domingo 28 abril 2024

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Anatomía de una intervención. Rubiales en la Federación


A veces se tiene la oportunidad de ver en directo la erupción de un volcán, el desbordamiento de un río, una gran nevada, una tormenta desatada… El pasado 25 de agosto en la intervención de Luis Rubiales en la asamblea de «su» dócil y bien paniaguada Federación pudo verse qué es el patriarcado y, con pelos y señales, cómo opera el machismo; la violencia que comportan. Todas sus tácticas y estrategias.

  1. Huevos

La explicación del manoseo por parte del depredador Luis Rubiales es que Jorge Vilda le dedicó la victoria y él le devolvió el gesto.

Me emocioné muchísimo, mucho, hasta el punto de perder el control y llevarme las manos ahí en el momento en el que, nada más ganar el Mundial, tu primera reacción, fue girarte al palco y dedicármelo. Me hiciste así [mueve los brazos] señalando al palco varias veces. Yo también te dije: no, no, tú, tú, tú. Y en ese momento te hice esa señal de ‘ole tus huevos’, con perdón.

Compungido sobre todo por la reina y la infanta, por la Casa Real. Lo siente también por «todo aquel que se haya sentido ofendido», no por «todo aquel a quien ha ofendido». Tal como lo formula, parece que ofenderse dependa de un capricho. Luego afirmó que había estado en infinidad de actos y de palcos y nunca se había comportado así. Menos mal.

Once jugadoras en el campo, sin ninguna necesidad de este órgano para marcar goles ni proclamarse campeonas, y dos hombres fuera del campo dedicándose el uno al otro esta victoria ajena, apropiándosela.

La alusión a los huevos remite a Miguel de Unamuno. En efecto, en una carta al poeta Joan Maragall proclamaba «estas gentes tienen un cerebro cojonudo. Quiero decir que en la mollera en vez de sesos tienen testículos». Y quizás, añadiría yo, los testículos de pasta de seso; pero como soy una falsa feminista, no me lo tengan en cuenta.

  1. La agresión (dejemos de denominarla «beso»)

El acosador primero la justifica diciendo literalmente que fue un acto espontáneo, mutuo, eufórico y consentido (en treinta minutos de parlamento dijo «consentido» no menos de cinco veces).

Pasa al ataque —en eso tiene mucha maña— y culpabiliza de forma repugnante y vomitiva a la víctima.

En el momento en el que apareció Jenni [Hermoso], ella me levantó a mí del suelo. Me cogió por las caderas, por las piernas. No recuerdo bien. Me levantó del suelo, que casi nos caemos, y al dejarme en el suelo nos abrazamos. Ella fue la que me subió en brazos y me acercó a su cuerpo. Nos abrazamos. […] Y yo le dije: «¿Un piquito?». Y ella me dijo: «Vale». Fue el piquito durante todo este proceso, con varios manotazos en mi costado y despidiéndose con un último manotazo en el costado y yéndose riéndose.

Es todo un clásico en las agresiones y el maltrato a las mujeres, denunciado por el falso feminismo una y otra vez. Es decir, la jugadora, lúbrica y provocadora, la muy guarra, fue a por él, la víctima fue él, fue él, el pobre agredido (no sé cómo su virilidad lo soporta).

Debe tener telepatía porque en las imágenes no parece que hable mucho. En la comparecencia se le escapó una alusión a las dos manos (de él) que «paralizaron» [sic] la cabeza de la jugadora, echen un vistazo a la foto. Acostumbrado al VAR, debe creer (en el más puro estilo Trump) que es posible alterar lo que tienes ante los ojos, lo que salta a la vista, lo que ve todo el mundo. Si una inequívoca agresión filmada como esta puede ser manipulada y negada, ¿qué pasará con las de las agredidas que no puedan mostrar una grabación? La Federación, en el más puro estilo mafioso, ayuda a Rubiales en esta tergiversación. Otro clásico.

Decir que Hermoso fue quien propinó los «manotazos» es puro delirio y proyección. Miren el vídeo, por favor. Luego añadió:

Yo tengo una gran relación con todas las jugadoras, con todos los miembros de la expedición. Hemos sido una familia durante más de un mes. Y tuvimos momentos cariñosísimos en esta concentración.

¿Un superior jerárquico, familia?, ¿momentos «cariñosísimos»? Pone los pelos de punta.

  1. Instrumentalización de las hijas

Pero cuando literalmente se te encogen las uñas de los pies es cuando se coteja con lo que había dicho un poco antes del agresivo morreo.

El deseo que podía tener en ese beso era exactamente el mismo que podría tener dándole un beso a una de mis hijas, ni más ni menos. Por lo tanto, no hay deseo y no hay posición de dominio.

¿En qué quedamos, le provocó ella ahíta de lascivia o él le dio un beso angelical? ¿Las violaciones son deseo o pura estrategia de poder y dominio? ¿Si no hay deseo, no hay agresión o violación? Al margen de la disparatada causa-efecto, posición de dominio en la relación entre una subordinada y su jefe la hay siempre. Punto.

El abusador manipuló a sus tres hijas, menores de edad, y las mandó a la sesión. Por un lado, para demostrar que si tiene hijas (madre, tías, hermanas, etc.) no puede ser machista; una argucia más vieja que la tos desmentida sistemáticamente, ¡ojalá! Por otro:

Hija mía, no llores. Tienes que estar tranquila, contenta, sabes, y orgullosa de quién es tu padre. Tienes que estar orgullosa de quién es tu padre. […] Hijas, aprendedlo, es una lección de vida, vosotras sois feministas de verdad, no el falso feminismo que hay por ahí.

Como método educativo dista mucho, pero mucho, de cualquier escuela activa. ¿Detenta ese hombre la patria potestad de las hijas?

  1. Feminismo y lengua

Hay que agradecer que el agresor nos impartiera una lección sobre qué es el feminismo y la igualdad. Me tranquilizó: constaté, en efecto, que soy una falsa feminista.

Como los que están rindiendo pleitesía al falso feminismo, que es una gran lacra en este país.

El uso de la palabra «lacra» es intencionado y consciente. Es frecuente, aunque inexacto, decir que los malos tratos son una lacra. Rubiales, al usar el mismo término para referirse tanto al feminismo como a los asesinatos o a las agresiones machistas, las equipara.

Me enterneció ver que el asaltante (está en todo) hacía una ridícula y académica mención al poder abarcador del masculino plural. No le voy a dedicar ni un segundo, sólo quiero hacer notar, de un lado, la importancia de la lengua, su gran valor simbólico y, del otro, que ni él mismo ve claro ese uso del masculino.

Creo que ha sido el día más feliz de mis cinco años y pico de mandato, cuando pitó el final la colegiada y nos proclamamos campeones del mundo de fútbol femenino, campeonas del mundo.

Si el masculino todo lo puede, ¿por qué termina con ese «campeonas del mundo»?

Se indignó porque una serie de políticas se referían a su abuso con los términos «vejar», «violencia sexual», «agresión»… Con las palabras justas.

  1. Victimización

Otro tópico del culpable: victimizarse a todos los niveles. Aquí van unos pocos. Primero:

Se está ejecutando un asesinato social. A mí se me está tratando de matar. / Hemos sufrido mucho. Hemos pasado por mucho. Hemos tragado mucho. / La emoción era grande y todo lo que habíamos pasado también, habíamos sufrido mucho. / Hemos pasado mucho, Jorge, mucho, este último año.

Pura proyección. ¿Quién ha sufrido, tragado? ¿A quiénes han tratado de «matar»? Por cierto, tiene una especie de obsesión con la muerte. A raíz del escándalo millonario de la mano de Gerard Piqué de trasladar la Supercopa de España a Arabia Saudí (según él, gracias a ello las mujeres tienen aseos en el campo, otra cosa es que puedan ir a usarlos), dijo inquietantemente.

Esto es una mafia. No creo que llegue al punto de que me veáis muerto en una cuneta con un tiro en la nuca, pero me siento violado en mis derechos.

Después es también presunta víctima de unas malvadas políticas, el malhechor dice que las llevará a los tribunales.

A estas personas que han dicho esto de mí [«vejar», «violencia sexual», «agresión»…], que me han acusado, que están tratando de asesinarme públicamente: me voy a defender. Me voy a defender como cualquier español donde se tiene que defender: en los juzgados. Voy a ejercer acciones contra estas personas.

Es muy ducho en ir a los juzgados, no solo por las denuncias que pone él, por ejemplo a la periodista Danae Boronat por mancillar su honor, sino también por las que interponen contra él. Tiene varias. Para un amante de la familia, debe ser un sufrimiento espantoso que un tío suyo, Juan Rubiales, le denunciara a la Fiscalía Anticorrupción por montar en agosto de 2022 una «fiesta con 8 o 10 chicas jóvenes», pagada con dinero de la Federación, en un lujoso chalet de Salobreña (Granada). Cuatro meses después, Rubiales y los demás directivos de la fiestorra comunicaron a la jueza del caso el reintegro de los gastos.

  1. Lluvia de millones

Para personas como yo, alejadas de cualquier federación, fue sorprendente que Rubiales se descolgara subiendo el sueldo en vivo y en directo (no en diferido) a Vilda y a otros cargos.

Por eso quiero hacer un anuncio aquí que tú no sabes. Y perdónaLluvia de millonesme, Jorge. He activado los mecanismos para que Andreu, comienzo una negociación contigo en la que te invito a que te quedes con nosotros los próximos cuatro años cobrando medio millón de euros al año. Te lo mereces.

Y quiero decir otra cosa. Había gente que ha dicho por ahí que cobraba medio millón. No lo voy a decir. 170.000 euros, o 160, 180. No sé lo que cobraba Jorge. Eso sí, si dejaras de ser director deportivo me gustaría que la directora deportiva fuera Montse. Salvo que quiera seguir siendo segunda entrenadora, pero creo que Montse ha hecho un gran papel y se merece también un buen contrato. Oye, yo no veo incompatibilidad en que sea directora deportiva y segunda entrenadora.

Supongo que Montse es Montse Tomé (que ya al día siguiente tuvo la decencia de dimitir junto a otras diez personas del equipo técnico de Vilda). Dimitir debe ser un verbo ruso sobre todo para los hombres, puesto que, pese a las pocas trabajadoras de la Federación, de estas once dimisiones, cuatro son de mujeres; un porcentaje elevadísimo. Vilda, que durante la esperpéntica intervención de Rubiales, le aplaudía servilmente y con ganas, al día siguiente, en vez de dimitir, calificó con benevolencia el comportamiento de Rubiales sólo de «impropio».

500.000 € al año puede parecer una cantidad indecente. Más obsceno es lo que cobra (a la baja) el agresor: 675.000 € anuales + 3.000 € mensuales de ayuda a la vivienda + 250.000 € por ejercicio pagado por la UEFA + un porcentaje por cada contrato de la federación.

Exijo que se sepa qué cobran las jugadoras.

  1. El milhombres

Hay momentos en que mezcla victimizarse y sacar pecho por sus hazañas como presidente de la Federación.

¿Pero creen ustedes que eso es para sufrir la cacería que estoy sufriendo? ¿Sinceramente lo creen? Otra cosa es lo que uno tenga que decir públicamente. ¿Pero ustedes creen que es para esta cacería? ¿Para que pidan mi dimisión? ¿Es tan grave como para que yo me vaya habiendo hecho la mejor gestión de la historia del fútbol español? ¿Ustedes creen que tengo que dimitir? Pues les voy a decir algo. No voy a dimitir. No voy a dimitir. No voy a dimitir. No voy a dimitir. No voy a dimitir.

Por un lado, se adscribe al síndrome de Pablo Picasso y de tantos otros «grandes hombres». ¿No se puede permitir una transgresión un hombre que tanto y tanto ha hecho por, en este caso, el fútbol? ¿Tanta importancia tiene? ¿No lo compensa? ¿Importa su vida privada?

El entrenador Luis Enrique y otros muchos personajes, clubs (¡qué papelón, el del Barça!) e instituciones se han apuntado a este carro. Triste, lamentable y putrefacto.

Por otro lado, cinco veces cinco, repite que dimitirá. No podía mostrar más claramente su impotencia e inseguridad. Debió de ver difícil poder seguir amorrándose al cargo; si no, con decirlo una vez, bastaba.

Al margen de estos siete puntos, hay otros detalles estremecedores.

La gente de bien sabe perfectamente que no hay nada más. / Estamos bajo, en algunos casos, una situación de falta de libertad total. / Mi otra pasión aparte de mi familia y el fútbol es mi país. Amo a mi país. Me duele mi país.

La misma «gente de bien» a quien siempre apela la derecha y la extrema derecha. Como en el caso de «lacra», la elección no es inocente: quien hace lo que quiere y dice que no tiene «libertad», suele ser gente peligrosa. Cuando oigo a alguien decir: «Amo a mí país. Me duele mi país», echo a correr.

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