Hace tan solo unos días corrió por la Red la “noticia” de que Irena Sendler había muerto sin recibir el merecido premio Nobel de la Paz. Lo segundo es desgraciadamente verdad, nunca le llegó el reconocimiento internacional. Pero la percepción de que el fallecimiento se acaba de producir, cuando en realidad fue en 2008, nos da una idea de cuan injusta puede ser la Historia y la Humanidad con sus heroínas.
Irena Sendler ( Fotografia wikipedia)
Recordemos pues a esta joven polaca que sacó del gueto de Varsovia a 2.500 niñas y niños judíos destinados a la muerte por hambre, infecciones o cámara de gas. Ella no lo era, aunque por solidaridad lució muchas veces el brazalete con la estrella, y además había visto morir a su padre, contagiado de tifus por atender a quienes otros médicos habían rechazado. Sendler, luchadora contra el antisemitismo, padeció represalias políticas y marginación académica, y tras la invasión decidió evitar a cuantas criaturas pudiera un trágico destino. Al parecer actuó como enfermera y también como especialista en alcantarillado y tuberías. Y así, en su “carro de la vida”, lograría sacar a 2.500 de aquellos niños y niñas ocultas en cajas de herramientas, sacos de arpillera…y hasta ataúdes, que espantaban a los guardianes tanto como los ladridos de un perro que servía para camuflar los ruidos que pudiera hacer el humano y frágil cargamento.
Una vez fuera, familias colaboradoras o instituciones religiosas servirían de hogares supuestamente provisionales, ya que Irena anotaba todos los nombres en listas que enterraba en frascos de cristal, bajo el manzano de un vecino. Por desgracia, la reunificación familiar al final de la guerra no fue posible en la mayor parte de los casos, ya que los adultos habían sido asesinados en los campos de concentración.
La propia Sendler legó a ser detenida y salvajemente torturada, y se dice que solo el soborno de un soldado por parte de la Resistencia le permitió salir corriendo ya camino del paredón.
Ella nunca reconoció haber hecho “nada especial, sólo lo que debía. Cada niño que salvé es la justificación de mi existencia”. El estado polaco alcanzó a homenajearla, y también Israel, que la declaró Ciudadana Honoraria y Justa entre las Naciones.
Lo curioso es que quien interpretó su papel para una serie de la CBS, Anna Paquin, sí recibió un Oscar.
Sendler no tiene el Nobel. Y lo más estremecedor, al menos para quien esto suscribe, es que parece común entre aquellas gentes que tanto se jugaron (Schindler, Sanz Briz, Wallenber, Sendler) una especie de sentimiento de culpa ante la atrocidad del Holocausto :”podía haber hecho más….”
Mientras, al resto es como si nos pareciera normal que su memoria se haya perdido en lo más oscuro de los tiempos.