la animalidad”, precisó.
Actualmente, el único gobierno que ha reconocido que en sus oficinas se práctica el acoso sexual es el del Distrito Federal y el 31 de marzo dio a conocer un protocolo para la prevención, atención y sanción del acoso sexual en la administración pública.
Perfil del acosador
Las pruebas de las víctimas revelan que el acosador de la CNDH responde a cada una de las características analizadas por el estudio de El Colegio Jurista y las declaraciones del rector de la institución, Jorge Manrique.
Este último explicó a SEMlac que “el perfil estandarizado del acosador es que se trata de un varón mayor de 40 años, casado, con una vida familiar y sexual insatisfactoria, necesidad de autoafirmación y control; laboralmente tiene una categoría superior a la de la acosada”.
Agregó que la actitud del acosador en el trabajo se distingue por un coqueteo ofensivo y acercamiento sin motivo a la víctima. De sentirse contrariado por la respuesta de esta, adopta posturas de halago y represalias o ambas, de forma alternativa. De acuerdo con la narración de las víctimas y las pruebas -escritos y correos-, el caso responde a este perfil generalizado del machismo mexicano. Zárate Vite inició sus presiones hace casi dos años.
Las acosadas intentaron que parara primero, por la vía del diálogo. Luego, tras muchos meses, cada una cayó en cuenta que pasaban por lo mismo. Mientras lo vivieron en soledad, no sabían qué hacer; pero, al darse cuenta de la situación, enfrentaron al jefe y le pidieron que dejara de molestarlas. Pero el hombre no lo hizo. De modo que lo acusaron internamente, pero las autoridades de la CNDH analizan el caso desde hace más de dos meses.
El doctor Manrique describió que existen diversos grados de acoso sexual en el trabajo: hostigamiento leve y verbal, chistes, comentarios, conversaciones de tipo sexual, silbidos o piropos ofensivos; hostigamiento no verbal sin contacto físico, miradas lascivas, gestos obscenos, guiños de ojos, entre otros.
Las víctimas mostraron recados y grabaciones en celulares de acciones del acosador que concuerdan directamente con el estudio del Colegio Jurista, según el cual el “hostigamiento verbal grave incluye llamadas, cartas o correos no deseados, presiones para salir a tomar o cenar con intenciones eróticas y/o comportamientos similares”.
La psicóloga Delgado y la jurista Ulloa cuestionan la demora de más de dos meses sin reacción institucional. Las pruebas y denuncias también hablan de lo que señala el estudio: existe hostigamiento verbal con contacto físico no deseado, toqueteos, pellizcos, palmadas, sujetar la cintura, roces intencionados, acorralamiento; y hostigamiento físico.
Manrique dijo que la naturalización y poca atención social del fenómeno tienen que ver con que por mucho tiempo se asumió que solo labores con gran estigmatización y desprotección, como los trabajos domésticos, eran propensos al acoso sexual. “Hoy sabemos que puede ocurrirle a cualquier persona, pero se dirige más a profesiones con costumbres y horarios más atípicos, como camareros, azafatas, periodistas, actores”, refirió.
Añadió que el mayor número de acosos sexuales en el trabajo se da hacia quienes tienen una posición más frágil y en un ambiente laboral con gran predominio de hombres.
En casos de este tipo se supone, necesariamente, que el agresor está en una situación de superioridad jerárquica respecto a quien recibe la agresión. Indicó que la principal característica de esta modalidad de acoso se evidencia cuando de la aceptación o rechazo de los avances sexuales se desprende una inmediata consecuencia de tipo laboral, como les sucedió a las víctimas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Los hechos
La Ley de la CNDH publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 24 de noviembre de 2005, así como la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, difundida en el Diario Oficial de la Federación el 2 de agosto de 2006, establecen como atribuciones para la CNDH “la observancia en el monitoreo, seguimiento y evaluación de la política nacional en materia de igualdad entre mujeres y hombres”.
De acuerdo con la Constitución y las leyes reglamentarias en México, desde junio de 2011 los derechos humanos están protegidos como valores universales, donde destaca la dignidad de las mujeres. El órgano encargado de que ello se cumpla en todas las instancias gubernamentales, del Ejecutivo a los Municipios es la CNDH.
Los hechos ahora descritos se contradicen con su obligación institucional de protegerlas. Las jóvenes funcionarias presentaron denuncia ante el Órgano Interno de Control (OIC) de la CNDH por acoso sexual en contra de un alto funcionario de la institución, el 1 de febrero, y además sostuvieron una entrevista con el Primer Visitador, Luis García.
Entregaron al OIC pruebas tales como mensajes SMS, cartas y correos electrónicos redactados por su jefe y director del área en cuestión, escritos en los que, entre otras proposiciones, el servidor público expresa su interés por mantener una relación más allá de lo laboral.
Sin embargo, la CNDH no tomó ninguna medida para castigar al funcionario acusado, quien hasta el día de hoy sigue laborando en la institución.
Tras las denuncias, las funcionarias empezaron a ser víctimas de acoso laboral, pues se les excluía de actividades en las que normalmente participaban, se les exigía mayores resultados e incluso fueron revictimizadas, ya que algunos funcionarios dudaron de sus versiones, señalando que ellas podrían en efecto haber sostenido una relación amorosa con el funcionario en cuestión y que actuaban por despecho.
El OIC, a cargo de Franco Fabbri, nunca dio indicios de que la investigación avanzara, únicamente les indicaba que seguía abierta, sin plazo para que concluya. De ahí que el 10 de abril se hiciera la denuncia en la Procuraduría General de la República, a través del despacho de abogados Robles Gómez Mont y asociados.
A propósito del Día Internacional de la Mujer, celebrado el 8 de marzo, la CNDH emitió un comunicado en el que señaló que era indispensable erradicar los factores culturales de sumisión y violencia que afectan el bienestar de las mujeres, quienes siguen enfrentando dificultades para acceder a servicios educativos, de salud y oportunidades de empleo.
“La CNDH, a través de diversos programas institucionales, ha desarrollado una intensa actividad de promoción y defensa de sus derechos humanos”, indicó el organismo en esa ocasión.
La institución cuenta con un Programa de Asuntos de la Mujer y de Igualdad entre Mujeres y Hombres, que recibe quejas, crea expedientes y emite recomendaciones en caso de presentarse presuntas violaciones del principio de igualdad y/o de los derechos de la mujer por parte de una autoridad o servidores públicos.
Lean en la Independent la Carta de las trabajadoras acosadas