Este año se ha conmemorado el 50 aniversario de la muerte de la doctora Amparo Poch y Gascón (1.902-1.968).
Se le han dedicado numerosos actos en Barcelona, patrocinados por el Institut Catalá de les Dones, estando implicadas activamente en la conmemoración numerosas en entidades, como el Museo de Historia de Catalunya, Memorial Democràtic, Sindicat de Metges de Catalunya, los sindicatos CGT, CNT y CSC, el Col·legi Oficial de Metges de Catalunya, Dones i Drets de la UAB, Biblioteques de Catalunya y de Barcelona, Asociación Amparo Poch, Amical de Ravensbrück, Ass. Grup d´Historia de les Dones de Fent Historia, CRAI Pavelló de la República, y las Fundaciones Salvador Seguí y Anselmo Lorenzo.
Ha sido la Comisaria del año Amparo Poch, la escritora e historiadora anarquista Antonina Rodrigo.
Se han realizado una serie de actividades a lo largo del año: celebrado mesas redondas, para profundizar en la figura de Poch, en su tarea en favor de la salud sexual y reproductiva de las mujeres y en el anarcofeminismo. Una exposición itinerante, conferencias y visitas guiadas, video divulgativo, espectáculo teatralizado sobre su vida y campaña en las redes sociales, divulgando frases de su obra, para dar a conocer su pensamiento.
Antonina Rodrigo.
En el último acto de homenaje, en el precioso edificio, sede de la Real Academia de Medicina, de Barcelona, dijo de ella Antonina Rodrigo que “constituye un acto de justicia el enaltecer la memoria de los hombres y mujeres que han enriquecido el patrimonio cívico, intelectual y científico de un país. Que en el cincuentenario del fallecimiento de la Dra. Poch hay que recordar que no se alteró en circunstancia alguna el temple de su lucha humanista en el campo de la sanidad, la pedagogía, el periodismo, desde un compromiso social y pedagógico”.
“Amparo Poch nació en una familia humilde. Estudió magisterio para obedecer a su padre, que consideraba que la medicina era cosa de hombres. Luego estudió medicina, su pasión, y en su Zaragoza natal, en 1.929, a los 26 años, recibía el Premio Extraordinario de Licenciatura de la Facultad de Medicina, tras conseguir matrícula de honor en las 28 asignaturas de la carrera, frente a los cinco compañeros de su promoción. Su primera iniciativa fue la de abrir un consultorio para obreras y niños, en tiempos en que no estaba socializada la medicina”.
En 1932 escribe y publica “La Vida Sexual de la Mujer” y también es la autora de “Elogio del amor libre”, donde expresó sus ideas feministas y ecologistas.
En 1.934 se traslada a Madrid y abre una clínica para mujeres y niños. Y pasa consulta en la Mútua de Médicos de la CNT.
“El periodismo fue inherente a la vida de Amparo Poch, desde muy joven. Sus colaboraciones le permitieron divulgar el feminismo e informar a la mujer obrera en temas esenciales como la educación sexual, la contracepción, la puericultura y la higiene, encaminadas a desterrar la ignorancia en temas esenciales, considerados pecaminosos en la época”.
Fue cofundadora de la revista MUJERES LIBRES, “que conquistara logros básicos para el progreso de la mujer de la época”. También fundó el Grupo Cultural Femenino de Barcelona y el Grupo Ogino, que dio a conocer este sistema anticonceptivo.
“Fue una mujer de PAZ”, como presidenta de la Liga Española de Refractarios a la guerra, Sociedad Internacional de Objetores de Conciencia. En Valencia fue nombrada Directora de Asistencia Social, con Federica Montseny como Ministra de Sanidad, cargo para el que Amparo había sido propuesta con anterioridad. Formó parte de la Junta de Protección de Huérfanos de los Defensores de la República y de la Junta Delegada de Defensa de Madrid, responsable de las primeras expediciones de niñas y niños evacuados al extranjero.
Como Directora del Casal de la Dona Treballadora, (1.937) defendió el derecho de la mujer a la instrucción y al cultivo de su inteligencia, capacitándola para su autonomía e independencia.
Amparo Poch, ante el compromiso moral de todo proceso transformador, luchó en la guerra civil de la única manera que una mujer pacifista podía hacerlo, evacuando niños y niñas y en las trincheras de los hospitales y de los quirófanos, salvando vidas humanas.
En 1.939 salió al exilio, donde prosiguió su labor, clandestinamente, al no poder ejercer como médica. Hasta finalizar la segunda guerra mundial vivirá las penurias de los exiliados españoles, dibujando pañuelos para un gran almacén, en Nimes. Tras la liberación de Francia, en 1.944, trabaja en Toulouse, en el dispensario del Hospital de Varsovia, en el que atiende a guerrilleros españoles heridos. Más tarde ejercerá en el dispensario de la Cruz Roja Española.
Su tarea humanitaria le hizo merecer un título popular, concedido por sus pacientes, de “angel de la guarda de los refugiados españoles”.
Amparo Poch murió en el exilio, en Toulouse, porque sus hermanas, mujeres muy reaccionarias y beatas, se negaron a acogerla cuando ella, enferma de cáncer, les pidió volver a casa.
Assitents a l’acte.