Feminista y laica, Tamzali, a través de su último libro, proclama una vez más su exigencia de libertad y justicia social
“Mi tierra argelina. Una mujer entre la revolución y la guerra civil” es la última obra de Wassyla Tamzali, autora entre otros de los siguientes libros: “En attendant Omar Guetlato” (1975),” Abzim” (1986) , “Une éducation algérienne, de la révolution à la décennie noire ‘(2007),” El burka como excusa “(2010) y” Una mujer indignada “(2011).
La autora estuvo en Barcelona, unos días antes de Sant Jordi, para hacer varias presentaciones del libro.
Una de las cuales fue en la Sala de actos de la Biblioteca Francesca Bonnemaison ante un buen número de personas privilegiadas que -tal y como señaló el asesor en comunicación Francesc Buixeda– pudieron disfrutar de la fuerza expresiva de esta escritora y feminista argelina en la defensa de sus argumentos y también de su transparencia emotiva cuando se refiere a episodios de la historia familiar.
Beth Galí, que acompañó a la autora en la mesa de presentación, fue una gran interlocutora gracias a la amistad y admiración mutua que mantienen desde que la arquitecta catalana accedió a compartir con Tamzali el proyecto que esta lideró: la Redes Ciudades «Las Plazzas Méditerranéennes pour les femmes et la Paix» (concurso de arquitectura abierto a mujeres). Para Galí este último libro es un testimonio personal -desde la convulsa experiencia vivida por la propia familia de la autora- de la historia reciente de su país natal, un retrato crítico que va desde la descolonización a la reislamización, pasando por la esperanza de la revolución.
Beth Gali y Francesc Buixeda coinciden en definirla como una mujer de una gran inteligencia con la capacidad de desarrollar una gran actividad. Ambos rasgos de la autora quedan sobradamente probados en su biografía de Wikimujeres *, desde el ejercicio profesional en Argel del periodismo y la abogacía en los años 60 y 70, hasta su labor internacional en la UNESCO, desde 1979, en defensa de los derechos de las mujeres, la denuncia de la prostitución y la trata y su trabajo en colectivos mediterráneos y del Maghreb en cultura, igualdad y paz … y hasta la actualidad.
Galí -que se considera privilegiada por haber podido conocer Argelia viajando con la autora- nos acerca a Tamzali a través de ideas proclamadas por esta intelectual: “La justicia de las mujeres en los países árabes es política no religión”. Para ella -nos dice-feminismo y socialismo van en un solo lote, será sólo en una sociedad socialista donde las mujeres se podran realizar y disfrutar de sus derechos. El socialismo debe dar respuesta a los problemas de las mujeres al igual que al resto de problemas sociales y a la pobreza. Por otro lado -reflexiona- es muy diferente el feminismo en Europa o Estados Unidos que en África o Asia. Y para redondearlo afirma Galí “Ella es luchadora feminista en su país y socialista en Europa”.
La arquitecta catalana, antes de entrar en materia sobre el libro, compartió una reflexión con la sala sobre lo decepcionante que es que en países como Suecia se esté produciendo una reversión, una regresión en las aspiraciones feministas y en los derechos de las mujeres.
Sobre el libro, lo pimero que quiere señalar Galí es el vínculo entre el drama argelino y la guerra española del 36-39. La obra tiene un fuerte componente autobiográfico ya que la autora es descendiente de un abuelo “cuentacuentos” argelino y de un abuelo de oficio humilde, un albañil español. “Maravillosamente bien escrito y con una viveza que te hace sentir el país”, este libro es de memorias, de historia y de viajes .. “Un poco como una confesión, marcada por la muerte de padre, una muerte terriblemente absurda”, explica Galí, y nos hace presentes los desengaños de Tamzali ante las actuaciones de los erradicateurs, de una Argelia cortada en dos, de un islamismo capaz de provocar una guerra fraticida, también sin embargo, los recuerdos de un país, de una tierra idílica.
Las preguntas clave, a juicio de Beth Galí, para entender más el país de nacimiento de la autora y que hay que formularle son: ¿Qué influencia han tenido en Argelia las revoluciones en los países árabes?; Hace tiempo explicabas- le dice- que en las ciudades de tu país, debido a la presión sobre las mujeres, te sentabas arrinconada y angustiada en las esquinas de los bares. ¿Aún te sucede esto?; ¿Y por qué volviste a Argelia cuando todo el mundo se marchaba?
“Por espíritu de contradicción!” responde impulsivamente Tamzali. Y, con seriedad dice lo importante que es para ella la relación entre feminismo y socialismo “no me interesa en absoluto una revolución donde no pueda bailar”. Ella se considera esencialmente política y para ella el feminismo es un pensamiento político que le permite tratar los temas sociales de las mujeres “las cuestiones de las mujeres son cuestiones sociales”, primero, pués, hace falta liberarse y luego ser feminista. La liberación de la mujer no se podrá entonces considerar sin combatir: el islamismo, las religiones, el nacionalismo, el racismo, la discriminación, etc.
La autora asegura que la colonización fue un freno enorme para la liberación de las mujeres en su país. Para las mujeres fue “más terrible que para los hombres ya que tuvieron que significarse mucho más en la identidad argelina. En esencia representó el cierre de las mujeres en el mundo tradicional”.
Esta argumentación lleva a Tamzali a reflexionar sobre la migración y está convencida de que su tratamiento debe ser político: “El acceso a los mismos derechos”. Afortunadamente, a su juicio, el feminismo de la igualdad ha avanzado en este sentido, a pesar que haya que reconocer al feminismo de la diferencia el sentimiento de libertad que podemos disfrutar las mujeres.
Aprovecha la autora, rememorando la vida de su abuelo albañil, masón y exiliado, como se puede ser víctima de una cultura y en cambio defenderla: “la servidumbre voluntaria”. Siguiendo el hilo aserta que el trabajo feminista es más difícil que el trabajo político ya que se debe luchar contra la cultura.
La historia familiar
Su padre fue asesinado durante la Guerra de Argelia, que ella califica de “guerra de un pueblo contra un ejército, no de un ejército contra otro ejército”. Creció en una granja que sus padres compraron a colonizadores franceses. Esta situación derivaría en la muerte absurda de su padre y la “pérdida del bienestar, de la felicidad”. De ahí esa necesidad de retorno, a través del libro, a la tierra, no desde la nostalgia sino desde un fuerte sentimiento de justicia. Pero será a través de la escritura del propio libro que podrá tomar distancia, como si viera una tragedia griega y podrá superar “este ir en la ruta de los elefantes, este reemprender el camino del retorno para morir allí”. La búsqueda del paraíso perdido, de una adolescencia melancólica que se sustentaba sobre la casa (es por eso que se hizo una casa propia). La historia de la familia es la historia del anti-derecho, contra la razón del estado.
Las revoluciones árabes
Tamzali cree que la de Túnez sí que es una revolución ya que por primera vez permite un debate político sobre el Islam y eso es fundamental. En cambio no ha ocurrido así en Egipto donde la revolución ha sido frenada, ni tampoco en otros países como Marruecos donde el debate es subterráneo.
Celebra la actitud de las mujeres en estos movimientos ya que en la revuelta de Argelia del 1998 ya se decía que “Cuando las mujeres salen a la calle es cuando se puede decir que hay una revolución”
Lo que pase en Túnez será muy importante para Argelia y otros países. En este país la gente que no ha votado islamismo sabe que ha votado y en cambio la gente que ha votado islamistas han votado contra un montón de cosas, asegura Tamzali que además está convencida de que si los partidos islamistas o radicales salafistas quieren imponer una serie de reglas sociales la gente no las aceptará.
Lo confirma con experiencias de su propia familia, recuerda por ejemplo cuando su abuela quiso convertir al islam a mujeres argelinas que vivian en Barcelona y no lo pudo conseguir o como el abuelo y la abuela no veian ninguna necesidad de que ella, su nieta, se convirtiera al islam.
Personalmente, manifiesta su inquietud ante las próximas elecciones en Argelia, ya que “en este país se ha deslegitimado la democracia, no hay formación política, hay un único diario, y sobre todo el hecho de que la educación que se está impartiendo en las escuelas se basa en valores como la obediencia y la sumisión”. La gente que ahora tiene 30 años- afirma- no tienen buena formación política y su actitud ante la vida es existencialista en el sentido consumista e individualista. Persiste también un sentimiento de culpabilización desde la liberación anticolonialista. El primer obstáculo es por lo tanto, la misma familia y la educación que refuerzan la autoridad “en cada familia hay un policía” exclama Tamzali.
La lucha por el derecho de las mujeres y contra el fundamentalismo islámico y los integristas religiosos
Se define a sí misma como atea de tradición musulmana y sostiene que el feminismo islámico no existe y que este concepto fue creado para mujeres europeas convertidas al Islam, empezando por Barcelona.
En Argelia dice “la revolución de los 70 pasó por el lado” y se necesita igualdad para poder construir un estado moderno.
Cree que el miedo de la ciudadanía europea hacia las revoluciones del sur del mediterráneo nace de la convicción de que en estos países sólo puede haber revoluciones islamistas, “no se les ocurre pensar que puede haber de otro signo”. Hay que cambiar entonces la perspectiva del norte y empezar a ver que lo que está sucediendo son intentos de contra-revolución, la contra-revolución islamista. Y saber que la población quiere libertad de prensa, libertad para las mujeres … Por eso Tamzali es optimista ya que sabe que “el islamismo es una ideología “mortífera” basada sobre la muerte, la muerte del individuo, la muerte de la cultura …”
En Europa la gente está constreñida por viejas ideologías (nacionalismos, anti-imperialismo …) y cometen errores cuando establecen lazos y amistades con islamistas. “El culturalismo es peligroso” y “el islamismo no puede ser nunca postmoderno ya que nunca ha sido moderno”, exclama Tamzali y recuerden -dice- que en Francia hace mucho tiempo que las mujeres se han liberado de la religión pero, aquí en su país no hace tanto tiempo “.
Wassyla Tamzali, esta intelectual, escritora, política que vive entre París y Argelia estará siempre dispuesta a avalar los proyectos por los derechos de las mujeres en el Mediterráneo, tal y como ha podido comprobar directamente La Independent.
* Biografia de Wikimujeres, desde el ejercicio profesional en Argel del periodismo, redactora jefa de la primera revista magrebí libre «Contact» (1970-1973) y la abogacía (1966-1977) hasta su labor internacional en la UNESCO (desde 1979) en defensa de los derechos de las mujeres, la denuncia de la prostitución y la trata. Organizadora del foro de las ONG en la Conferencia de Beijing (1991), coordinó en él las diversas actividades contra la explotacion sexual de las mujeres y la violencia contra las mujeres argelinas Durante la guerra civil. Y no ha parado … Ha sido fundadora e impulsora del colectivo Maghreb Egalité, del Centro UNESCO “Mujeres por la Paz” en los Balcanes, Directora del Programa de la UNESCO “Pour la promotion de la condition des Femmes de la Méditerranée», creadora del Foro de las Mujeres del Mediterráneo, el festival de Tesalónica” Femmes créatrices deux meros: la mer Noire et la mer Méditerranée”, la Red de Ciudades «Las Plazzas Méditerranéennes pour les femmes et la Paix» (concurso de arquitectura abierta a mujeres), e impulsora de un programa inter-universitario sobre la historia mediterránea de las mujeres “Las transversales: Historia y historias de las mujeres en el Mediterráneo”.