Escrit per Josefina Caro
OPINIÓN
Una puntualización previa: Para Victoria Sau, la elección del término violencia, en el caso de malos tratos a las mujeres, viene determinada por una política de camuflaje del problema.
El término agresividad ha sido desplazado por el de violencia, ya que la agresividad ha sido ampliamente estudiada en Psicología como un componente de la personalidad masculina, por lo que el uso del vocablo violencia en lugar del de agresividad, no se da porque sí, sino porque es una forma de eludir la autoría masculina de la violencia contra las mujeres. La adopción de un término u otro tiene un sentido social y político. Además, el término agresividad tiene otras connotaciones de fuerza e incluye la intención de hacer daño. Del análisis de estos dos términos, concluye que “lo que importa es que para ejercer violencia es necesaria una alta tasa de agresividad, y que este rasgo de la personalidad humana ha sido exhaustivamente estudiado por la Psicología.”
Ya en 1986, Victoria aseveraba lo que hoy nos parece obvio, que no se puede analizar la fenomenología de la violencia contra las mujeres sin atender a la violencia estructural (patriarcal) que le proporciona un marco de referencia a seguir.Tal marco referencial la hace posible ya que origina, propicia y sostiene los diferentes malos tratos colectivos que han recibido las mujeres: la distribución de las mujeres entre los hombres, la carencia de nombre social, la enajenación del propio cuerpo, la negación de la maternidad social, la institución de la prostitución, la división sexual del trabajo.
De acuerdo con Victoria Sau, los malos tratos a las mujeres son estructurales e institucionalizados, forman parte del orden patriarcal y de ellos se derivan los malos tratos individuales. A la vez, la violencia estructural(patriarcal) contra las mujeres se manifiesta en diferentes ámbitos: familiar (hacia la pareja, las hijas, las abuelas, otras mujeres de la familia); laboral, tanto en las relaciones formales (contratos de trabajo, sueldo, promoción profesional) como en las relaciones personales (acoso sexual de los jefes, compañeros, clientes); enlos medios de comunicación (publicidad, noticias, cine, artículos); en el comercio sexual (prostitución, pornografía); en delitos (violación, abuso sexual).En sus palabras:”los malos tratos individuales son la manifestación particular y diversificada de la ofensa que supone la organización patriarcal de la sociedad.”
Tipifica los malos tratos individuales a las mujeres, de acuerdo con unas características comunes o indicadores:
Son infligidos exclusivamente al sexo femenino.
No son un medio para conseguir un fin, sino un fin en si mismos.
Son unidireccionales, del hombre a la mujer.
Están implícitamente legitimados.
El maltrato que sufre la mujer por parte de su pareja tiene unas características especiales que le hacen diferente de otros, tales como el maltrato a la infancia o a los ancianos. La característica primordial en dicho tipo de maltrato, no es si ésta se da en el ámbito doméstico o en el ámbito público, sino la relación afectiva y sexual que se da entre la mujer maltratada y el hombre que la maltrata. Se trata de un patrón de conductas abusivas que incluye un amplio rango de maltrato físico, psíquico y sexual; es unidireccional (del hombre hacia la mujer) y su objetivo es el control de la mujer. Victoria Sau subraya que el control es una forma de agresión, por lo cual, el fin es la agresión en sí misma.
En la descripción del síndrome de la mujer maltratadaelaborado por Victoria Sauen 1986, compara los malos tratos a los niños y los malos tratos a las mujeres, partiendo de la afirmación de que los niños y niñas son maltratados porque hay mujeres y madres maltratadas. Sin embargo, así como el síndrome del niño maltratado fue acuñado en 1961 y ocupa la atención de los profesionales de manera que permite un diagnóstico y un tratamiento, no ha ocurrido lo mismo con el síndrome de la mujer maltratada, puesto que esta situación que sufren algunas mujeres ha permanecido invisible hasta hace muy poco. Tal desfase en el tiempo se explica “fundamentalmente porque la preocupación por la infancia ha servido de pantalla para disimular el fondo de la cuestión: el problema de la mujer”.
Describe el síndrome de la mujer maltratada como un espacio en el que interactúan tres factores psicológicos diferentes:
Aprendizaje socio-familiar de los malos tratos.
Bloqueo cognitivo-emocional por estar sumida la mujer en una falsa ilusión de alternativas.
Autodesvalorización y sentimiento de culpa.
En relación a los efectos paradójicos que producen las relaciones de dominación/subordinación, Victoria afirma que la exclusión de las mujeres del contrato social origina, y a la vez mantiene, las relaciones de poder del sexo masculino sobre el femenino, siendo la asimetría de poderla estructura propiciadora de la violencia de la violencia machista.
Bibliografia
SAU, Victoria (2000b). Reflexiones feministas para principios de siglo. Madrid: Horas y Horas.
SAU, Victoria (2001). Diccionario ideológico feminista. Vol. II. Barcelona: Editorial Icaria. pag.283
SAU, Victoria (1986). Ser mujer: el fin de una imagen tradicional. Barcelona: Editorial Icaria.
SAU, Victoria (1998). De la violencia estructural a los micromachismos. Vicenç Fiças (ed.), El sexo de la violencia. Género y cultura de la violencia. Editorial Icaria, págs. 165-174. Barcelona.
SAU, Victoria (1986). O.C. pag.116